Capítulo 5

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— ¡James!.

Es la última palabra que sale de mi boca antes de escuchar como la puerta se cierra detrás de él, esto era declaración de guerra. Primero porque el día no podía estar mas a mi favor que hasta me había llegado la regla, lo que leen y encima de tener que soportar el jodido dolor en la parte baja de mi estómago tenía que terminar de limpiar. Ash, si tuviera súper poderes o al hada de la cenicienta podría limpiar todo esto con biditi baditi bu, pero no funciona así. Al cabo de una hora ya había terminado de limpiar por donde cualquier lugar que miren la casa camino fuera del baño con una toalla envolviendo mi cuerpo ya que me había dado un buen merecido baño de inversión. Mis pies se dirigen hacía el frío piso de cerámica de mi habitación mientras tarareo una canción al llegar, como de costumbre cierro la puerta detrás de mi y busco mi ropa interior en mi cómoda cuando encuentro mi conjunto de encaje negro tiro la toalla al piso y me lo coloco, frunzo el ceño al no ver mi cepillo para el cabello en el mueble y giro para buscarlo por la habitación pero mi mandíbula se cae al piso al ver a Ian acostado en mi cama observandome.

— Por favor, sigue. Me estaba aburriendo de esperarte pero ahora veo que valió la pena.

Lo mataré, juro que lo mataré. El se sienta en mi cama y me observa de arriba hacia abajo y se muerde el labio, genial, tengo un pervertido en mi habitación ¡Capitán América salvame!.

—¿COMO ENTRASTE AQUÍ?.

Mi voz no disimula mi enojo cuando le grito y puedo ver que el lo percibe también ya que su rostro se torno más divertido de lo usual si es que debajo de esa seriedad plasmada en él existe esa palabra.

— Con la puerta sin llavear, supongo.

Mierda, habíamos dejado la puerta abierta. Maldito James, genial.

— Bien, ahora largo.

Voy hacia la puerta de mi habitación y la abro para que el se vaya cosa que no hizo pues ni se movió de la cama.

— No, tenemos que hablar.

— Me parece perfecto hablaremos otro día cuando me olvide que entraste a mi casa como un ladrón y te metiste a hurtadillas en mi cuarto.

El se levanta de golpe y camina hacia mi sin dejar de observarme el cierra la puerta con llave y luego la mete entre sus pantalones para luego mirarme a los ojos.

—¿Qué diablos estas haciendo? Acaso te haz vuelto loco. Quiero que me des las malditas llaves y salgas de aquí.

— No lo haré, tenemos que hablar y si las quieres entonces tomalas ¿que te detiene?.

Esto era perfecto, estaba completamente jodida por un chico sin escrúpulos. Rodeo su anatomía y tomo mi ropa que había dejado preparada arriba de la cama para ponerme un short rasgado claro y una remera holgada del mismo color. Volteo a verlo y se que estuvo allí parado observando todos mis movimientos me siento en la cama matrimonial ya cambiada y espero el momento para hablar.

— Bien, ¿qué es lo que te trae por aquí? ¿que te tiene tan desesperado como para venir a recurrirme?.

Ian toma la silla del escritorio y se sienta en ella observando serio y con la mandíbula apretada haciéndolo lucir más perfec... no, ni te gastes en decirlo es un egocéntrico presuntuoso y fin de la discusión.
"Ni tu te crees esas mentiras, sabes que el es muy sexy."
Callate Pepe Grillo que no estoy de humor para pensar en eso ahora ya deja que hablen los adultos aquí.

— Hoy entraremos en la comisaría.

— ¿Perdón?.

— Te perdono.

Jugando con Fuego🔥[Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora