Frío gélido

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Mientras charlaba con mis amigos, un hombre con un abrigo y sombrero negro entraron en el pequeño establecimiento.

Cuando sus ojos se posaron sobre mí, un pequeño brillo de alegría apareció en sus ojos cubiertos por unas gafas redondas.
-Gracias a Dios que estás bien- dijo mi abuelo con una sonrisa -¿Sabes el susto que nos has dado?-
-¿Y por qué no me dijisteis nada sobre eso?- dije molesta.
-Ahora eso no importa- dijo mi abuelo acariciando mi cabello -la profesora McGonagall ya ha escrito a la academia y seguirás estando en Hogwarts-
-Bien- dije para acercarme a una columna -abuelo... ¿Puedo preguntarte algo?-
-Por supuesto princesa- dijo pidiendo una cerveza de mantequilla con alcohol.
-¿Quién es el hombre del cartel?- dije señalando la foto en movimiento.
-Es... una mala persona- dijo él -pase lo que pase (T/N)________ no debes buscarle-
-Si está del lado de Voldemort- dije a pesar de que todos temiesen ese nombre -jamás intentaré hacerlo-
-De acuerdo- dijo mi abuelo -tendrás que madrugar para irte mañana ¿No es así?-
-Así es- dije sentándome a su lado en la barra -¿Iréis a despediros?-
-Por desgracia no- dijo con un suspiro -hay mucho trabajo en el ministerio y tu padre también tiene cosas en su departamento-
-Está bien- dije para abrazarle -os echaré de menos-
-Igual que nosotros a ti- dijo mi abuelo mientras me abrazaba.

A la mañana siguiente en el andén nueve y tres cuartos, todas las familias se despedían de los niños que iban camino de la escuela.

En mi cabeza no dejaba de presentarse la imagen de aquel prófugo de la justicia y que relación tendría conmigo.
-La verdad es que tu situacción da miedo- dijo John.
-Chicos sentémonos aquí- dijo Mary abriendo las puertas de unos asientos donde un hombre dormía tapado con su abrigo -los demás están llenos-
-¿Estará dormido?- dijo John.
-Eso parece- dije sentandome junto al hombre.
-¿Quién diablos será?- preguntó John.
-El profesor E. Lupin- dijo Sherlock.
-¿Cómo lo sabes Sherlock?- preguntó Mary asombrada.
-Lo pone en su maleta Mary- dijo apuntando a la maleta que descansaba en el estante sobre la cabeza del hombre.
-Dejémosle dormir- dije cerrando las puertas correderas -tengo que contaros algo-

Me senté con ellos y comencé a contarles que Scorpius Malfoy seguramente me estuviese buscando.

Todos empalidecieron, salvo Sherlock que estaba muy tranquilo.
-Si se ha escapado- dijo Sherlock -pronto lo atraparan-
-No lo creo- suspiré -solo unos pocos presos han conseguido huir de Azkaban-
-Yo estaría asustada- dijo Mary -es un asesino psicópata y lunático-
-Aún así nosotros le superamos en número- dijo John.

De pronto el tren dió un frenazo que hizo que casi nos cayésemos al suelo.

Los cristales comenzaron a tener escarcha y un frío gélido invadió el tren.
Las luces se apagaron y el tren quedó en una tenebrosa penumbra bajo aquel día lluvioso.
Cuando miramos al pasillo, vimos como una figura negra cubierta con una especie de sábana abría la puerta.
Era una criatura terrorífica, sin ojos, una pequeña boca y una huesudas manos negras.
La respiración de aquel ser era muy profunda y comenzó a mirarnos a todos.

Cuando me detectó, comenzó a inhalar profundamente.
Un gran dolor comenzó a extenderse por todo mi cuerpo mientras mis amigos estaban atónitos.
El dolor cada vez era peor y lo único que vi antes de desmayarme fue una luz blanca muy brillante junto al grito de una mujer.

Mi cuerpo comenzó a sacudirse mientras las voces de mis amigos pronunciaban mi nombre con otra voz desconocida.
-Chicos dejadle espacio- dijo una voz grave -no es bueno que la agobiéis cuando se despierte-
-¡Está abriendo los ojos!- dijo Mary emocionada.
-¿Qué pasó?- dije mientras mis ojos se adaptaban a la brillante luz -¿Qué diablos era esa cosa?-
-Un dementor- dijo el hombre que previamente estaba dormido -estaba revisando el tren en busca de Scorpius Malfoy-
-¿Y la mujer está bien?- pregunté.
-¿Qué mujer (T/Mote)_____?- preguntó John confuso.
-La mujer que estaba gritando cuando me desmayé- dije -¿No la escuchasteis?-
-No- dijo Sherlock -nadie a gritado peque-

Posé mi vista en el hombre de traje con aspecto viejo y de color gris oscuro.

Mostraba una suave sonrisa ladeada bajo un bigote perfectamente arreglado mientras rebuscaba algo en su bolsillo.
Su cara me resultaba bastante familiar, de una foto que tenía mi abuelo de hacía muchos años.
Cuando sacó su mano de la chaqueta, se arrodilló frente a mí con una pequeña tableta de chocolate.
-Toma pequeña- dijo con un tono dulce -en esta situación el chocolate es tu mejor aliado-
-Gracias- dije con una suave sonrisa -me ha salvado la vida señor-
-No hay de que (T/N)______- dijo con una sonrisa -si me disculpáis voy a ir a hablar con el maquinista-

El hombre abandonó la estancia mientras yo comía aquel delicioso chocolate.

Cuando llegamos al castillo, tomamos nuestros asientos habituales en el gran comedor.
La profesora McGonagall se acercó al enorme atril y comenzó a hablar.
-Alumnos- dijo ella -antes de comenzar nuestro habitual festín de bienvenida, me gustaría que le dedicásemos un fuerte aplauso al profesor Lupin que ocupará el puesto de Defensa contra las artes oscuras-
-¡Por eso sabía lo del chocolate!- dijo Mary mientras todos aplaudían.
-Ya decía que me sonaba- dije -es el hijo de Remus Lupin. Es igual que su padre-
-También tengo que anunciar alumnos- dijo McGonagall - que por su seguridad, hay dementores de Azkaban vigilando el castillo hasta que Scorpius Malfoy sea atrapado. Su actividad no irrumpirá las actividades diarias. Los dementores no saben distinguir entre a quién cazan y quién se mete en su camino. Por eso he de advertirles a todos que no les deis ninguna razón para haceros daño. No está en la naturaleza de un dementor el ser compasivo, pero, como decía el profesor Dumbledore, la felicidad puede ser encontrada en los más oscuros momentos, sólo si somos capaces de usar bien la luz-

Tras aquellas palabras las mesas se llenaron de comida y todos los alumnos empezaron a disfrutar de la noche.

Todos excepto yo, ya que estaba, por primera vez en mi vida, terriblemente asustada.

La magia de la deducción (Parte 3) (Sherlock Holmes y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora