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Bostezo y se estiró, había terminado de lavar los trastes y sus piernas temblaban, Niko era imparable cuando se trataba de jugar y ella estaba exhausta.

Suspiro y sobo su nuca, quería ir a recostarse un rato...tratar de dormir y esperar que su hijo no despertara durante la noche.

Sintió un escalofrío cuando unas manos se posaron en su cintura y su dio un brinco soltando un gritito, volteando a ver a Luka que le sonreía desde su hombro. Suspiro aliviada y le dio un codazo, sin mucha fuerza.

—Lo lamento, pero te veías tan indefensa que debía aprovechar.

—Casi me matas de un susto.

—Que exagerada~ aunque tus reflejos están algo lentos, antes de me hubieras tirado al suelo.

—Ya no soy la misma—murmuró soltando un suspiro. —Que se te ofrece?

La hizo girar y sonrío, viéndola a los ojos.

—Quiero llevarte a cenar.

Parpadeo confundida e hizo una mueca por la sorpresa.

—Perdona, creo que no te oí bien, como dijiste?

—Dije que quiero llevarte a cenar.

—Luka...son las once de la noche y mañana tenemos cosas que hacer.

—Por favor, recuerdas ese lugar de hamburguesas que está por la plaza?

—Me estás invitando a comer hamburguesas ahora? Es en serio?—soltó una risita y cubrió su boca para no hacer ruido.

—Por favor, será un rato solamente.

Mordió su labio inferior y se cruzó de brazos, no iba a poder negarse si la tenía así, acorralada, y seguro no la dejaría ir hasta que accediera.

—Sarah...?

—Dijo que ella cuidara de Niko hasta que volvamos.

Suspiro rindiéndose finalmente, parecía haberlo planeado bien.

—Te daré una hora, bien?

—Una hora es suficiente para mí—sonrió besando su mejilla. —Toma tú chamarra y vamos.

Negó divertida, con una sonrisa, y camino a la sala para tomar su chamarra, comprobó que llevaba dinero en los bolsillos del pantalón y se llevó su identificación junto con las llaves.

Salieron a paso lento, el estacionamiento quedaba cerrado desde las ocho así que tendrían que caminar un buen rato para llegar a donde Luka quería.

Hacía frío, era lógico pues era invierno pero era algo que podía tolerar, cuando la temperatura era más baja que los cero grados entonces era incapaz de salir de la cama.

Se sorprendió cuando Luka tomó su mano y le guió por las calles, guardando sus manos en el bolsillo de la chamarra. Sonrió y negó, se sentía extraño que él se comportara así, lo recordaba cómo un idiota total.

Vio las calles y arqueo una ceja, sin detenerse.

—La plaza está del otro lado.

—Lo se, pero si te decía a donde vamos en realidad no me hubieras querido acompañar.

—Luka—se quejó frunciendo el ceño, tratando de jalar la mano.

Se sintió extraña cuando él volteo a verla, entrelazando sus dedos con suavidad.

—No te arrepientas ahora, por favor...vamos—saco sus manos del bolsillo y le beso el dorso con tanta dulzura que se sintió un poco apenada.

—Está bien, pero más te vale que sea bueno.

IncompletoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora