El antihéroe al rescate

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Así que Tasha solo actuó, logró soltar uno de sus brazos del débil agarre en sus muñecas y empujó la base de su palma contra el rostro de Axel con toda la fuerza que fue posible ejercer en esa incómoda posición. Milagrosamente haciéndolo caer al piso. Tasha saltó como un gimnasta y por un momento se sintió desorientada. 

La escena era perturbadora, él estaba en el piso, ya no la tenía bajo su control, sin embargo seguía riéndose como un poseso. Incluso en un último acto de valentía lo pateó en la cabeza antes de arrancar a correr de nuevo, aunque esta vez no era tan rápida, se doblaba un poco al correr y sentía ardor y dolor en varios lugares de su cuerpo.

Trastabilló de nuevo pero se negó a caerse , enderezándose en el último momento, su cabello rizado estaba suelto y resultaba incomodo metiéndose en su visión. Dio un giro a la izquierda, aliviada de estar cerca de las escaleras, cuando chocó de frente con una pared... No, no una pared, una persona que la sostuvo, chilló asustada pensando que era Axel y empezó a retorcerse golpeando y arañando.

- ¿Qué pasa? ¿Qué te ha sucedido? ¡Maldición Tasha cálmate! – Interrogó la persona a gritos en medio de su propia desesperación.

Ella se frenó al identificar su voz, olió su característico toque de canela y a hojas secas y se arrojó a sus brazos aferrándose a él, temblando como papel al viento.

- Tasha... ¡Debes decirme! ¿Qué pasa? – Gruñó Calvin impaciente, mirando a su alrededor de forma vigilante, tratando de anular la amenaza incluso antes de que llegara de nuevo a ella. Sus instintos de protección activándose en su máxima expresión.

Su madre lo había obligado por años a practicar Taekwondo, luego él mismo se había metido en su cuota justa de peleas callejeras, desarrollando un instinto de lucha bastante efectivo.

- Axel – Susurró ella aferrándose aún con más fuerza.

- ¡El muy maldito! – Escupió, ciego de rabia, tratando de alejarla de él para ir a su encuentro.

- No... Por favor Josh te lo suplico. Si de verdad te importa, no me dejes sola ahora, por favor – Chilló ella fuera de sí.

Él se tensó, sin embargo se permitió devolverle el abrazo para confortarla, pero no podía permitir que Axel se le escapara después de haberla aterrorizado así.

- ¿Tu auto? – Preguntó con la barbilla sobre la cabeza de ella.

- Está por allá - Murmuró Tasha sin indicar ningún sitio.

- Vamos Tasha ayúdame aquí ¿Dónde? - Preguntó con cuidado.

- Justo en el camino de Axel... Él, estaba esperándome allí. No quiero regresar, por favor – Dijo ella en tono suplicante.

- Vamos a hacerlo juntos ¿Si? Axel no se va a atrever a atacarte si yo estoy cerca, es un cobarde que evita confrontamientos ¿Lo sabes verdad? – Indicó Calvin, deseando que el muy bastardo tuviera más valor y se atreviera a atacarlo para acabar con eso de una vez por todas.

Tasha asintió pero permaneció inmóvil.

- Vamos Tasha, eres una chica grande, puedes con esto – Le susurró. Ella asintió una vez más y después de un momento se separó de él, queriendo dejar de parecer una niña asustada, pero así era exactamente como se sentía.

Calvin siseó cuando la vio de frente, cuando estudió su rostro. Tasha intuyó que debía verse tan horrible como se sentía.

- ¿Te ha hecho esto? – Preguntó Calvin en un tono mortalmente frío.

- Yo... me resbalé, me estaba persiguiendo y perdí el equilibrio. Me sometió... me abofeteó.... y él dijo... Dijo... – Trató de explicar Tasha, no pudiendo repetir las palabras, pasando la mano por sus cabellos enredados.

- Date vuelta – Exigió Calvin, Tasha lo miró sin comprender ¿Por qué pedía...? – Date la vuelta – Gruñó de nuevo la orden.

Así que Tasha lo hizo.

- "Malnacido"* ¡Maldita sea, se lo advertí! – Vociferó, atrayéndola de espaldas a su pecho – Voy a matarlo - Murmuró - Tienes sangre en el cabello, tenemos que ir a un médico – Agregó sin soltarla, su pecho subía y bajaba en contacto con su espalda.

Extrañamente Tasha se sintió más reconfortada y segura de lo que se había sentido nunca.

- No, estoy bien... Está bien, solo es una tontería escandalosa – Respondió más calmada, por su compañía y su preocupación. 

Calvin la soltó y Tasha se giró mirándolo sorprendida por la expresión glacial en su rostro - En serio estoy bien... Solo tuve un ataque de pánico – Susurró tratando de calmar sus temores, pero él tenía su propia forma de hacerlo. La atrajo hacia él con un delicado empuje en su cadera y tomó posesión de su boca con suavidad. Como esperaba, ella se derritió en sus brazos.

Calvin actuaba como un calmante natural para ella, y viceversa.

Con esfuerzo Calvin logró separarse de ella – Será la última vez que pruebe la sangre en tu boca Tasha - Aseguró - Al menos que me muerdas - Agregó, como haciendo un paréntesis y en medio de su seriedad - No les dejaré lastimarte de nuevo – Cerró la promesa con vehemencia.

- ¿Lo harás? ¿Por eso estás aquí? Pensé que te estabas quedando por Alyson – Respondió Tasha, cínica, a pesar de la situación, no podía evitar sentir el monstruo de los celos alzándose. No viéndolos juntos en cada maldita oportunidad. No con él al lado de la habitación de Alyson, haciéndole quien sabe que cosas de noche.

- Me quedé por ti Tasha... Eres tú la que me mantiene dando vueltas en mi cama por la frustración, la preocupación y si, también necesidad – Respondió con sinceridad.

Ella parpadeó y se sintió mareada de nuevo, pero esta vez era una especie de subidón agradable, una parte de ella había estado esperando escuchar eso.

- Vamos ahora Tasha, necesitas un médico – Dijo Calvin, acallando su protesta con un beso ligero que la mantuvo cálida mientras caminaban por donde ella había estado corriendo hace unos segundos.

Después de unos cuantos pasos Calvin no pudo soportar el verla cojear y hacer una mueca ligera de dolor cada vez que se apoyaba... Había tratado de llevarla pero se había negado.

- ¿Bailas no? – Preguntó él en tono casual.

- Lo sabes – Respondió ella, mordiéndose el labio por el dolor que le causó apoyarse mucho en el pie lastimado.

- Entonces ¿Dejaras que te cargue de una buena vez? – Soltó Calvin parando en seco.

- ¿Disculpa? – Preguntó ella haciéndose la desentendida.

- ¿Quieres lastimarte el jodido pie? ¿Qué tal si tienen que ponerte un yeso por hacerte la dura? ¿Qué si te arruinas? – Preguntó tenso, su mirada decidida la hizo estremecerse.

Tasha dudó... Él tenía razón en eso. Su mente era como un laberinto de cuestionamientos ¿Era sano permitirle sentirse más unida a él? Estaba segura de que caería al foso y de allí ¿Quién la sacaría? Pero, ¿Y si ya estaba allí? Se había rendido a sus besos, a su tacto... A su calor que la embelesaba ¿Qué si perdía su voluntad? ¿Qué si ya la había perdido?

Protegida por mi captor (Síndrome de Estocolmo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora