× treinta y dos ×

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Él acompañaba su dolor.

Abel, fue el único amigo de la família que acompañó en el funeral de su padre.

En el entierro sentía como si una gran parte de sí misma se desgarraba. Se sentía rota.

Una cicatriz más a su vida.

Se aferró a Abel y soltó el llanto.

Ahora, sólo le quedaba su madre.

Pero, ella es como si no existiera para Abby.

Entonces, ¿sólo le quedaba Abel?

¿O no?

Envueltos en cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora