5. Quinto Capítulo

104 11 0
                                    

Sentía como las fuertes pezuñas de Kayla chocaban contra el húmedo pasto. No sabía donde iba, tampoco si seguía en los terrenos de Abraham o sí ya había salido, pero lo único que si tenía claro y sabia era que tenía que alejarme y salir lo más rápido posible, aislarme hasta que mi cabeza asumiera la información que acababan de darme. Al final me detuve porque estaba muy oscuro y me daba miedo que Kayla tropezara y nos lastimaramos las dos, me recoste en las raíces de un enorme sauce y lloré, lloré por todo esos años en los que me trague mi dolor y me doble a la voluntad de mi padre, lloré por mi madre, por no ser capaz de haber echo algo por ella en el momento, y sobre todo por sentirme tan estúpida e inútil, por ser débil y no haber escapado de este lugar en tantos años, por ser una gran cobarde.

Era la primera vez que desobedecía a mi padre, sigue grabada en mi mente su mirada encolerizada cuando salí corriendo, monté en mi yegua negra como la noche y salí disparada por el bosque. Ya no me importaba nada de nada, ni siquiera el hecho de que no recordara como volver a mi casa
y estuviera totalmente sola en un peligroso bosque, no medi bien el peligro hasta que escuche un extraño bufido que parecía más bien un rugido, lentamente me di vuelta y detecte unos brillantes ojos negros que me miraban amenazantes, pero eso no era lo peor sino el simple echo de que fuera un enorme oso el doble de grande que yo.

No podía creer lo que veía, jamás un oso había llegado por estas zonas eran demasiado remotas y lejanas como para que un animal de este porte las atravesara, y este oso en particular era demasiado extraño, su pelaje era negro incluso más que el de Kayla pero no sólo eso sino que su postura era amenazante y preparada para matarme y lo más importante irradiaba una oscuridad arrasadora, no entendía que era este animal. Pero no me dejó pensarlo mucho más ya que en un abrir y cerrar de ojos levantó su enorme garra y me hizo volar un par de metros, lamentablemente una de sus filosas cuchillas me alcanzó y me hizo un profundo arañon en el brazo derecho, ardía como el infierno y de el no dejaba de emanar sangre.

La increíble bestia se preparó para enbestirme, cerré mis ojos esperando el fin pero nada pasó, por lo que los abrí y ahora en el suelo había una persona, que enfrentaba al animal, de la nada aparecieron unos cinco lobos que atacaron al oso hasta que este calló, los lobos volvieron a esfumarse y ahora solo quedaba la persona que vino corriendo hasta mí. El brazo comenzó a arderme más fuerte y la vista se me nubló, pero antes de caer en la inconsciencia pude ver unos ojos azules que me miraban preocupados.

(...)

Sentía mucho calor y una fuerte luz ubicada justo en mis ojos cerrados por lo que los tuve que abrirlos. Pestañee varias veces para acostumbrarme a la claridad, y cuando lo hice pude ver que estaba en mi cama, ¿Cómo es posible? Hasta lo que yo recuerdo estaba en un bosque siendo atacada por un os... o no. Rápidamente miré mi brazo y efectivamente había una venda rodeandolo, me sentía rara, como si muchas personas me observaran pero era raro ya que estaba sola...
En ese momento mi mirada viajó por mi pieza percatandome que lo que menos estaba era sola. Zaira me miraba aliviada, Jacinda asustada como Elliot, mi padre solo se veía furioso y el alcalde indiferente. Mis ojos se detuvieron en una esquina donde Aiden se encontraba mirándome retador y acusador, no entendía que rayos le pasaba, porque él fue el que me abandonó y ahora mi mira como si yo fuera una inconsciente o una tonta. Maldito Aiden, por su culpa soy un torbellino de emociones revueltas.

-¿Por qué todos me miran?- pregunté finalmente. Se ve que eso hizo que Abraham se enojara más ya que hizo que todo el mundo abandonara la habitación, pero Aiden no se movió de su lugar.

-Fuera rata, no por que la hayas traído dejarás de ser un ladrón- le dijo mi padre. Por alguna razón que le hablara así me hizo enojar mucho.

