Epílogo.

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-Oye, Julen.-la chica lo observaba mientras él terminaba se hacer unos trabajos-¿Por qué no querías que me acerque a Abel?

Julen dejó de escribir y la mente se le nubla al escuchar ese nombre otra vez. Desde hace tiempo que Abby no lo mencionaba.

Volteó a verla y la encontró jugando con un lápiz esperando su respuesta.

-Una vez, llegué a ver que hacia algo que no quería que tu llegarás a hacer. Él tiene problemas. Muchos. Desde sus padres hasta llegar a ti. Toda su vida ha tenido el dinero del mundo pero, no era feliz porque su padre y su madre lo ignoraban.

Abby observaba asombrada a Julen tratando de saber cómo él sabía todo eso.

-¿Cómo sabes eso?-preguntó dejando el lápiz quieto y observando mejor a Julen.

-Él... es mi primo.-el chico la observó esperando que diga algo. Abby estaba sin palabras. Abel jamás le mencionó algo de un primo. Mucho menos Julen.

El chico continuó hablando.

-Bueno, yo soy su primo. Una vez fui a su casa. Solo una vez, porque nuestras familias sólo se relacionan por los asuntos empresariales. La sangre... la verdad no importaba, al igual que la familia. Esa vez, encontré a Abel muy triste. Mostraban algo que no eran. Mostraban que eran unidos. Yo sabía que no era así. Porque, mi madre me lo contó. Cuando fui a buscar la habitación de Abel para familiarizar un poco... lo encontré con una navaja que traspasaba su piel mientras él decía en cortas palabras: No lo soporto más. Ya no quise hablar con él. Estaba muy asustado. Me daba pena por él pero, yo no quería que tu sintieras algo así. O mucho menos, lo hagas como él. Así que, empecé a odiar a Abel. Lo recriminaba por lo que hacía. No quería que tu hicieras lo mismo. Al final, dejé de odiarlo. Quizá yo no entendía por qué Abel lo hacía y ya lo estaba odiando... por eso, ahora siento una lástima y a veces pregunto que será de él desde que se fue.

Abby no decía nada. Miró los ojos de Julen descifrando sus sentimientos. ¿Era sincero? Si, lo estaba siendo. ¿Cómo podía asimilar toda la información? Abel sufría mucho. Nunca se lo dijo a ella. Obviamente, no quería que sepa, quizá vergüenza... tal vez miedo... no lo entendía.

Sentía una gran angustia por Abel en lo más profundo de su ser. Miró a Julen y lo abrazó. No sabía que decir...

Su teléfono empezó a sonar y contestó al instante no reconociendo el número que llamaba.

-¿Hola?-preguntó Abby.

-Soy Abel.-una voz suave y baja se escuchaba. Se le cortó la respiración a la chica al saber que sí era él.

-Hola...-es lo único que supo decir.

-Te extraño, Abby.

La chica se llevó una mano a la boca tratando de no permitir que el llanto salga. Ella quería a Julen, pero al escucharlo...

-¿Abby, quién es?-Julen la miraba preocupado.

-Necesito hablar contigo... si es que tu lo permites...

-Abby, ¿quién es? ¿Por qué lloras?

Los sentimientos le invaden. Quiere llorar. Quiere ver a Abel pero, siente que es una traición a Julen. Miró con los ojos inyectados en sangre a su novio y negó con la cabeza tratando de desenganchar el nudo que tenía en la garganta.

-Abel.

Envueltos en cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora