Capítulo 07. │ ABSENCE

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Hina es arrancada del sueño gracias al sonido que emite su móvil sobre la mesa de noche junto a la cama.

Hace no más de cinco minutos que ha caído en los brazos de Morfeo y maldice el hecho de que la hayan despertado y obligado a romper la cómoda posición y la calidez que había mantenido hasta entonces.

Da la vuelta hacia el lado izquierdo del colchón y, acompañada de una somnolienta expresión, revela de entre las sábanas uno de sus brazos, el mismo que estira para poder tomar el aparato.

Al encender la pantalla, ésta le indica que son las once con veintidós minutos un viernes por la noche y claro, que acaba de recibir un mensaje.

De: Tetsu.

Asunto: Buenas noches.

Texto: No sé exactamente entre qué horas Sasaki-san se va a la cama a dormir, pero de todas formas, yo sólo quería desearle buenas noches.

Mañana por la mañana he quedado con Kagami-kun para ir a correr. Debería acompañarnos en alguna ocasión. Sé que Sasaki-san acostumbra dormir hasta tarde los fines de semana y eso me preocupa, he leído en artículos que eso no es muy bueno para la salud.

Y si es que no tiene asuntos que atender mañana por la tarde, podríamos salir a algún sitio. Al cine, al centro comercial, al parque. Estoy dispuesto a ir al lugar que sea, Sasaki-san. Al que sea, siempre y cuando pueda estar a su lado.

Buenas noches, Sasaki-san.

La amo. ❞

La rubia sonríe de manera ligera hacia su móvil y sus párpados se entrecierran ante el sentimiento que el mensaje de texto le transmite. Por unos segundos, siente una agradable sensación invadir el interior de su pecho; sin embargo, ésta se debilita poco a poco, al igual que la curva en sus labios cuando su mente la obliga a recordar el lugar en donde se encuentra en ese preciso momento.

Techo donde ha pasado la noche en más de una oportunidad.

Un brazo aparece por sobre su hombro derecho y se adueña del aparato en las manos de la joven arrebatándoselo con facilidad, puesto que ella no ha puesto resistencia.

Hina cierra sus ojos y deja salir un pequeño suspiro. No está preparada para la incierta situación que ha generado. Da la vuelta por sobre el colchón, sin despegar su cabeza de la mullida almohada bajo ésta.

Lo observa, lo estudia, analiza a la persona junto a ella iluminado por la tenue luz de la luna que los espía tras el ventanal.

Él está a su lado, sentado. Ver el fondo blanco y las letras negras del mensaje reflejándose en esos rigurosos y escalofriantes ojos, provoca que un apretado nudo tome forma en el estómago de la chica. Por supuesto, aquella sensación se intensifica cuando él termina de leer el mensaje y su vista, flamante con cierto fastidio, viaja inmediatamente hacia ella.

Ambos corazones se vuelcan, ambos por distintos motivos.

El joven arroja el móvil al final de la cama sin cuidado alguno y segundos después, se escucha cómo cae al suelo en medio de un estruendo gracias al brusco movimiento de las sábanas que él provoca al acomodarse sobre la fémina.

Funde sus labios con los de ella casi con desesperación luego de enlazar sus manos a cada costado de la cabeza de Hina, a lo cual ella suelta un quejido de sorpresa al mismo tiempo que él acomoda una de sus piernas entre las de la menor, autoritario.

Ninguno de los dos cierra del todo sus párpados, tampoco cuando él ve la oportunidad de escabullir su húmeda lengua y explorar -experto- la cavidad bucal de la rubia sin restricciones, causando múltiples sonidos lascivos en el sincrónico proceso que estremece a la de orbes oceánicos.

El beso no deja en ningún momento de ser exigente, posesivo y se vigoriza cada vez más. Es duradero, tanto que llega a un punto en el cual la adolescente necesita tomar aire, pero él refuerza la unión de sus manos y se niega a separar su boca de la suya.

La chica cierra sus ojos con fuerza y clava sus uñas en las manos del mayor, consiguiendo en poco tiempo que separe sus labios de los de ella para poder reunir algo de oxígeno.

Su pecho baja y sube de manera irregular entretanto sus ojos azules se conectan con los del prepotente chico sobre ella. Su corazón vuelve a latir con fervor al verse reflejada en ellos.

Hina es capaz de ver todos y cada uno de los sentimientos ocultos en aquellos ojos, siempre ha podido leerlos con total lucidez como ninguna otra persona lo ha hecho. Ingobernable y dócil a la misma vez.

Sabe sus complicaciones, sabe sus manías, sabe cuál es su peculiar modo de ver al mundo y a las personas. Sabe comprenderlo.

Sabe que es trágico el hecho de que ella sea su único remedio...

El ceño fruncido del contrario se relaja conforme pasan los segundos. Finalmente, deposita un corto beso en los labios de la joven en forma de disculpa y su cabeza desciende con cuidado hasta acurrucarse en uno de los hombros de la chica, donde su ardiente e irregular respiración se impregna en la ajena ropa de dormir.

Sus manos sueltan las de ella y ahora utiliza sus antebrazos para no dejar caer su peso sobre Hina.

Lentamente, los delgados brazos de Sasaki envuelven la cabeza del chico con suavidad.

—Aquí estoy, Seijūrō —le recuerda en voz baja junto a una leve sonrisa—. Siempre, siempre voy a estar contigo...

¿Vieron a qué va la historia?

Dedicado a ivi_torres

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