ACTO 3: Familia

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Cedric deambulaba por el campamento, movía su cabeza de un lado a otro buscando a Johann.

-Oye, Eustas, ¿has visto a tu inútil comandante?

Un joven de unos 17 años conbraceras azules giro para ver quien le hablaba.

-Más respeto forastero, si quisiera te partiría en dos con mi espada.

-¿Quieres intentarlo?

-Déjalo Cedric, no vale la pena machar tu espada con la sangre de un limpia botas.

-Galván, ¿Dónde está Elizabeth?

-Ah si, la mujer de Johann la está cuidando, parece que se ha encariñado con ella.

-Oigan ustedes dos, hay una cosa que siempre me e preguntado, dijo Eugene con una sonrisa torcida. ¿Quién de ustedes es la madre de la bebe?

-Galván... desde luego.

-¡Que dices maldito!

-Lo sabía, solo quería estar seguro.

-¿Qué quieres decir maldito mocoso lame botas?

-Es que para ser herrero eres algo femenino.

-Maldito enano, espero que tu habilidad con la espada sea tan buena como tu habilidad de hacerme enojar.

Cedric se alejó dejado a los dos hombres discutiendo

*****

-Johann, voy a entrar.

-Sí, no hay problema.

En el interior de la carpa había cajas desperdigadas por todos lados y muchas cortinas que a Cedric le parecían un lujo en un campamento rebelde.

-Señor cedric, exclamo una mujer que sostenía e los brazos a Elizabeth, a su lado, Johann tenían en brazos otro bebe.

-Valla, esto es un tanto incomodo, exclamo Cedric.

-No te preocupes por eso, contesto Johann, la verdad es un poco gratificante que Hans pueda hacer una amiga en un sitio como este.

-Si, bueno, la verdad me gustaría hablar contigo a solas, si es que no te molesta Katalina

-Está bien, deja a Hans en la cama Johann.

El hombre dejo al niño sobre la cama, acto seguido la mujer bajo a la niña de sus brazos para que jugaran en la cama mientras Johann y Cedric salian dela carpa.

-Y bien, ¿Qué me querías decir?

-La verdad estoy un poco intranquilo Johann, llevaos ya tres días aquí y no he visto que llegue nadie más, además, no nos has explicado exactamente qué quieres que hagamos.

-Esta bien, primero que todo no te preocupes, ya todos los hombres que participaran esta batalla están en sus posiciones, con respecto a ustedes dos, me gustaría que apoyaran a la avanzada principal, trabajaran bajo mis órdenes, y nada más.

-¿Sabes que dos soldados mas no hacen mucha diferencia en una guerra? ¿Verdad?

-Puede ser cierto, pero si esos hombres son tan habilidosos como para salir ilesos de una pelea contra Austin y su gente, deben ser muy buenos.

-¿Austin?

-¿No te lo dije? El anterior dueño de la espada de Galván era un hombre llamado Austin, mis hombres tenían la orden de huir si se encontraban con el e iban en un grupo inferior a 15, aunque un día el solo masacro a 17 de mis hombres, ¿eso te da una idea de por qué te quiero aquí?

Soul HunterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora