Emociones al desnudo

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Tasha asintió, aceptando su ayuda, aunque seguía dudosa. Calvin no perdió tiempo, cargándola.

- Por Dios mujer, suelta esos músculos un poco... No pienso abusar de ti – Gruñó más tenso que ella.

- No es por ti, es por mí – Confesó ella bajando la cabeza.

- ¿Qué quieres decir? – Preguntó sin entender.

¿Tanto miedo tenía todavía?  

- Nada – Susurró de vuelta.

Él hizo un ruido de frustración pero no la empujó más.

Cuando llegaron a su auto la bajó, Tasha trató de no pensar en la decepción que sentía su cuerpo al alejarse del suyo.

- Las llaves – Pidió Calvin extendiendo la mano hacia ella. Un poco tarde reaccionó y las sacó de uno de los tantos bolsillos en su chaqueta, era un milagro no haberlas perdido en la persecución.

Lo vio tratando de accionar el control pero a lo mejor en la caída se había descontrolado.

Calvin gruñó una maldición, le pidió que se acercara para no perderla de vista y mirando a los lados con cautela, abrió la puerta con la llave, la hizo pasar indicándole que gateara hasta el asiento de copiloto y unos segundos después había desactivado la alarma manualmente.

Una vez dentro, con los seguros puestos de nuevo, en vez de estar relajados, ambos estaban más tensos que nunca.

- ¿Qué quisiste decir con eso de que es por ti? – Preguntó él, apretando el volante.

- ¡Olvídalo ¿Si?! Solo estoy demasiado cansada, digo incoherencias – Chilló ella un poco histérica, su corazón latía demasiado rápido de nuevo, temía que a ese ritmo pudiera tener un paro cardíaco, justo después de conseguir salvarse de Axel.

- Tasha... No nos moveremos de aquí hasta que me expliques y cuando hables, tarde o temprano, nos iremos directo a un médico, así que no lo retrases – Respondió Calvin, mirando al frente notablemente impaciente. 

Era ridículo, pero en esa situación Tasha se deleitó con la masculinidad de su mandíbula apretada y la superficie de la piel un tanto salpicada de vello, como si no se hubiese afeitado en unos cuantos días.

- Espero que encuentres cómodo dormir en el auto, porque entonces no nos moveremos – Respondió ella desafiándolo.

Calvin volteó a mirarla y otra vez la turbulencia de sus sentimientos hizo eco y se reconoció con las suyas. ¿Era esa percepción real? Tasha se preguntó si sus ojos lucían tan atormentados como los de él.

- Dame algo Tasha, quiero entenderte... Esto que hay en el aire entre nosotros, es difícil de asimilar. Solo dame una jodida señal para saber si estoy mirando en la dirección correcta. Una es todo lo que necesito – Murmuró él cerrando los ojos, recostando la cabeza contra el volante.

Tasha suspiró resignada.

- No es por ti que estoy preocupada... Es por mí. Porque... Temo que si te me acercas lo suficiente voy a saltar sobre ti, desgarraré tu ropa y te ordenaré que no pares de tocarme como nunca a sucedido, creo que incluso te suplicaría. Lo que si fueras cualquier otro no estaría mal, no soy una mojigata que quiere llegar virgen al matrimonio, pero, no sé si puedo confiar en ti, esto es lo suficientemente atípico como para hacerme dudar de todo. Me has ayudado, sin embargo... Mira con quién estas enredado, con alguien que podría volver a tratar de hacerme daño y a mi familia – Confesó Tasha, exhalando aliviada por sacar todo eso de su pecho. 

Calvin la miró algo incrédulo, nunca habría sido capaz de pensar que ella era una zorra como dijo Axel o Marcy, pero tampoco esperaba que fuera virgen... es decir, completamente... ¿Jamás tocada? Tragó grueso inseguro, un calor posesivo se extendió de su pecho, a través de las venas, por todo su cuerpo ¿Estaba bien sentirse así por ello?

