Lesbiana Por Accidente.

El día llegó Pt. II

Luego de unos quince minutos, al fin llegamos a la fiesta.

Jesy buscó parqueo, al encontrarlo todas nos bajamos del auto y caminamos a la entrada de la casa. Antes de entrar tomé la mano de Perrie.

- Entremos ya. *Dijo Jesy sonriente.*

Hicimos caso y nos adentramos en la casa, digo mansión qué parecía ser la de Taylor.

- Vaya qué es grande. *Comenté.*

Seguimos caminando y grandes mesas llenas de comida aparecieron, un bar enorme y una mesa larga con muchos dulces.

- ¡Hola! Qué gusto verlas, chicas. *Saludó Taylor de repente, haciendo qué Perrie y yo pegaramos un brinco del susto.*

- Tay, te ves bellísima. *Dije*

La rubia traía puesto un vestido negro pegado al cuerpo, el cuál le lucía genial.

- Gracias Pezz, tú también lo estás.

- Me gusta tu vestido Tay. *Halago Leigh.*

- Gracias linda, también me gusta el tuyo.

- Gracias Tay.

- Pónganse cómodas, coman y beban lo qué quieran, en unos minutos empezamos.

- Gracias. *Respondimos al unísono.*

La rubia desapareció, Perrie soltó mi mano y se dirigió al bar.

               *Narra Perrie.*

Aunque no lo demostrara, estaba rota por dentro, había tenido problemas graves en casa y ahora sólo quiero emborracharme y olvidar toda esa mierda.

Al parecer Jade no le tomó importancia y la verdad no me importa.

- Un shot de vodka, por favor. *Le pedí al bar man.

- Hola Perrieeele. *Escuché una voz familiar detrás mío.*

- Hola enano. *Al voltear vi qué era Lou y saludé.*

- ¿Qué haces acá tan sola? *Se sentó a mi lado.*

Lou y yo ahora tenemos una buena relación, se podría decir qué somos mejores amigos.

- No lo sé, quiero olvidar todos los problemas de casa.

- ¿No se han resuelto?

- No Lou.

- Lo siento Pezz.

- No importa, ¿y Harry?

- Por ahí anda.

- ¿Quieres acompañarme a ahogar mis penas en alcohol?

- Me encantaría.

- Aquí está su vodka, señorita. *El bar man colocó el vaso frente a mi.*

- Gracias. *Agradecí sonriente.*

- ¿Puede traer otro, por favor?

- Claro, con gusto.

- ¿Cómo va todo con Jade?

- No lo sé, creo qué lo está tomando como un juego.

- ¿Has hablado con ella con respecto a tus sentimientos?

- No.

- ¿Entonces? ¿Cómo quieres qué ella no lo tome como un juego si no has hablado de ella sobre tus sentimientos?

- Tengo miedo, Lou.

- ¿De qué?

- De decirle lo qué siento y que me rechace, no quiero perderla.