-No le hables así.

-Serafina mejor será que mantengas tu boca cerrada ya que no estas en una buena posición- me amenazó. Mi rabia crecía contra él y ahora era yo la que quería que Aiden se fuera para dejarle bastantes cosas en claro a el gran Abraham Cadirat.

-Aiden vete- dije haciendo un gran esfuerzo por contener mi ira. El nombrado me miró sorprendido para luego irse dando un portazo, su falta creó un vacío en la boca de mi estómago pero lo ignore.

-Eres una desagradecida- pensé que esperaría un poco más para decirme algo pero no, así era él.

-¿Yo? ¿Desagradecida?

-No puedo creer, el hombre con más poder sobre Inglaterra tiene un hijo que te propone compromiso y tu solo sales corriendo como una chiquilla.

-No lo puedo creer, anoche casi muero y tú solo te preocupas por eso- claro que lo creía, dudaba mucho que le importara lo que casi pasó.

-¿Sabes lo que me costó disculparme por tu comportamiento? ¿Tienes idea? Y si casi mueres es por tu inmadurez, tantos años de educación para que solo seas una desagradecida y estúpida niñata.

-Cállate, tú no sabes nada de mí.  Eres tú el maldito desgraciado, ¿Qué te crees? No soy tu marioneta, ya no.

Me pegó una fuerte bofetada, pero yo no bajaría la mirada nunca más.

-Niña estúpida, ¿Cómo se te ocurre hablarme así? Soy tu padre y debes respetarme como tal.

-Tú no eres nada. Yo no respeto asesinos- dije con tanto veneno como una serpiente. Su cara se desencajó de la rabia y me pegó un bofetón más fuerte que el otro, pero ni dolor sentía ya, solo odio hacia este hombre.

-Eres una maldita niña. No vales nada. Eres una puta como tu madre- era raro que usara ese vocabulario, jamás en su vida había dicho algo tan grosero como eso, esa era la palabra más ofensiva que había en el mundo, pero no me molestó que me la dijera a mí sino que llamara a mi madre así.

-No te atrevas a hablar de mi madre así. Eres un maldito viejo, tan bajo has caído como para insultar a una persona que TÚ mataste. Te odio. Me das asco- no puedo creer que al final le haya dicho lo que quiero decirle hace mucho tiempo ya. Nuestra discusión ya había pasado a lo gritos. Levantó su mano de nuevo como para pegarme pero se la detuve en el aire, ya no más-No te atrevas, jamás volverás a tocarme ni un solo pelo, estas muerto para mí Abraham. No me casaré con nadie. Ni volveré a obedecerte.

-Harás lo que yo te diga, te estoy dando un futuro lujoso y lleno de poder estúpida.

-No me mientas en la cara, tú y yo sabemos perfectamente que el único que sale ganando en esta unión eres tú.

-Se acabó. Te quedarás aquí encerrada hasta que te lleven al centro de Inglaterra para que te cases.

Fue demasiado rápido para mí. Fue casi corriendo hasta la puerta y cuando estuvo del lado de afuera la atranco dejándome encerrada en mi propia pieza.

-NO ME PUEDES ENCERRAR AQUÍ. DÉJAME SALIR. ABRAHAM.

Grité y forcejee con la puerta hasta que mi garganta se inflamo y me lastime las manos de tanto pegarle a la puerta. No podía creer, no me podía mantenerme  encerrada.

"Pero ya lo hizo"

Dijo una vocesita dentro de mi cabeza. De algún modo iba a salir de aquí, lo juro.

Además mañana cumplía 18 años y seria libre, por fin. Sólo debía encontrar la forma de salir de aquí.

......................................................

Hola pequeños lectores!!!

Sip otro cap en poco tiempo. Les dejo este cap porque en la semana voy a estar muy atareada y no creo que pueda escribir mucho, por lo que si me atraso acá está este cap de regalo.

Por favor no se olviden de comentar y darme sus opiniones siempre me son de mucha ayuda. Gracias.

Los quiere. Agos.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora