Visita indeseable

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El universo conspiró a su favor, al final Tasha había regresado a casa. Sus padres la recibieron con rostros demacrados y expresiones que decían que estaban presenciando un milagro. Trataban de comportarse con la mayor normalidad posible delante de ella, pero el temor era una presencia constante que parecía estar impregnado como un olor delator que quieres ocultar, en cada prenda de ropa, en cada esquina. 

Al principio la policía había permanecido cerca, tomando en cuenta que había escapado, no había sido liberada. Tasha se había convertido en un curioso caso sin resolver.

Aun se desconocían las razones de su secuestro, las autoridades se mostraban desconfiadas. No hubo pedido de dinero y tanto su padre como su madre negaban haber recibido alguna clase de comunicación por parte de los autores intelectuales del plagio. Así que antes de que ella apareciera repentinamente, para la policía Tasha ya había pasado a ser alimento de gusanos.

Más extraño aún les resultaba el relato de su confinamiento y así se lo habían hecho saber. Para ellos había sido increíble que no sufriera daño alguno. No abuso sexual, no maltrato, no trata de blancas o prostitución y no conocía a sus secuestradores. Algo evidentemente no encajaba y Tasha lamentaba no poder ayudar con alguna información que develara el misterio, porque ella misma quería conocer las razones de por qué había sido encerrada y alejada de su familia.

Con el pasar de las semanas las autoridades, insatisfechas, también bajaron la guardia. Incluso para Tasha, ese año empezaba a perfilarse como una extraña pesadilla en la que evitaba pensar.


***////***

- No, no lo harás... Creí que te había dejado en claro, que te quería lejos de mi familia y de mi hija – Escuchó Tasha que su padre Caleb Marsh gruñía por el teléfono, había entrado al baño de la biblioteca y él entrando después de ella no lo había notado.

Con la mano aún sobre la manilla de la puerta el corazón de Tasha se disparó ¿Qué clase de conversación era esa?

- No volverás a acercarte a ella... No dejaré que vuelvas a separarla de nosotros – Gritó de forma amortiguada.

Esta vez Tasha se estremeció ¿Su padre sabía quién la había secuestrado a pesar de que hasta ahora lo había negado? 

¿Por qué?

Eso no era posible, debía estar confundiendo las cosas. Tenía que haber una explicación lógica para lo que acababa de escuchar ¿Por qué protegería a esa persona?

- Yo me he responsabilizado, no he faltado a mi deber ¿Por qué nos haces esto ahora? Sabes lo que has causado, cómo se enfermó Emma... Ella aún está muy frágil - Argumentó su padre, se escuchaba impotente.

¿Esa persona también conocía su madre? ¿También la conocía ella? ¿Cómo algo tan horrible era posible? No le encontraba sentido a lo que su padre decía ¿Acaso tenía una deuda? Se suponía que contaban con buena solvencia, que eran privilegiados ¿Estarían en la ruina?

- Y Tasha... ¿No sientes remordimiento por lo que la hiciste pasar? Estaba tan delgada y pálida cuando regresó, sus uñas estaban roídas ¿Cuanto estrés tuvo que enfrentar para hacer eso? ¡Dos hombres! La tuviste encerrada con dos hombres, no puedo dormir pensando en eso. Ella se niega a contarnos en detalle cómo fueron las cosas, dice que está bien, pero ¿Crees que no conozco a mi niña? - Cuestionó en tono amenazante.

Las manos de Tasha temblaban, se sentía mareada.

- No sé cómo fuiste capaz. También es tu familia, ya basta... Por favor deja de castigarnos – Suplicó su padre con la voz quebrándosele. 

Protegida por mi captor (Síndrome de Estocolmo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora