Para el.

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Hola. Solo vengo a saludar. Después de tanto tiempo en las penumbras de mi mente, fingiendo que nada pasa estoy aquí. Quiero decirte un par de cosas que no se si de importarte sea mucho, o tu interés por lo que ahora vengo, haya nacido con mi saludo.

Las palabras que dejamos flotar hace tanto tiempo han resonado en mi cabeza durante estos meces. Siento que no avanzo lo que debería. Y eso es porque te has quedado con cada parte de mi piel. Tatuaste tus besos y tus caricias por toda ella y ahora, no sé qué hacer. Las noches largas y oscuras, que recuerdos esconde tras ella, las estrellas que son tantas y podemos ver tan pocas, la luna... que con cada minuto que pasa siento que desconsolada me mira llorar, sin poder hacer nada. Te dedico cada suspiro y cada lágrima. Mi parpadeo cansado de mirar, espera que la desesperación me termine de consumir cada noche para por fin dejarme dormir. La impotencia, es mi favorita, porque sabe que corroe mi cuerpo, mi mente, mi alma, y no se va, ella nunca se va, se queda a observar como lentamente termino mi cigarrillo y me vuelvo loca con tus recuerdos. Estoy tan cansada, que suplico por el momento en que mi dolor termine, quiero que te vallas de mi mente, quiero que te alejes de mi ser. Te dedico estas palabras porque sé que jamás vas a leerlas. Sé que lo que te importe fue tan nulo, que cuando te besaba, jamás sentiste nada. Quiero que sepas lo mucho que te extraño y las ganas que tengo que esto termine. Porque ahora, por más de que te desee conmigo, solo espero con calma el día en que deje de arder esto que siento cuando te pienso. El día en que todo acabe y que luego pueda mirarte sin sentir nada más que lastima por ti. Por el pobre chico que fue tan estúpido que dejo ir a una mujer que lo amaba más que a nadie. Siento no haber podido rescatarte de ese mar de inseguridades que ocultas tras tu fachada de hombre seguro de sí. Por no haber podido lograr que te deshicieras de aquella mascara y dejaras al descubierto tus miedos y debilidades, aquellas que te aquejaban cada noche antes de que durmieras. Estabas consiente de que tenías que madurar, sin embargo, jamás me diste la oportunidad de estar contigo cuando me necesitaras. Y ahora ya no puedo estarlo. Si algún día llegaste a necesitarte y tu estúpido orgullo no te permitió que me buscaras, entonces espero que no hallas estado solo, solo como tantas veces lo estuve yo, llorándote por los rincones de la noche, en silencio, esperando la llegada del sol para poder iniciar un nuevo día, con el cargo de tu recuerdo en mi espalda. Espero que no me hayas extrañado, porque te reprocharías tanto el no haberme llamado cuando las sombras hubiesen desaparecido y tu mirada desnuda iluminada por la luna, me buscara presurosa en tu soledad y en tu mente, y yo no estuviera ahí. Siento haber traicionado tus deseos de que estuviera bien y disfrutara de él no estar sin ti. Espero, que algún día que nuestros caminos vuelvan a cruzarse, no te hayas arrepentido de no haber aprovechado esto. Pero te diré algo, los cuerpos de las mujeres ya no te llenaran cada noche, buscaras el asilo en cada una a la que metas en tu cama y a la mañana siguiente te vallas en silencio. Recordaras cuando me dejabas dormir entre tus brazos mientras acariciabas mi cabello con tu mano y después te hundías en un profundo sueño. Extrañaras mi perfume cuando el de aquella mujer se halla desvanecido y buscaras a alguien como yo. Cada fin de semana, cada madrugada. Con tu mirada guerreras hallarme en cada fiesta y yo ya no estaré ahí. Probablemente te habré dejado de llorar y tendrás que resignarte al no encontrarme. Y te hundirás de nuevo en todas aquellas piernas que te abracen, pero no sentirás ya nada. Ya ningún espacio estará completo y no habrá pieza en tu rompecabezas para terminar de rearmarlo, te darás por vencido y esperaras en silencio aquella mujer que logre hacerte sentir aunque sea un poco del cariño que yo te regalaba sin ningún contrato todos los días. Jamás te pedí más que estar a tu lado, no me importaba la hora ni el lugar. Yo era feliz con solo verte reír a carcajadas por cualquier cosa que decíamos. Me enamoraste como no tienes una maldita idea, pero déjame decirte, que aquí, el que más pierde eres tú. Porque yo me había acostumbrado a tu indiferencia, pero tú no estabas acostumbrado a que te dejara ir. Siempre regresábamos buscándonos el uno al otro, yo por amo y tú por deseo. Y ahora... Bajo este enorme árbol en el que me encuentro contemplando la laguna, mi mente se eleva y un susurro sale de mi boca. Solo le pido a eso que te mira todos los días, al sol, a la luna, a las nubes y a las estrellas, al viento que desliza tu rostro por las mañanas y a tus manos que secan tus lágrimas cuando la solución a tus problemas no aparece, le pido a todo aquello que te cuide, mi amor, porque ya no estoare yo para hacerlo. y a la chica que elijas para estar contigo, solo que sepa que, no te gustan las discusiones, que prefieres salir a caminar por las noches, que te encanta que te acaricien el pelo cuando duermes, que te observe embobada mientras piensas y pones esa cara de seriedad que me volvía loca, que te gustan los besos lentos, los abrazos por la espalda, que te tome de la mano mientras caminan y que aguante tus malos chistes y tus momentos de ''Tengo ganas de molestarte'', que sepa que te dan mucho miedo las películas de terror pero aun así te encantan, que si van al cine, se prepare para que estés hablando toda a película, que en la primer cita, es normal que compres cosas y que ninguno de los dos se las coma porque las de pena aun. Que se entere lo inquieto que eres siempre, y que tienes que estará activo en cada momento, siempre cantado, bailando, o simplemente moviendo la cabeza, algo que me desesperaba y que al mismo tiempo amaba de ti. Que le guste escuchar la misma música que tú y que se aprenda la letra de tus canciones para que las continúe cuando a ti se te olviden y te quedes callado. Que ame a los animales así como tú lo haces, y que sobre todo, te ame tanto y con tanta intensidad, que luche por ti cada día, como si fuera el primer día. Espero que llegue alguien que sepa hacer todo por ti, sin esperar que termines enamorándote de ella, así como lo hice yo.



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