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Luka bostezo y miro al techo, Sarah había salido con su madre y los niños a comprar helado, Astrid parecía la sombra de sus sobrinos pues no los soltaba para ningún lado, además Evie parecía no querer soltarla, Cori solo hablaba con ella y Niko se la pasaba en sus brazos...esos niños estaban muy mimados.

Su padre estaba en el mantenimiento de su pista de hielo -porque al final había conseguido comprarla- y revisando los contratos con los entrenadores sobre el tiempo que la usarían. Le agradaba que sus padres tuvieran la vida resuelta, su padre con la pista y su madre con la cafetería, y si él accedió a ir a relacionarse con su familia en Rusia era porque tenía miedo que algún negocio pudiera fracasar en un momento, pero ahora su padre tenía acceso a todo el dinero de los Nikiforov, incluso si no les hacía falta.

Cerró los ojos y suspiro, ya no quería volver a San Petersburgo, recordaba ahora lo que era la calidez de su hogar y no deseaba dejarla pronto...ojalá su hijo pudiera hacer las cosas bien desde el principio a diferencia suya, aún se sentía como un fracaso a veces.

Estaban quedándose en el departamento de Astrid porque en el de sus padres y el de su hermano no tenían donde alojarlos y ella amablemente se había ofrecido para ayudar a Sarah...era sumamente extraño pero se sentía algo celoso de su esposa, jamás pensó que podría sentirse así...de ella, porque para ser sincero, todo lo que había hecho en la secundaria había sido por celos...por qué había tenido que ser un adolescente tan imbecil? No era más fácil decirle "me gustas" y ya?

Bufo y se pasó una mano por la frente con molestia, su cabeza lo estaba matando. Se asusto cuando al abrir los ojos de encontró con Astrid asomándose por encima del respaldo del sofá, viéndolo confundida.

—Joder, casi se me sale el corazón.

—Oh vamos, no estoy tan fea—hizo una mueca y negó. —Bueno si estoy fea ahora pero nada que hacer, debiste acostumbrarte a mi rostro en dos meses.

—No es eso—sintió algo removerse en su pecho al escucharla llamarse fea. —No haces ruido, creí que estaba solo.

—Yuri salió de trabajar y alcanzó a tu madre y a Sarah, me dejaron venirme a descansar.

—Hoy es tu cumpleaños, verdad?

Ella lo vio, más confundida y algo extrañada.

—No vas a celebrarlo?

—Hace mucho no lo celebro, por qué?

Luka se mordió el labio y desvío la mirada.

—Creí que los niños iban a querer celebrarlo.

—Ellos saben que no me gusta—se sentó a la mesa y se sirvió un vaso con agua.

—Te has vuelto más dura y fría con los años, te gustaba tu cumpleaños—se acercó decidido, si no era ahora tal vez no habría otra oportunidad.

—Antes era más feliz.

—Que te cambio?...aparte...de lo que yo causé?

Ella suspiro y esbozó una sonrisa, pequeña y burlona.

—Creo que todo lo malo en mi vida, lo has causado tu, sin contar lo de mis padres, claro.

—Lo lamento...

—Sabes que es lo peor?—preguntó observándolo fijamente, con el ceño levemente fruncido. —Que no te odio porque sé que no lo quisiste tu, eres idiota pero no mala persona.

—Astrid—mojo sus labios y apretó los puños. —Quiero saber qué pasó, toda la familia parece saber y nadie quiere decirme nada.

—A nadie le gusta revivir el dolor...—suspiro y trató de calmar las nauseas que habían comenzado y el temblor en su cuerpo, de repente tenía frío. —Te contare, pero no quiero que lo menciones de nuevo, nunca, quedó claro?

IncompletoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora