× treinta y nueve ×

28 3 3
                                    

Abby leyó la nota de Trébol e hizo una bola tirando el papel a la basura. No quería saber nada de Trébol. Ese chico hizo que Abel se enoje terrible con ella.

Aunque, a veces se preguntaba.

¿Qué culpa tenía si Trébol la besó así, de la nada?

-Abel, sabes que yo no uso mucho el celular... los dos en sí. Lo usamos mucho más para escuchar música que para hacer llamadas. Pero, necesito saber donde estás Abel... yo, intenté impedirlo pero me tomó de sorpresa... Abel, no te enojes conmigo. Aunque, tendrías la razón para hacerlo. Tu y yo guardamos un secreto que con miradas lo gritamos: Estamos enamorados. Abel, por favor... hablemos...

Bip.

Le hubiera gustado decir más pero, no pudo. Los mensajes de voz tenían un tiempo limitado.

Abby no veía a Abel en algunas de sus clases.

Abby iba al bosque pero, Abel no estaba ahí.

Abby miraba las notas de Trébol y demasiada molestia hizo que rompiera todas, a tal punto de querer hacer cenizas de cada una.

Abel miraba su ventana.

Las recaídas existen, ¿no es así?

Pensó mirando sus muñecas con rastros de una lucha perdida una vez más... cuando pensaba que ya la estaba ganando.

Y se sentía culpable.

De verdad, lo sentía.

Envueltos en cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora