Sexo en el camerino.

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Estaba muy cansada así que apenas terminamos de grabar fui directo al camerino a descansar un poco y a cambiar mi ropa ya que quería ponerme algo más cómodo, tenia puesto un vestido corto de color azul que en realidad era bastante incómodo. Estaba en ropa interior justo cuando Perrie entró al camerino, ésta al verme en poca ropa entró y cerró inmediatamente la puerta.

- Eh... hola.

Dije viéndola a algo confundida.

- Sólo vine a decir que lo hiciste muy bien.

- Gracias, tú también.

Perrie me miraba de arriba a abajo y aunque me gustaba, me sentía algo incómoda.

- ¿Se te ofrece algo?

Dije al verla embobada observándome.

- Eh, no sólo venía a felicitarte.

La rubia me miraba con lujuria y deseo, mientras mordía su labio sabía que no venía sólo a felicitarme.

- Te extraño Perrie...

Esas palabras salieron de mi boca sin pensarlo y sabía que esto nos iba a traer problemas a continuación.

- ¿Ahora si me extrañas, Jade? Ahora que ves que soy feliz con alguien más, ¿Me extrañas?

Dicho esto la rubia soltó una carcajada mientras se acercaba a mi.

- En mi defensa nunca me dejaste hablar contigo de lo que sucedió esa mañana, cuando quise hablar contigo me corriste de tu casa y cuando me doy cuenta ¡Boom! Estás saliendo con alguien más.

La rubia se quedó pensativa unos minutos, ella sabía que yo tenía razón.

- ¿Puedo hacer algo para corregir mi error?

Me miró con lujuria y mordió su labio inferior levemente.

- ¿No te está esperando tu novia?

Realmente me sentía bastante tensa, pues, Perrie prácticamente que se me estaba insinuando.

- No me cambies de tema, Thirlwall.

Se acercó a mi y me comenzó a besar con necesidad, simplemente me dejé llevar por el momento y profundicé el beso. Extrañaba los besos de Perrie.

Sentía sus dedos recorrer mi espalda me estremecí un momento al sentir como quitaba mi sostén dejando mis pequeños senos descubiertos, Perrie los miró y de inmediato los comenzó a lamer. Aunque disfrutara del momento, sabía que algo andaba mal con Perrie y Gigi, pues, Perrie me había estado evitando todo este tiempo, aún así no quería arruinar el momento, quiero que Perrie me haga suya. 

- Perrie, hazme tuya. ..

La rubia al escuchar eso mordió su labio inferior y quitó con desesperación lo que me quedaba. Yo por otra parte hice lo mismo con ella y ¡joder! los pechos de Perrie son tan bonitos. 

- ¿Ahora si quieres que te haga mía, pequeña pasiva?

- Siempre lo he deseado.

La ojiazul me cargó en sus brazos y me llevó hasta uno de los sofá que había en el camerino; me acostó en el sofá y de inmediato comenzó a devorar toda mi vagina. Sentía como su lengua recorría cada rincón de mi vagina, trataba de no gemir ya que alguien nos podía escuchar pero con la lengua de Perrie en mi cosita era imposible.

- ¿Te gusta, cierto?

Preguntó la rubia viéndome con una sonrisa maliciosa. 

- Sí ¡mierda! sí

Lesbiana Por Accidente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora