Bajo su propio peso

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- ¿Hay alguien ahí? – Preguntó alguien, presumiblemente un policía. Podía escuchar los sonidos interrumpidos, la interferencia de las radios.

Pensó que si se mantenía en silencio podía acunarla un poco más. Pero los encontrarían tarde o temprano y eso no estaría a su favor, no necesitaba otra cosa en su contra.

- Por aquí – Alertó, levantando uno de sus brazos para que los ubicaran más rápido.

- ¿Está usted desarmado? – Preguntó otra voz.

- Sí, lo estoy – Dijo volteando a ver la navaja clavada en el cuello del tipo. Por lo menos ahora lo estaba, no había dudado ni un segundo en hacerlo y no estaba arrepentido, impresionado, pero no arrepentido.

El llanto de Tasha se hizo más fuerte.

- ¿Hay alguien más con usted? – Interrogó esta vez la voz de una mujer.

- Sí, Tasha Marsh – Indicó.

- ¿Usted es? – Exigió la policía mientras se acercaban apuntándolo, su actitud era hostil ahora que habían entrado en su campo de visión y habían visto el cuerpo.

- Calvin Chase – Contestó manteniéndose tranquilo.

- ¿Y ese de ahí? – Dijo señalando al tipo en el piso.

- No lo sabemos, él... tenía a Tasha en contra de su voluntad, yo... Lo ataqué – Trató de explicar.

- ¿Por qué responde por la señorita? Suéltela y aléjese de ella lentamente – Ordenó uno de los que ya había hablado antes.

Eran al menos cinco rodeándolos desconfiados.

Él dejó caer los brazos a sus costados, pero Tasha se negó a separarse.

- Tasha están aquí para ayudar, tienen que estar seguros de lo que sucedió,  vamos a colaborar - Le indicó.

Ella lo soltó tomando aire y giró a mirar a los policías.

- Soy Tasha Mars – Logró decir antes de volver a tomar aire - Él no ha hecho nada, fue ese hombre de ahí, creo mató a mi amigo y a los de seguridad... Fue en defensa propia, él no... No fue su culpa – Hipó, limpiándose la cara de nuevo.

- Entendemos Tasha, pero para aclarar mejor las cosas necesitamos que ustedes se separen, tenemos que comprobar que no estén heridos – Le dijo la mujer con voz maternal.

Tasha asintió como una niña, apretó la mano de Calvin y los dos empezaron a ponerse de pie. Aun así ella no le soltó la mano.

- Puede soltarlo señorita Mars, ahora están a salvo – Le repitió la mujer cuando ya estaban cerca. Todos tenían sus armas a medio levantar, como para ayudar a sentir más segura a Tasha.

- Ve – Alentó él, asintiendo hacia la mujer policía.

Ella lo soltó y un poderoso sentimiento de anhelo lo invadió ¿Qué pasaría con ellos dos? La observó hasta que llegó a la uniformada, casi al mismo tiempo otros dos efectivos llegaban a él.

En ese momento Tasha volteó y Calvin sintió la necesidad en sus huesos, queriendo ser tocado por ella tanto como ella parecía querer tocarlo.

Y entonces fueron separados.


....---....

Tasha- Narración primera persona-

Al final Calvin confesó todo de principio a fin, solo tuve oportunidad de verlo una vez después de que fuera encarcelado, gracias a la recomendación de mi psiquiatra, y había sido la interacción más deprimente que había tenido con alguien en mi vida. 

Mejor dicho, la más frustrante.

- Vamos a hacer lo correcto – Me dijo sonriente, de esas sonrisas tristes que no llegan hasta los ojos, así que me parecía que estaban vacíos, casi muertos.

Odiaba lo tranquilo que se veía estando allí adentro, odiaba que actuara así por mi beneficio.

- Ya lo hiciste, fuiste muy valiente. Pero, ahora lo correcto es defenderte. Tu abogado me dijo que no estás intentando rebatir los cargos y hay un montón de cosas que decir, que aclarar – Me quejé.

- No tengo cara para decirle a tus padres que no hice lo que hice Tasha, porque fue malo, no importa como lo veamos nosotros. Es un hecho que te mantuve encerrada – Exteriorizó.

- ¿No importa cómo lo veamos nosotros? – Exclamé empezando a alterarme.

- Serénate Tasha, así no vamos a conseguir nada – Trató de explicarme en su ilógica lógica.

- No está bien, tú encerrado aquí... No está bien Calvin, es horrible – Dije tragándome las ganas de llorar.

- Te equivocas, esto es lo único que tiene sentido. Estaba nadando contra la marea, ahora por lo menos puedo echarme a flotar – Dejó en claro su posición. Luego se puso de pie, indicándole al guardia que había terminado la visita.

- ¿Y qué hay de mí? ¿De lo que yo creo, de lo que quiero? ¿También estoy luchando contra la marea? ¿Debo dejar que las olas me lleven a la deriva como a ti? ¿Aunque no es no que quiero?   – Exigí exasperada.

- Tú... - Dijo alargando el silencio posterior – Eres libre Tasha, vive como tal – Me dijo guiñándome el ojo.

- Calvin, no te atrevas a irte después de decir eso ¡Calvin! – Le grité mientras lo sacaban de la pequeña habitación – Calvin no voy a dejarte olvidado aquí, no me hagas hacerlo ¡No me hagas odiarte! – Seguí gritando aun cuando me había quedado sola.

La ayuda de mi psiquiatra en cuanto a verme con Calvin se había cortado después de eso, me habían sacado de allí llorando como si el corazón se me hubiese partido en dos, literalmente. O quizás no había sido por eso, sino cuando entendió que yo no estaba dispuesta a formar parte de la terapia. Lo que ella llamaba Síndrome de Estocolmo para mí no era tal, no me sentía enferma, no podía curarme, ni convencerme de lo contrario.

Estaba enamorada de Calvin Chase. Aunque nos pesara a todos los involucrados y eso era algo que mi psiquiatra tendría que asimilar por su cuenta.

Mamá lo soportó mejor de lo que cualquiera pudo creer, papá y yo la habíamos subestimado. Una fuerza interior desconocida la levantó en cuanto se enteró de lo ocurrido. Ella y papá entraron en proceso de divorcio y empezamos a vivir solas en casa, mamá demostró tener una piel increíblemente dura ante los esfuerzos de papá de explicarse, de redimirse.

Marcy fue encerrada sin derecho a fianza, gracias a la decisión unánime del jurado, los medios trataron de exprimir nuestra historia como la cosa más jugosa, pero en su mayoría lo mantuvimos todo en un gran secretismo.

Alyson fue llevada a una correccional para menores de 21 años, también estaba recibiendo asesoramiento psicológico – al parecer con mucho más éxito que yo-. Según nos explicó papá –ya que debía hacerse responsable de ella con su madre en la cárcel- estaba profundamente arrepentida de haber apoyado a Marcy en mi secuestro y seguía negando su conocimiento sobre el último intento de secuestro, e intento de asesinato, a juzgar por las declaraciones de Axel, quien también fue atrapado. Lo habían arrestado en urgencias, había tenido que ir ahí gracias a la visita que le había hecho Calvin.

El hecho de que papá nos pidiera no presentar cargos contra su recién reconocida hija no ayudó a su causa con mamá, pero, a pesar de que no lo dije, también creía que eso era lo correcto por hacer y en el fondo ella también, después de todo era su sobrina. Puede que actuara motivada por su aversión hacia mí, pero la verdadera criminal había sido su ambiciosa madre que siempre había envidiado a su hermana y había inculcado lo mismo en su hija.



Protegida por mi captor (Síndrome de Estocolmo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora