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Luna, observaba como Simón se llevaba el estuche de guitarra que le había regalado. En su escondite, pudo escuchar el susurro de aquel muchacho.

— Gracias rarita...

— De nada mi guitarrista— dijo Luna en un susurró para si misma.

No hay nada peor, que estar perdidamente enamorada de alguién que ni siquiera sabés que existes. No hay nada peor que creer el algo que no existe. Pero para Luna eso era diferente, para Luna eso era una aventura, una aventura dónde su corazón era el mapa. Su amigo Nicolas siempre dijo que Simón no era alguien para enamorarse, era como enamorarse de una zarza de espinas, una zarza que al final iba a lastimar como núnca su corazón, pero para ella valía la pena sacrificarse. Pues ella sabía que en toda zarza de espinas guarda uno de los mejores frutos. Son difíciles de obtener, pero valen la pena.

Luna se dirigió a hacía su casa y vió que no había nadie. Su casa siempre fue como una casa fantasma, cuando sus padres estaban era como que estuvieran solo fantasmas y ella era la única que tenía una pizca de vida en ese inhóspito lugar dónde el amor familiar había desaparecido hacé mucho tiempo. Solo era ella, solo ella en un mundo de muertos, un mundo abandonado, y ella a pesar de sufrir una grave enfermedad que poco a poco se llevaba una parte de su vida, ella miraba una luz de esperanza.

Simón no era lo contrario de la família de Luna, el vivía solo con su papá pues su madre había muerto el día de su nacimiento, el nunca sintió ese amor maternal tan esencial en la vida de un infante, el nunca tuvó la oportunidad de decir la palabra "te quiero mamá"

Su padre, tenía un buen empleó, pero eso lo distanciaba de su hijo. Todo los días era un diferente destinó pero todo eso lo hacia para que su hijo tuviera la vida que siempre quizo para  el. Pero el solo le hacia daño. Todos esos sucesos eran los qué hacían que Simón creciera con ese odió al mundo, eso era lo que hacia que el sintiera afecto solo por su guitarra, para el solo ella le entendía. Pero al recibir ese regaló por parte de Luna, lo hacía dudar un poco. ¿De verdad alguien puede preocuparse por alguien tan miserable como el?

Los dos eran de mundos iguales, pero de atmósferas diferentes. La atmósfera de Luna era la de una soñadora pues a pesar del día gris, en su cielo siempre aparecía la luz del sol, que le impulsaba a salir.

Pero la atmósfera del mundo de Simón, era un huracan que arrasaba con todas sus emociones.

Mientras Simón miraba el estuche que le había regalado aquella chica desconocida para el. Se reía en su interior. Era una guerra entre su corazón y su cabeza.

Pero el siempre seguía los consejos de su cabeza.

«Solo es un juego, el amor no existe, ella solo juega contigo»

Tiro el estuche al armario como si se tratará de una cosa vieja y inservible. Pero rápidamente volvió a levantar el estuche. Lo volvió a observar con curiosidad y grito:

— ¡NO NESECITO TU MALDITO ESTUCHE! —tiró el estuche lejos de el, y tomó su guitarra. Su corazón era muy frío para amar y su mente no lo dejaba pensar con claridad....

Glosario de palabras:

Zarza: Arbusto espinoso, que provee frutos como moras.

Hola, Guitarrista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora