Capítulo 17. │ OTHER

266 58 21
                                    

Hina tiene que lidiar con pensamientos contradictorios durante su diario vivir. Algunos relevantes y otros, no tanto. El determinar si aborrece o no los fríos finales de otoño, es un ejemplo de los más triviales, insignificante junto al sin fin de problemas con los que carga desde hace ya casi tres semanas; misma cantidad de tiempo que ha ido de la mano con las inasistencias de Kuroko Tetsuya a la preparatoria Seirin.

Sasaki oculta su nariz y boca entre la cálida bufanda roja alrededor de su cuello, sin dejar de prestar atención a cierta voz a través del móvil junto a su oído mientras camina por las calles en dirección a su apartamento.

Tardaste mucho en decirme todo eso —indica—. En verdad, de algún modo, extrañaba tus regaños y sermones —confiesa a la persona tras la línea telefónica, la misma que había marcado el número de la rubia apenas calculó el horario en el que acabarían ambos clubes de baloncesto—. Qué nostálgico... —suspira.

Cállate... —farfulla el contrario—. Soy yo el que tendría que estar debatiéndose sobre si debería o no sentirme culpable por todo esto.

»¿Sabes? Ahora que lo pienso en profundidad, no debí haber contactado contigo. Solo me causas problemas. Eres un fastidio, no comprendo por qué ayudé a evitar uno de tus tropiezos, otra vez —dice, enfatizando sus últimas dos palabras.

La de orbes oceánicos sonríe de forma afligida, ligera, deteniéndose en espera de la luz verde del semáforo en una esquina de la banqueta.

Una pequeña alegría ha iluminado uno de sus días más grises, todo gracias a... esa voz que ella define como la voz de la consciencia y la razón que tanto ha necesitado la mayor parte de su vida.

Las quejas por parte del joven aficionado al baloncesto, siempre habían ocultado –de mala forma– su aguda preocupación por quien había conocido como a la principal figura del club de voleibol.

¿Lo dices por...?

La pregunta incompleta planteada por la mánager de Seirin, se esfuma en el aire de un instante a otro.

Abruptamente, el asombro moldea su rostro, su mente emblanquece y su corazón late vertiginoso: asustado, confundido, culpable, inseguro.

El ver la imagen de cierta persona de pie al otro lado de la vía, esperando por ella con aquella expresión de tristeza y enfado que la adolescente conoce muy bien, la angustia a niveles que nunca habría imaginado.

Su presencia, era una de las sorpresas más súbitas que confrontaría.

Bajo el atardecer de día viernes, Hina dice su nombre en un murmullo atónito:

—Satsuki...

Oye, Sasaki, ¿qué...? —La joven de cabellos rubios corta la comunicación, dejando a medias una conversación pendiente que tanto ella como él, habían tenido el valor de continuar después de varios años. Y que ahora, se ha vuelto a interrumpir debido a la repentina aparición de la mánager de Tōō: Momoi Satsuki.

(***)

El cielo oscuro en compuesto con el frío del ambiente otoñal, conforman un óptimo conjunto. Lástima que su corazón irremediablemente dañado y su mente saturada hasta el desborde le impiden poder admirarlo como se debe.

—Soy la persona menos indicada para compartir cualquier tipo de conversación. —El sentido auditivo de Kuroko capta la voz de Aomine junto a los próximos pasos de éste—. ¿Quieres decirme ahora qué es lo que hago aquí?

El número once acumula aire en sus pulmones y luego lo expulsa en un proceso de respiro profundo, presionando con mayor fuerza el balón en sus manos –su símbolo de distracción– antes de voltear hacia el destacado miembro del club de baloncesto en la academia Tōō.

FLEETING │ Kuroko no BasketDonde viven las historias. Descúbrelo ahora