Capítulo 06. │ AGAIN

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Las agotadoras horas dentro de la escuela terminan sin grandes novedades y el atardecer del ajetreado miércoles no se hace de esperar.

Como cualquier otro día bajo el cielo anaranjado, Sasaki Hina camina por las calles tras haberse despedido de su novio hace unos cuantos semáforos atrás.

Todavía le falta recorrer un par de cuadras para llegar a su apartamento cuando, a la distancia, sus ojos divisan a una bicicleta estacionada a un costado de la banqueta por donde transita, mismo medio de transporte que está conectado a un peculiar carro en la parte trasera.

Sus pisadas se detienen. Y antes de poder pensar quiénes son las únicas personas conocidas que se movilizan en tan extraño vehículo, diez metros más allá de donde está parada ve salir a un inconfundible cabello verde junto a una inquieta cabeza azabache de la librería donde ella también suele ser una clienta frecuente.

Sus párpados se abren más de lo normal, su sonrisa se acentúa en menos de un segundo e inmediatamente, sus piernas parten y aceleran para acortar la lejanía que existe entre su persona y los dos miembros del club de baloncesto en Shūtoku.

Sus pasos apresurados llegan a los oídos de Takao y Midorima, quienes se detienen ante el sonido próximo, giran la mirada en busca del origen y se encuentran con cierta chica de largo cabello rubio que se dirige rápidamente hacia ellos.

Mientras la sonrisa enardecida del número diez hace su aparición frente a la presencia cercana de la fémina, Midorima maldice en sus pensamientos y de paso, acomoda sus gafas, no tan preparado para lo que le espera.

Puede jurar que Hina no frenará y se lanzará sobre él en un asfixiante abrazo. Después de todo, siempre ha creído que ella se asemeja a Kise en varios aspectos y uno de ellos, es que se emocionan cada vez que se topan con algún viejo conocido.

No es de extrañar, ambos son rubios. O esa es la razón que especula el de largas pestañas.

A Midorima le irrita cuando Hina no respeta el espacio personal. Le irrita que grite su nombre cada vez que lo ve. Le irrita su característica forma de llamarlo. Le irrita el tipo de sonrisa que le dedica. Le irrita cuando...

—¡Kazu-chan! —exclama ella como si fuera una niña.

Le irrita que la emoción de Sasaki Hina detone con mayor intensidad al encontrarse con Takao Kazunari que con él.

Es lógico que el de cabellos verdes se sienta de ese modo. Tiene sus razones. Tiene fundamentos completamente válidos. Cuenta con esos motivos que ella, ya parece haber olvidado. Y que él, a ratos considera una tontería con todo lo que está sucediendo.

Situación actual que todos desconocen, y de la que él está al tanto.

—¡Hina-chan! —brama de igual manera Takao, quien corre a su encuentro.

Se abrazan, frotan sus mejillas y sonríen como idiotas entretanto se preguntan uno al otro cómo han estado. Siempre se han mostrado así de unidos; después de todo, estuvieron toda la primaria juntos y en la misma clase.

—¡Shintarō! —clama la adolescente cuando Kazunari deja de abrazarla y ve acercarse al tirador número uno de la Generación de los Milagros.

—Sasaki —saluda él, desabrido, acompañado de su tradicional objeto de la suerte en su mano izquierda que ese día, resulta ser una esfera de nieve.

—Oye, Hina-chan —dice entonces el ojo de halcón, cortando la comunicación entre la mánager y el tirador estrella—, acláranos una cosa, ¿es cierto que estás saliendo con un chico de Seirin?

El aficionado a Oha Asa presta atención a la futura contestación de la joven.

Ella no tarda en asentir con la cabeza en modo de afirmación, encantada.

—Sí, es cierto —responde. Y tanto el ex miembro de Teikō como su compañero, evidencian el peculiar brillo en los orbes azules de la chica—. Hace un mes y dos semanas que Tetsu y yo estamos juntos. —Su sonrisa parece más refulgente—. Todo ha sido maravilloso desde entonces.

Un mal presentimiento acecha el organismo del número seis y el nivel de severidad en su mirar aumenta hacia Hina.

—Creí que las relaciones no se te daban bien —dispara una indirecta disfrazada de un simple comentario.

Ella no tarda en descifrar el mensaje oculto.

—Hay personas que tienen el poder de hacerte cambiar de opinión, Shintarō —responde Sasaki, sin alterar su alegre semblante—. Y Tetsu, resultó ser una de esas personas.

Kazunari cambia el tema, y Midorima ni siquiera nota cuando eso sucede.

No puede dejar de ver a Sasaki Hina de la manera en la que lo hace no desde hace mucho tiempo. La desconfianza, es evidente.

«Siempre te han atraído los problemas, Sasaki...»

(***)

Luego de hablar trivialidades, Hina se despide del dúo y retoma su trayecto, dejándolos atrás.

—Lástima que Hina-chan ya no esté disponible —suspira el de cabello azabache de manera dramática cuando la adolescente ya se encuentra a una distancia adecuada como para no oírlos—. ¿No es cierto, Shin-chan?

Midorima opta por el silencio durante los siguientes cinco segundos.

—No —espeta al fin, sin saber con certeza si ha mentido o ha sido completamente honesto en su respuesta.

»Es cierto que la conoces desde mucho antes que yo y los demás —dice—, pero te diré algo, Bakao: sé muchas cosas sobre Sasaki que tú no. Y te aseguro que si estuvieses al tanto de ellas, jamás volverías a verla de la forma en la que lo haces actualmente.

El contrario parpadea una vez tras otra, confundido, viendo la espalda de su compañero que se dirigirse con total calma al singular vehículo.

—¿Hah? ¿Qué es lo que no sé? ¿Debería saber algo? ¿Qué pasa con Hina-chan? —pregunta siguiéndolo, sumido en la curiosidad. El de cabellos verdes lo ignora—. ¡Shin-chan!

—Cállate, Takao.





















«La tragedia es inminente, Kuroko Piensa Midorima.

¡Se acabó el relleno carajo!

—I ≠ Z

FLEETING │ Kuroko no BasketDonde viven las historias. Descúbrelo ahora