Se sentó erguido, mirando a su izquierda para no delatarse ¿Podía verlo en su cara si la miraba? ¿Qué pensaría ella? ¿Qué estaba loco? ¿Qué era un idiota? Se humedeció los labios con la lengua y respiró profundo. Quería corresponderle, no quería locamente corresponderle, pero ¿Era eso posible en realidad?

Desde que había vuelto a irrumpir en su vida su cabeza no dejaba de dar vueltas en círculos, de dar rodeos una y otra vez, sobre lo que quería hacer y lo que era correcto. Porque ambas estaban en polos opuestos.

Cuando reunió el valor para mirarla a la cara, notó que Tasha había cerrado los ojos. Estaba pálida y despeinada, el lado izquierdo de su mejilla estaba encendido, con rabia asumió que ahí era dónde Axel la había abofeteado.

Se inclinó hacia ella con mucho cuidado y acarició la mejilla herida con su nariz. Tasha exhaló el aire, sintiendo que su cuerpo se derretía ante el gesto. Podía sentir su aliento y el movimiento de los músculos de su frente sobre su propia sien, estaba pensando arduamente, él quería decir algo, así que ella se mantuvo en silencio.

- Puedes confiar Tasha... ¡Lo juro! Si te traiciono yo mismo voy a pegarme un tiro por ser un bastardo mentiroso – Aseguró Calvin con voz temblorosa, la frente de él se deslizó de su sien posándose sobre su hombro, apostaba a que su corazón estaba corriendo a millón como el de ella.

- Josh... ¿Me... Puedes hacer algo por mí? – Susurró Tasha rozando sus labios sobre el arco de su oreja. Él asintió sin quitar la frente de su hombro.

- Pídeme lo que quieras Tasha, ahora mismo no creo que pueda negarte nada – Señaló mostrando empatía.

– Abrázame - Pidió ella estremeciéndose.

Calvin levantó la cabeza y se posicionó de tal forma que pudiese llegar a ella para estrecharla en la tranquilidad de sus brazos, pero antes de que pudiese ubicar sus manos en su espalda, mientras la rodeaba, Tasha se impulsó hasta a él, besándolo con la suavidad y fragilidad de un diente de león.

Sin embargo, ese beso fue transformándose, ajustando la intensidad, tornándose hambriento, con la necesidad que solo una chica casta pero inundada de deseo podía tener. Calvin masculló una advertencia sobre detenerse, pero todo lo que Tasha podía ver, escuchar, oler, sentir era a él. No hizo falta mucho más para que Calvin mandara al diablo el autocontrol y la recriminación siempre latente, se liberó, atrayéndola más a él, apretándola con fuerza.

Tasha gimió en su boca, sobrepasada por el calor que ambos emanaban, por el latido que se reproducía en su pecho y en sus piernas - Yo... Te deseo tanto, tanto, que me estoy volviendo loca – Murmuró cuando la boca de él bajó dando besos, lamiendo y mordisqueando su cuello.

El calor corrió como lava ardiente por la espalda de Calvin, en ese momento podía jurar que nunca se había sentido tan caliente y tan ansioso, pero por eso y también debido a las palabras de ella se vio forzado a parar.

No era el lugar, ni el momento adecuado para que una chica tan especial como Tasha tuviese su primera vez, ni siquiera para "juguetear con fuego" por primera vez.

 - Vamos, tienes que... Necesitas atención médica – Dijo con voz ronca, obligándose a serenarse.

Pero Tasha negó con la cabeza.

- No quiero. Tendré que hablar con la policía y eso solo va a complicarlo todo. Para ellos va a ser un callejón sin salida, pero yo que conozco el camino solo puedo callarme y ocultarlo todo – Dijo testaruda – Puedo tratar mi cuerpo sin problemas, tengo conocimientos de primeros auxilios – Agregó.

- No seas necia – Le regañó él.

- Josh, soy bailarina, nos lastimamos más de lo que crees, sé tratar e identificar si puedo encargarme o no – Insistió ella, presionando su mano sobre la de él - Confía en mí como yo he decidido confiar en ti, a pesar de las circunstancias – Agregó, mirándolo con seguridad.

Protegida por mi captor (Síndrome de Estocolmo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora