Capítulo 9

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No entendía lo que estaba pasando y me sentía frustrada de solo pensar en eso. Camino entre los objetos rotos que yacían en el suelo mientras mi mente vaga en un mar de preguntas e hipótesis sobre lo ocurrido minutos atrás ¿por qué vinieron a mi casa? ¿qué querían? ¿por qué no se llevaron nada de valor?. Mi cabeza comienza a dolerme de solo pensarlo, haciendo que un leve mareo me golpeé. Aparte de pasar por lo de recién, cabe destacar que lo único que había ingerido en el día fue café, una manzana y más café. Digamos que mi energía estaba a docientos metros de profundidad bajo tierra y con los ánimos llendose en la misma dirección.

- ¿Mel? ¿Melissa?.

Su inconfundible voz atraviesa el comedor y luego el pasillo, llegando hasta mi habitación. Sus ojos de un profundo color oceánico me delataban su preocupación al cruzar esa puerta, su ceño se alivia en cuanto me ve sentada en el sillón de mi habitación sana y salva.

- ¿Qué ocurrió?. -el se acerca lentamente hasta mi anatomía y se sienta en mi cama observándome, quedando frente a mi.-

- No lo sé.. yo no lo entiendo..

El solo me observa en silencio mientras intento buscar en mi mente algún indicio de que esa gente me había seguido o que me estaban esperando a que llegue a mi casa pero ¿con el propósito de encontrar qué?. Una nueva duda se me forma en mente mientras una lágrima cae por mi rostro levemente, la quitó con frustración y alzo el mentón. Esto me estaba matando y no necesitaba que nadie me vea llorar, menos él. Me levanto del sillón que se encuentra pegado contra la ventana y camino hacía el otro extremo de la habitación para juntar mi ropa tirada en el piso y guardarla en los cajones vacíos de la cómoda. Ian solo me mira y luego de unos segundos desaparece por la puerta y trae una bolsa negra para juntar los pedazos de vidrios rotos de un adorno que decoraba mi habitación, al principio frunzo el ceño pero luego lo dejo pasar y sigo con mis cosas. Realmente esta situación era extraña, no sé si era el hecho de que Ian me estaba ayudando o que lo allá encontrado mirándome más de una vez.

•∞•∞•

Otro día había llegado y el despertador no paraba de fastidiar con su repetido pitido "perfora-oidos". Intento alcanzar el aparato con mi mano estirada arriba de la mesita pero lo único que hago es tirarlo al piso.

- ¿Es en serio?.

Murmuró mientras mi voz sale adormilada y nada sexy por si se les pasaba por la cabeza la idea. Aplasto mi cabeza contra la almohada y resoplo, no había dormido nada bien en toda la noche pensando en que podría sucederme si escuchaba algún ruido extraño. Me levante a regañadientes y me encamine al baño chocandome con todo lo que se me cruzará por delante hasta..

- ¡Mierda! -grito tras haberme golpeado mi dedo chiquito del pie con la puerta del baño.- Duele, duele, duele..

Tomo mi pie entre mis manos y lo observo no hay sangre ni raspaduras o levantamiento de piel, bien todo en orden. Muerdo mi labio aguantandome el horrible dolor que emitía mi dedo titilante de ahora color rojo. Ese dolor era como si me hubieran golpeado uno de mis pechos, de esos golpes que te dejan sin aire, era odioso y doloroso.

Respiro repetidas veces hasta que el dolor es más llevadero y sigo con mi rutina diaria.. Paso uno: hacer mis necesidades, paso dos: lavar manos, dientes y cara aunque creo que esos serían más de un solo paso, si es que también pudiera entrar el hecho de que me había peinado mi nido de pájaros que tengo como cabello.

Salgo de allí corriendo con el temor de llegar tarde y me voy hacia mi cuarto para ponerme algo rápido, una remera gris con una pollera corta azul iba a estar bien. Me colocó mis vans negras y me dispongo a ponerme mi fiel maquillaje de siempre para luego tomar mi bolso y caminar hasta la cocina.

Jugando con Fuego🔥[Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora