Capítulo 15. │ LIAR

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El órgano vital del jugador número once late con ímpetu.

Miedo, cansancio, nerviosismo, desconsuelo. Mil y un sentimientos se expresan en cada una de sus palpitaciones que vibran en sus oídos, a la par con su agitada, compleja y dolorosa respiración.

La sombra cierra sus párpados con fuerza. Su expresión se contrae, rendido ante el dolor.

Uno, dos, tres golpes sobre la puerta de su cuarto.

Una, dos, tres, miles de lágrimas vuelven a descender por las pálidas mejillas de Kuroko, irrefrenables.

Su espalda se encuentra apoyada contra la puerta y sus temblorosas manos cubren su rostro mientras sus rodillas se apegan a su pecho, deseando con gran intensidad desaparecer sobre la faz de la tierra para así no seguir experimentando el pesar de la traición, de las mentiras.

Encoge su cuerpo, buscando cumplir el anhelo de hacerse lo suficientemente diminuto para no ser capaz de continuar oyendo la voz de Sasaki Hina al otro lado de la puerta, tratando de justificar con su voz ahogada la cruda verdad de lo que sucedió y de lo que está sucediendo.

Entre urgidas peticiones que no fueron atendidas, la rubia siguió al chico hasta su hogar, sin poder alcanzarlo. Y luego de conseguir ingresar al domicilio sin toparse con algún tipo de imposición, los pies de Hina marcaron los mismos pasos apresurados de Tetsuya hasta la habitación de éste, donde él cerró el acceso frente a las narices de la chica justo antes de que Kuroko volviera a desmoronarse; cayendo sentado en el suelo, siendo torturado por la persistencia y obstinación de quien era su novia.

Las cosas hubieran empeorado si su familia hubiese estado presente en ese preciso momento, siendo testigos de la desgracia; de un amor inconexo. Por suerte, no lo estuvieron.

«Por favor... Sasaki-san.»

«Ya... basta.»

Ruega.

Es allí cuando el de opacos y rojizos orbes azul cielo, quita el bolso alrededor de sus hombros y, con rapidez, extrae del interior una libreta acompañada de un lápiz cualquiera, viendo de algún modo en esos objetos la única manera de plasmar sus pensamientos que en ese instante perforan su mente, siendo incapaz de expresarlos hacia quien vuelve a solicitar –entre sofocados sollozos– hablar con él.

Apresurado, y con una letra apenas legible debido a su devastada condición, Kuroko Tetsuya escribe:

"Se dice que mentir es un arte, Sasaki-san.
Duele saber... que usted es la mejor artista que he conocido en toda mi vida hasta ahora.

Sasaki-san, ¿puede por favor... dejar de golpear la puerta de mi habitación? Es doloroso, duele demasiado. Duele como si en realidad me estuviera golpeando a mí una y otra vez, sin piedad.
Por favor, ya basta...

No puedo contra esto, Sasaki-san.
Es demasiado para alguien como yo.
Soy... débil, solo una sombra ilusa.

Deje de gritar mi nombre. No insista en que todo lo que vi tiene una explicación. Yo no necesito oírla, puedo entender todo sin que vuelva a reiterarme lo sucedido y vuelva a dañarme con el recuerdo.

No llore, por favor. Oírla llorar... es otra de las cosas que se me hacen imposibles de soportar.

Quiero hablarle, Sasaki-san. Quiero preguntarle muchas cosas, pero no ahora. No. De alguna forma, siento como si en estos momentos no pudiera hablar. Hay un ardor posado en mi garganta, uno gigantesco.

¿Acaso así es... como se siente ingerir veneno?

Ayúdeme, Sasaki-san.
No me gusta sentir como si... ya no
la quisiera cerca de mí.
Tengo miedo.

Las dudas no me permiten respirar.

¿Qué fue lo que hice mal, Sasaki-san?
¿No la quise... lo suficiente?
¿No la amé de la forma correcta?
Tal vez debería sentirme culpable...

¿Es divertido utilizar los sinceros sentimientos de un ingenuo como yo?

Dígame, Sasaki-san.
¿Por qué... no puedo escribir bien?
¿Por qué... mis manos tiemblan tanto?
¿Por qué el papel... está comenzando a humedecerse?

¿Por qué llorar por usted resulta ser el peor de los martirios, Sasaki-sa...?"

—Tetsu —La escucha llamarlo a través de un suspiro quebrado, desolado en medio de un silencio repentino, el mismo que ha detenido su escritura, acabando de destruir los últimos trozos de su corazón al borde de la aniquilación—, te amo... —susurra—. Solo necesito explicarte toda la verdad...

»Yo... realmente lo siento —articula ella, cerrando sus párpados con fuerza y cubriendo su boca con una de sus manos, ahogándose en sus propias lágrimas.

«Yo también la amo, Sasaki-san.
No tiene idea de cuánto...»

Llora la sombra de Seirin, identificando las falsedades entre cada una de las palabras trasmitidas por Hina, pensando que aquel 'te amo', no tiene otro receptor más que el capitán de Rakuzan: Akashi Seijūrō.

«Usted fue la que me hizo brillar.
Un brillo efímero.
Es devastador saber que nunca fui
más que algo fugaz para usted, Sasaki-san...»

Esto me duele.

Y aquí es cuando yo advierto que se acercan nuevos vuelcos drásticos en la historia.

Ah, estúpida imaginación, deja de complicar esta mierda, por favor...

¿Me copias diálogos? ¿Escenas? ¿La historia completa? Lo pagas 🙅

I ≠ Z

FLEETING │ Kuroko no BasketDonde viven las historias. Descúbrelo ahora