Capítulo 38

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Una luz muy tediosa encandila mis ojos impidiendome abrirlos rápidamente. Siento todo mi cuerpo pesado, últimamente era normal sentirme así pero es extraño, me sentía diferente. Intento mover los dedos uno por uno y funciona, estos tocan algo suave que me cubría por completo, vuelvo a intentar abrir los ojos nuevamente con una pesadez extrema en todo mi ser, ¿porque es tan difícil?.

— ¿Melissa?.

Escucho la voz de Ian a lo lejos y siento como toma mi mano con una sutil fuerza, como si no me quisiera dejar ir. Intento abrir mis ojos nuevamente hasta que poco a poco lo logro, pareciera que me estoy desintoxicando de una maldita resaca.

— Ian..

Susurro casi inaudible mientras abro mis ojos haciéndolos chocar con una luz blanca muy fuerte. ¡Ay, por favor! diganme que no estoy en coma de nuevo y de que Ian no es un ángel o lo que sea que fuera que venga a por mi.

Abro y cierro repetidamente los ojos hasta poder perfeccionar mi vista, efectivamente estaba en una camilla de hospital. Observo a Ian y siento un gran alivio de que este a mi lado.

— ¿Cómo te sientes nena?.

El se sienta al lado mio mientras yo con mala cara intento levantarme un poco para sentarme, ¿porque tenia que doler como mil demonios?.

— Con ganas de matar a unas cuantas personitas.

Insinúe con sarcasmo. Ian suspira y me toma de la mejilla con su mandíbula tensa.

— Tienes mi palabra de que las van a pagar por poco y no sobrevives. -pausa por un segundo como si estuviera reviviendo la situación.- Me encargaré de que nadie vuelva a ponerte un dedo encima jamás, tu eres mía y nadie se meterá contigo.

Poso mi frente chocandola con la suya.

— Lo haremos juntos ¿okey?. -el asiente aún con su frente pegada a la mia.- Así que.. ¿soy tuya?.

Ian se relame sus labios mientras observa los míos. Dios, ¿porque provoca tantas sensaciones en mi?.

—¿Quieres ser mía?.

Siento como su aliento choca con el mio mientras se aproxima a mis labios quedando a poco centímetros de estos.

— Solo si tu eres mio para siempre.

—Creo que ya me conoces bastante para saber la respuesta.

Alzo una ceja desafiante.

—¿Eso es un si?.

Rueda sus ojos con fastidio.

—Si, es un si. ¡Déjame besarte ya!.

Y sin más, separa los pocos centímetros entre nosotros y me besa. Sus labios se movían lento con mucho cuidado y suavidad como si sintiera que mi piel era de porcelana y que con tan solo un movimiento en falso, me iba a romper. Llevo mi mano hacía su pecho y siento debajo de ella el sonido de su corazón latir, latía al compás de nuestros movimientos. Nos separamos unos pocos centímetros por falta de aire, pero eso fue en vano ya que Ian se dedicó a dejarme besos por toda la cara haciéndome reír.

—Ya, ya basta. -hablo entre risas.- ¿Dime que esta ocurriendo? ¿cuanto tiempo llevo así?.

Ian aleja un poco su rostro del mio para darse el espacio para contestar mis preguntas.

—Llevas dos días aquí, los médicos te encontraron deshidratada y anémica.. estabas muy débil. Por suerte la bala no tocó ninguno de tus órganos y la sacaron sin problemas pero Mel perdiste mucha sangre..

Estiro mi brazo y tomó su mano para entrelazar nuestro dedos.

—Ian.. ya estoy aquí, ¿si?.

En eso la puerta de la habitación se abre dejándonos ver a un Nathan muy cansado, ya que sus ojeras lo delataban.

— Ian, puedo hablar contigo un segundo. —el me mira y sonríe.— Hola Mel, me alegro que ya allás despertado.

— Me encuentro mejor, gracias..

El asiente y vuelve a fijar la mirada nuevamente en Ian, esperando una respuesta. Esté asiente y sus ojos me miran.

— Ya regreso, ¿si?.

— Está bien.

El se acerca hacia mi y me regala un beso en la mejilla para luego desaparecer junto con Nathan por la puerta. Debo decir que me extraño que Nathan lo allá llamado para hablar sólo con el, tranquilamente podría haber hablado enfrente de mi o quizás son alguna que otra cosa de hombres y solo estoy siendo egoísta y también puede que este un poco paranoica.

Luego de unos instantes de no saber que hacer recostada en la cama, con la bata de hospital, decido que ya es momento aunque sea de cambiarme de ropa. Si me pesaba el cuerpo y si estoy llena de moretones y puntos por todos lados pero ¿que les puedo decir? no me puedo quedar quieta sin hacer nada. Me aburro con mi solitaria compañía y mi móvil ni siquiera tenía batería.
Desprendo las mantas de mi cuerpo y suelto un grito ahogado cuando veo mis piernas, parezco Violeta la de Charlie y la Fábrica de Chocolates cuando se comió el chicle de mora azul. Así o peor estaban, me siento en la camilla despacio y contengo la respiración como si esa simple acción me ayudara a que no me doliera ni un solo músculo pero en realidad no lo hace, realmente no ayuda para nada. Camino hasta el bolso que trajo Ian de mi casa ya que lo reconoci porque primero era rosa y segundo Ian no tiene un unicornio gigante. Mientras busco la ropa me pregunto por James y si estará bien, no tengo móvil como para llamarlo pero de seguro que el y Rebecca se habrán preocupado mucho por mi en todo este tiempo. Espero que ellos estén aquí o quizás lo estuvieron y se fueron a descansar mientras Ian se quedaba a cuidarme. No lo sé pero necesito a James, el es mi hermano, sabrá que debo hacer y cómo debo sentirme ante todo esto, además me mata la curiosidad si el sabia sobre nuestros padres. Debo preguntarle.

Una vez que me cambie la bata de hospital por unas leggins y un remera me siento mucho más cómoda. Salvo por el pequeño detalle que me duele todo el cuerpo y que necesito recostarme nuevamente o de lo contrario se me van a abrir todos los puntos de la bendita operación.

— Nena, tenemos que irnos.

Frunzo el ceño cuando veo a Ian entrar por la puerta desesperado al no verme en la cama.

— ¿Qué ocurre?.

El toma mi bolso y luego mi mano para sacarme de la habitación pero me detengo en seco.

— Ian..

Pronunció su nombre como advertencia, tenía que decirme.

— Están aquí.

Suspiro exhausta por toda la situación y asiento.

— Está bien, vámonos.

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Gracias por leer.♡

Jugando con Fuego🔥[Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora