La nave se desplazaba a gran velocidad por el páramo, se deslizaba sobre el suelo dejando una estela de polvo.
-¿Que piensas de esos sujetos? Exclamo Galván.
-No sabría cómo responder a eso, parecían una banda común de ladrones, pero había algo más, lo que él dijo, se ha quedado merodeado en mi cabeza.
-¿Sobre Seibat?
-No, después de lo que paso en Lindyr ya no me sorprende lo que pueda hacer el imperio por medio de los Hunter o por medio de los Blancos.
-¿Entonces?
-Las minas, parece que esos hombres buscaban esclavos.
-¿Esclavos Humanos?
-Si, también me pareció extraño, pero si lo piensas, por estas tierras no aparecen más que espectros, y semi-humanos de clase baja, los gnomos no podrían trabajar en una mina de Histadium.
-Por aquí no hay minas de Histadium, y llevar a humanos esclavos hasta las minas se absurdo.
-Si, también lo pese, pero recordé algo. Por estas tierras habían minas de plata, propiedad de la Wiss Terra company. Hace 14 años se formo una revuelta por estas minas, en un principio los lugareños se encargaban de extraer mineral aquí, pero luego el imperio le vendió los derecho minero a la WTC, algo que molesto a los locales, tras 9 meses de lucha el imperio tomo cartas en el asunto, guardia imperial se inmiscuyo, luego de que todo se solucionará el imperio ordeno el cierre de las minas, pero luego de eso se formo un batallón de Blancos, liderado por Sir Gottfried, incluso han enviado inquisidores.
-¿Por qué enviar a un inquisidor a un sitio que se supone no está en guerra o tiene recursos que proteger?
-Porque si hay algo que proteger, y en lo personal me gustaría ir a verlo de cerca.
-¿Y qué hacemos con la niña? ¿Quieres llevarla contigo las minas?
Antes de que Cedric pudiera responder, una flecha se clavó a un costado de la nave, tenía un cilindro de bambú y lo que parecía ser una mecha. Cedric la tomo con su mano izquierda mientras con la derecha tomaba el volante.
-¡Una flecha bomba! ¡Arrójala!
Cedric la arrojo lo mas lejos que pudo y dos segundos después exploto.
-Cúbrete, exclamo Cedric, tres flechas mas se clavaron en la nave.
-Mierda, exclamo Galván.
Cedric redujo los mas que pudo la velocidad.
-Salta.
Los dos hombres saltaron y se alejaron lo más que pudieron, la onda expansiva de lo explosión casi los hace perder el equilibrio.
-Señores, están rodeados y tenemos más flechas explosivas, les recomiendo que se rindan.
Cedric y Galván no sabían exactamente de donde provenía la voz.
-¿Ah si?, Pues nosotros llevamos una bebe con nosotros, así que nos rendimos.
poco a poco fueron emergiendo decenas de hombres de la tierra, llevaban ropa sucia, algunos elevaban nubes de polvo al sacudirse, todos llevaban trapos que cubrían su rostro. Uno de ellos se acercó, miro a Galván y la bebe que tenía en sus brazos, luego miro a Cedric y bajo luego su vista a las dos espadas que llevaban.
-¿Ahora los hombres de Gottfried roban bebes?
-Dos errores, el primero, no robamos a Elizabeth, y el segundo, no trabajamos para ese anciano.
-¿Ah si? Entonces ¿por que viajan en uno de los vehículos de los hombres de Gottfried?
-Lo encontramos... en un pueblo al oeste.
-¿Y estaba abandonado que lo tomaron así como así?
-La verdad no, pero sus anteriores dueños no lo necesitaran.
-Eso es seguro añadió Galván, ese sujeto ya no puede tomar el volante con sus manos, o manos para tomar un volante.
Galván y Cedric soltaron una carcajada, solo ellos entendían el chiste.
-Entonces ¿ustedes mataron a los hombres Gottfried?
-Te lo diré si respondes una pregunta.
-Está bien.
-¿Quién eres?
El hombre se quito el trapo de la cara.
-Soy Johann Stewart, capitán del quinto frente del ejército rebelde.
-Vaya... esto si es una sorpresa exclamo Galván.
-¿Qué paso en aquel pueblo?
El llanto de la bebe interrumpió la charla.
-Oye crees que podemos tener esta charla en otro sitio.
Está bien.
****
-Ya veo, exclamo Johann, pero me sorprende que hayan podido unir todos los cabos tan fácilmente.
-La verdad fue obra de Cedric.
-Mi padre estuvo aquí con la guardia imperial, me contaba historias, fue solo suerte.
-Ya veo, exclamo Johann, y exactamente ¿a que se dedican ustedes dos?
-Galván es herrero, yo soy maestro esgrimista, nos dirigíamos al este cuando nos topamos con ese pueblo.
-Ya veo, y ¿A que van al este?
-Buscamos una mejor vida, y más tranquila, la guardia real no deja de intentar reclutarme.
-Estas algo viejo para ser soldado, generalmente los reclutan antes de los 23 y tu tienes cuantos ¿30?
-27, y la razón por la cual quieren reclutarme es que como dije, soy maestro de esgrima, dicen que me enviaran a la capital como instructor quizás como guardia de alguna casa noble, pero yo no me lo creo.
-Ya veo, y tu amigo el herrero.
-Yo soy maestro herrero Zeus. Asi que me pasa algo similar a Cedric, tenemos la idea de que si vamos al este, donde nadie nos conozca, o a nuestras habilidades.
-Tendrán una vida tranquila, ya veo, es cierto que no hay muchas personas que sepan fabricar Ammuts, ¿Dónde aprendiste?
-Mi padre, quien aprendió de su padre, que fue instruido por su padre, a quien le enseño su padre, y así ha sido por 15 generaciones.
-Ya veo, ya veo. Oigan ustedes dos, les propongo un trato, el ejército rebelde los llevara al este si nos ayudan en nuestra próxima batalla, en 4 días tomaremos las minas, ¿pueden darnos una mano?
-Si este es todo tu ejército, dudo que puedas ganar esta batalla, además, parece que los soldados de Gottfried tienen Ammuts, le quite esta uno de os hombres esta mañana.
-Si bueno, lamento informarte que los de esta mañana no era soldados, Gottfried tiene a muchos bandidos, exiliado y cazar recompensas bajo sus ordenes, el jamás envía a los soldados a hacer su trabajo sucio.
-Eso tiene sentido, el imperio no puede darse el lujo de mostrarse demasiado despiadado frente al pueblo, o se podrían unir a los rebeldes,
-O peor, a los revolucionarios, exclamo Galván.
-Cierto, y por lo de las Ammuts, no te preocupes, nosotros también tenemos. ¿Por cierto puedo quedarme con esa?
-Lo siento, esa es mía, dijo Galván.
-Creí que eras herrero.
-Lo soy, pero también sé cómo usar un arma.
-Pues bien, si la usaras para ayudarnos no le veo problema. Y sobre mi ejercito, estate tranquilo, aquí solo hay un 45% de mis hombres y el sexto frente también enviara una delegación.
-En ese caso, creo que podremos ayudarte, Johan Stewart.

ESTÁS LEYENDO
Soul Hunter
General FictionEn un futuro lejano, tres extraños acontecimientos conocidos como las trompetas del apocalipsis cambian radicalmente el planeta tierra, y también el estilo de vida de los humanos, quienes ahora comparte su mundo con criaturas de otros mundos. En e...