Tan pocos logran comprender lo que yo entiendo en segundos, quizás porque esté loco, quizás porque tienen miedo de que los locos un día gobernarán el mundo. Y es que de qué sirve la cordura, te pregunto a ti mi alma, si cuando estoy cuerdo no duermo tan solo trafico con mil sollozos y lágrimas.
La locura me ofreció infinitas historias fantásticas, días de simple recuerdo perdido mi yo entre páginas. Tan sólo pido ser entendido, ni halagos ni amenazas, solo pido ser un loco que tiempo atrás quedo encerrado entre los barrotes que formaron las palabras.