El verdugo y el sauce

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Hagrid nos sirvió unas tazas de té caliente.

No dejaba de pensar en como sacar a Buckbeak de aquella situacción.
-Hagrid- dije -¿Qué tal si lo liberamos?-
-No- dijo Hagrid -sabrían que he sido yo. McGonagal va a venir, dice que quiere estar a mi lado cuando todo pase-
-Es injusto- dije suspirando para sentarme -Adler tendría que ser a quien asesinen-
-No digas esas cosas- dijo Sherlock sentándose a mi lado.
-Casi se me olvida- dijo el semigigante levantándose de su asiento.

Se acercó a una jaula donde guardaba algún animal.

Abrió y sacó de ella a una rata bastante gorda.
-¡Olivia estás viva!- dijo John agarrándola.
-Deberías cuidar mejor de tus mascotas- dijo Hagrid.
-Creo que alguien debe una disculpa- dijo Sherlock.
-Cierto- dijo John -cuando vea a Brownie me disculparé-
-Me refería a Mary- dijo Sherlock.

De pronto uno de los botes de porcelana de Hagrid se partió en pedazos por una pequeña piedra.

Una segunda me golpeó en la cabeza haciendo que me girase.
Pude ver que por la ladera estaban bajando el verdugo, mi tía Hermione y la directora.
-Ya vienen chicos- dije.
-Rápido- dijo Hagrid -por la puerta de atrás-

Salimos hacia el huerto cuando llamaron a la puerta y Hagrid los dejó entrar.

Nos ocultamos detrás de unas enormes calabazas que nos permitían escuchar lo que decían.
Mi tía estaba leyendo de nuevo la condena de Buckbeak y Hagrid lloraba.

De repente, el crujir de una rama hizo que me girase con velocidad.
-¿Qué pasa?- preguntó John.
-Juraría que he visto...- dije extrañada -No importa-
-Venga vámonos- dijo Sherlock corriendo hacía el círculo de piedra.

Subimos aquella empinada cuesta todo lo rápido que pudimos.

Allí vinos como Irene se estaba riendo de la situación.
-Vaya- dijo ella riendo -¿Vais a ver el espectáculo?-
-¡Tú! ¡Asquerosa, sucia y falsa cucaracha!- dije apuntándola con mi varita.
-¡(T/N)______ no!- chilló Sherlock -no merece la pena-
-Es verdad- dije para girarme y darle un puñetazo en la nariz haciendo que su cabeza se chocase contra una de las rocas.

Ella y sus amigas se fueron corriendo a la enfermería, puesto que había hecho que su nariz sangrase.

De pronto el reloj marcó las ocho y vimos como el verdugo se dirigía al jardín.

Mi corazón comenzó a ir muy deprisa y las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas.
El filo del hacha brillaba por el reflejo del sol y de pronto se precipitó para separar la cabeza del animal haciendo que muchos cuervos volasen con un gran alboroto.

Me abracé al cuello de Sherlock mientras lloraba y me sujetó con fuerza mientras John frotaba mi espalda.
Sin esperarlo, Olivia mordió a John escapando.
Al ver a su pequeño animal correr, John le siguió.
Por miedo a lo que podría sucederle a ambos les perseguimos.

John se abalanzó sobre la rata atrapándola entre sus manos con un jadeo frente a un árbol-
-¿(T/N)________ te das cuenta de que árbol es ese?- dijo Sherlock asustado.
-¡John corre!- grité al ver el sauce boxeador -¡Sal de ahí!-
-¡(T/N)______, Sherlock marchaos!- gritó aterrorizado señalando detrás de nosotros -¡Es el Grim corred!-

Al darnos la vuelta vimos a un enorme perro de color negro y profundos ojos amarillos que mostraba unos dientes afilados y perlados.

La enorme bestia ladró dos veces y se abalanzó en dirección a nosotros pero nos tiramos al suelo.
Saltó hacia nuestro pequeño amigo, agarró su pierna entre sus fauces y lo arrastró hasta un hueco bajo el árbol.
-¡John!- gritamos.
-¡(T/N)_____!- chillaba John dolorido intentando agarrar mi mano-¡Ayudadme!-
-Vamos Sherlock- dije viendo como lo arrastraba en la oscuridad.
-¡Cuidado!- gritó Sherlock antes de que fuésemos golpeados por una rama.

El árbol comenzó a atacarnos sin tregua alguna.

Los golpes iban y venía sin descanso, salíamos volando por los aires debido a la fuerza de la planta, las heridas comenzaban a sangrar por los cortes... pero tras muchísimos esfuerzos conseguimos entrar en aquel hueco llenos de heridas y con las ropas rotas.
-¿Estás bien?- preguntó Sherlock que había sido mi colchón para la caída.
-Si, lo siento- dije limpiando su labio de sangre -¿Y tú?-
-Estoy bien- respondió -pero busquemos a John-

Avanzamos en aquella oscuridad con mucho cuidado para evitar caernos.

Después de una buena caminata, conseguimos ver un poco de luz al final de aquel túnel.
Al salir, pudimos ver que estábamos en una casa antigua.

Aquellas paredes, el frío y el aspecto nos dieron las pistas de donde nos encontrábamos.
-Es la casa de los gritos- dijo Sherlock -da muy mala espina desde aquí-
-Mira- dije señalando las escaleras manchadas de sangre -eso es de John-
-Sigámoslo- dijo Sherlock subiendo con rapidez las escaleras.

A medida que subíamos, podíamos escuchar los quejidos de nuestro amigo.

Llegamos a la última planta y entramos en una habitación.
Las cortinas estaban rotas y sucias, el polvo estaba por todas partes y el piano allí colocado estaba destrozado.
John estaba en una esquina sentado en un viejo sofá con la pierna sangrando u quejándose de dolor.
-John- dijimos corriendo a su lado.
-El perro- dije -¿Dónde está?-
-¡Marchaos de aquí!- dijo él -¡Es una trampa! ¡Él es el perro, es un animago!-

Nos dimos la vuelta contemplando como las huellas de perro se transformaban en botas.

Justo cuando se cerró la puerta, descubrimos que había un hombre demacrado, de cabello rubio con algunas canas y sucio, dientes estropeados, tatuajes y ropas ajadas además de sucias. Teníamos ante nosotros al mismo Scorpius Malfoy.
-¡Para matar a (T/N)____ tendrás que matarnos a nosotros!- dijo Sherlock interponiéndose entre él y yo.
-No- dijo el hombre -Solo uno morirá esta noche-
-¡Y ese serás tú!- dije derribándole al suelo para ponerme encima y apuntarle con mi varita.
-¿Tendrás el valor de matarme (T/N)_____?- rió Scorpius.
-¡Expelliarmus!- escuché la voz de Lupin a mi lado haciendo que mi varita volase.
-Profesor- dije levantándome.
-Vaya, Scorpius -dijo Edward apuntando al hombre -te veo un tanto estropeado ¿No? Finalmente la carne rebela la locura interior-
-Al parecer tú de locura sabes mucho ¿No es cierto, Teddy?- dijo el hombre con una sonrisa ladeada.

La magia de la deducción (Parte 3) (Sherlock Holmes y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora