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El bebe de Sarah era precioso y muy callado, apenas se quejaba y comía mucho, dormía casi todo el día así que no era un problema...a Astrid le gustaba cuidarlo pues sentía que así se redimía un poco de lo mala que fue con su hijo al principio.

Niko por su lado siempre estaba al lado de su madre, observando al bebé con atención...era más lindo de cerca que cuando lo vio en el hospital.

Acaricio la mejilla del bebe de solo tres meses que no pareció inmutarse, ahora veía todo lo que se había perdido antes. Le dejo descansar sobre su cuna y suspiro, ojalá supiera algo de Luka, desde el funeral de Sarah que él desaparecía por días, Otabek decía que se dedicaba a trabajar y que dormía en las camas de los pasantes, vaya forma de ser del alfa.

—Astrid, puedo dormir un rato?—preguntó Niko en voz bajita.

—Si mi amor—le sonrió, acostándolo en su cama, al lado de la cuna. —Te gusto ir a la escuela?

—Si...pero jugué mucho y me canse—murmuró tallándose los ojos.

—Descansa mi amor—sonrió besando su frente. —Mañana también debes ir, de acuerdo?

—Si—sonrió y abrazo a su oso.

—No duermas mucho, debes comer.

—Si, Astrid, lo sé—se rió y cerró los ojos cuando estuvo arropado.

La beta se puso de pie y salió de la habitación, estaba preocupada. Camino a la sala para recoger los juguetes de Niko cuando vio la puerta de entrada abrirse y un Luka completamente irreconocible entro.

Se mordió el labio al verle y suspiro, sin acercarse.

—Luka—le llamo, viéndole detenerse antes de entrar a su habitación. —Tienes turno hoy?

—No, Otabek me mando a descansar...una semana.

—Te ves horrible—dijo caminando despacio hacia él, tenía que andar con cuidado. —Has dormido bien?

—Que importa?—respondió hostil como antes.

Astrid suspiro y negó con la cabeza, Sarah tuvo razón, por lo mismo, debía ser drástica. Tomó la muñeca del alfa y le llevó a la cocina, obligándolo a sentarse.

—Supondré que tampoco has comido, así que después de que tomes algo ligero te vas a descansar como se debe.

—Astrid—se quejó, sobando sus sienes. —No me jodas.

Le dejo el plato frente a él y le tomó del mentón apretando un poco sus mejillas.

—Si vuelves a hablarme así te mandaré a dormir a la cama de Mika.

Le dio un manotazo para que le soltara, con el ceño fruncido.

—Astrid.

—Luka—se sentó al lado de él y tomó su mano. —Tienes que levantarte—le dijo con voz suave, notando sus ojos brillantes.

—No se de que hablas.

—Querías mucho a Sarah, verdad?

Él se quejó y desvío la mirada, empujando el plato lejos, apretando la mano de Astrid.

—Si, fue mi única amiga en Rusia—se pasó una mano por el cabello y suspiro. —Le dije que no tuviera al niño...por qué era tan terca?

—Bueno, al final cumpliste su deseo y se fue feliz, era feliz Luka.

—Ese niño la mato...

—No digas eso—le reprendió, acercándole la taza y dándole un apretón a su mano, como castigo. —Es tu hijo también.

IncompletoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora