17. Capítulo Diecisiete

40 8 2
                                    

-AIDEN- grité.

Estaba toda sudada de tanto correr y para sumarle con la mejilla llena de sangre.

Rayos. No encontraba por ningún lado a Aiden y era en el único en que confiaba para salvar a Jodie. Mis ojos estaban borrosos por las lágrimas que querían escapar y no me di cuenta que tenía alguien adelante hasta que lo atropellé, por suerte el sujeto me agarró de los brazos antes de que besara el suelo.

-Yo, lo siento...

-¿Serena?- hay no. Justo él.

Levanté la vista para encontrarme con Zack. La verdad de todas las personas del mundo justo me lo tenía que encontrar a él. ¿Que hago?¿Debería contarle lo de su hermana?

-¿Qué te ha pasado en la mejilla?¿por qué estás llorando?

Sacudi la cabeza. Demasiadas preguntas.

-Zack tú, ¿eres un Lux o un Noche?- lo sé, ridículo, hace tres meses que lo conozco y ni siquiera se qué clase de mago es.

-Un noche, ¿por qué?- un pequeño rayito de entusiasmo se abrió paso entre el miedo, y por primera vez desde que llegué me dieron ganas de abrazar a Zack en vez de darle una buena paliza.

-Te necesito- no le di tiempo a responder y jale de él para llevarlo hasta Jodie. Tenía que confiar en él para salvarla, era su hermano.

Ella estaba en su cabaña junto con Zafír y la chica.

Cuando entramos y Zack vió a Jodie se arrodilló y empezó a susurrar maldiciones y a decir el nombre de su hermana, jamás lo había visto tan vulnerable y... destrozado.

-¿Qué le ha pasado?

-Una bola de oscuridad la impactó en la espalda necesita que le extraigas la oscuridad antes de que se trague toda su luz- expliqué rápidamente.

Zack asintió y luego se recompuso; los bordes de su cuerpo comenzaron a difuminarse hasta que se volvieron de un negro vaporoso.

Zack apoyó sus manos tintadas de negro en el estómago de Jodie, así siguió un rato, hasta que al fin las levantó con gran esfuerzo, y, seguido de sus manos salió la pelota de oscuridad que pareció fundirse en el hermano de Aiden. Quedé boquiabierta.

Jodie dejó de sollozar, sólo se quedó quieta e inmóvil...como si estuviera...

-¿Zack, por qué no se mueve?- pregunté bastante alterada.

-Estará así unos días hasta que se recupere su Centro.

Parecía... más calmado, pero me equivoqué gravemente cuando se dió vuelta como un rayo hacia mi y me lanzó una mirada cargada de odio. Me agarró de los hombros y los apretó con fuerza.

-¿Cómo es posible que ésto haya pasado? Eres una estúpida, dos minutos contigo y ya casi muere, no entiendo por qué todos te ven como una especie de salvación si lo único que has hecho es traernos problemas- las palabras de Zack estaban afiladas como cuchillos, y me hacían daño.

-No la toques- esa voz tan fría se alzó sobre nosotros como cubetas de agua.

Zack me soltó y se dió vuelta hacia donde estaba mi hermano con sus escalofriantes ojos negros clavados en el chico.

-¿Y éste quien es?- preguntó desdeñoso, pero sin acercarse a el rubio.

Me quede callada, no le podía decir que era mi hermano, eso sería suicidio, nadie podía saberlo y menos que menos Clarissa y estaba más que segura que si Zack se enteraba eso sería lo primero que haría.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora