ACTO 5: Cara A Cara. Gelinger VS Seibat

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-Oye, grito Johann, por aquí.

El hombre que acababa de caer se acercó corriendo lo más rápido que pudo.

-¿Cómo están las cosas por allá? Pregunto Johann.

-Todo va según lo previsto.

-No del todo exclamo Edgar, no esperábamos que los mercenarios estuvieran esperado en las casas.

-Cierto, pero es más raro el hecho de que sigan esperando. Añadió Cedric.

-¿Y Valentine?

-Esta abajo.

-Bien, ya casi es hora, debemos movernos.

-Oye hombre bestia, voy a necesitar mi arma cuando llegamos a las puertas.

-Está bien.

Los hombres siguieron su camino lo más rápido que pudieron.

-Oye Galván, una vez lleguemos a las puertas vas a tener que buscar otra arma.

-¿Por qué lo dices?

-No podemos permitir que Seibat vea a Imyr, de otro modo tus mascaras habrán sido inútiles.

*****

Seibat observaba fijamente a los hombres que se infiltraba en las casas, no podía apartar la mirada de los dos enmascarados.

-Señor el segundo grupo se acercan a la casa del comisario.

-Bien, una vez lleguen de la señal. ¿Ya están listos los acorazados?

-Sí señor.

-Bien, cuando el primer grupo llegue a las puertas quiero que salten, también preparen los cañones de la torre 1 lo más rápido que puedan.

-Johann, ¿Quién es Valentine? Pregunto Cedric mientras luchaba contra los mercenarios

-Es el comandante de la sexta división.

-Oh, pensaba que el ejército rebelde solo tenía 5 divisiones. Intervino Galván.

-En realidad son 8.

-La veo, exclamo Eustas.

-Enano¡¡¡ exclamo Galván, no pensé que llegaras vivo tan lejos.

-¿De que hablas cabeza de tronco?, Yo Eustas Axeman reclamare la cabeza de ese tal Seibat.

De la parte alta de la puerta del castillo cayeron varios objetos redondos.

-¿Qué es eso? Exclamo Eustas.

-¡Granada antichoque! Grito Galván al tiempo que saltaba para empujar a Eugie, las granadas explotaron detrás de él, uno de los hombres de Johann salió volando por la onda expansiva que creo rápidamente una burbuja verde. Varios hombres de armadura saltaron sobre las burbujas, 12 en total.

-Bien soldados, no dejen a nadie con vida, exclamo uno de ellos.

-Menuda coraza, exclamo Edgar al ver la enorme armadura que cargaba los soldados.

Galván se puso de pie rápidamente y tomo su arma, la meneo de un lado a otro tomado impulso para su ataque y cargo contra uno de los soldados, quien detuvo el ataque con sus manos, sujetando el filo del hacha.

-Madre mía, esto no me gusta, exclamo Galván.

-Galván, exclamo Edgar, creo que es hora de que me devuelvas mi arma.

-Concuerdo, agrego Cedric.

Galván se movió rápidamente y arrojo el hacha a las manos de Edgar quien le arrojo la espada que tenía en las manos, aun en su funda, Galván rápidamente giro para detener el ataque de uno de los acorazados, Cedric salto a la espalda de este y se puso de pie sobre sus hombros, clavo la espada por una pequeña abertura en la armadura.

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