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Luego el tiempo comenzó a tomar su curso normal, y Simón ya se había separado de Luna, acaricio su mejilla por última vez, y le dio una sonrisa cálida pero corta. Luego se alejó poco a poco de ella y se fué pero antes de irse se despidió con un susurro perdido entre los cuchicheos y comentarios de los chicos que se hallaban como espectadores.

— Adiós, rarita— esto fue lo último que dijo Simón, luego desapareció, quedando de el solo la sombra de un recuerdo casi instantáneo.

— Adiós, guitarrista— dijo Luna, con lágrimas resbalando en sus rojizas mejillas— Te amo— dijo Luna pero era obvio que Simón no la había escuhado, luego secó sus lágrimas y volvió al salón. Ahi todos la miraban de una manera diferente, la miraban como el segundo bicho raro de la clase. Al mísmo tiempo la miraban con admiración, ella fue la primera chica que aquél chico lleno de misterios besaba en frente de todos. ¿Pero ahora que queda?

Ella quedó sobresaliendo del olvido, posiblemente la nueva chica rara que todos tratan de descifrar sus innumerables misterios. ¿Pero quería todo eso ella?

Como le dije antes, Luna no podía vivir sin Simón, menos en un lugar que le traía tantos recuerdos, tantos recuerdos de una niña enamorada tratando de hacerlo feliz, al mísmo tiempo que recuerdos graciosos. ¿Ahora que? Todo terminó, la história de amor llego al final. ¡Se acabó?

Ahora que sería de Luna, una chica mas en le escuela que daba algo que hablar a la niñas carroñeras de la escuela.

Nico la vio, y la abrazo. La alojó en sus brazos, solo para darle comodidad. La enfermedad de Luna seguía creciendo, pero ahora la afectaba, rara vez mostraba su sonrisa, ahora se había vuelto parte del silenció, eso hacía que su corazón se fuera apagando mas y mas. Hasta el punto de no poder más. El guitarrista era el que había hecho sus días tristes en una nueva aventura, pero ahora solo es alguien normal en el gran libro de la vida, escribiendo su historia, una história aburrida. Pero no había momento que no pensará en ese día, dónde el tiempo colapsiono en un momento mágico, el beso entre ella y el guitarrista, tal vez era eso lo que la tenía con vida y un poco de esperanza aún.

— Hola, enana— le saludó Nico, pero la vió algo decaída— ¿Luna estas bién?

— No lo se, creó que intentó sentirme de una manera en específica, pero creó que al final ni yo se como me siento— Nico noto que Luna estaba viendo notas que Simón le había dejado.

— Lo extrañas ¿verdad?—Luna asintió con la cabeza— Luna, no puedes estar así, tu hiciste lo mejor por el, pero el era un mistério y era difícil saber lo que quería tu lo sabes mejor que nadie.

— No, te equivocas el no era un misterio solo era un libro con un idioma tan complejo y hermoso que solo la gente que vé más allá de una mascara puede leer... El era un libro abierto, pero nadie se atrevió a leerlo, hasta que llegué yo— Luego Luna se levantó del comedor, recogió las notas— Adiós Nico, me voy a clases— le dió una sonrisa completamente fingida y se fué. En eso Nina se acercó a Nico.

— Cada día esta peor ¿verdad?— Nico asintió con tristeza— ¿Qué podemos hacer?

— Su vida cada día se apaga más, no puedo verla morir de una manera tan miserable— dijo Nico— Pero tengo un plan, un plan que tal vez funcione...

Hola, Guitarrista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora