Lesbiana Por Accidente.

París.

Luego de hacer mis maletas, salí de aquella casa no sin antes despedirme de las chicas y Jade, un amigo de Gigi llegó por nosotros a la casa. Al llegar a casa sabía que no tenía mucho tiempo.

- ¿A dónde crees que vas Perrie Edwards?

Dijo mi mamá.

- Que te importa.

Respondí.

- Soy tu madre y a mi no me vas a responder así.

- Sii ti midri i i mi ni mi vis i rispindir isí.

- ¡PERRIE!

- ¿Qué?

- No vas a salir de esta casa.

- Lo siento, tengo cosas más importantes que hablar contigo.

- ¿Quieres que te eche a la calle?

- Tengo la casa de mi padre.

- ¿Me estás retando?

- Déjame en paz, maldita sea.

- Mientras vivas en esta casa vas a hacer lo que yo diga, quieras o no.

- ¿Ahora si te importa lo que mierda hago?

- Si, porque eres mi hija.

- Claro, ¿De verdad te consideras una madre?

- No me hables así, maldición.

Sentí la palma de mi madre en mi mejilla.

- ¿Acabas de golpearme?

- P-perrie no lo quise hacer.

- No me vengas con mierdas, me largo de esta casa.

- N-no mi niña.

- Mi niña mi maldito culo.

Subí a mi habitación con varias lágrimas rodando por mis mejillas ¿Realmente me ha golpeado? ¿Luego de todo lo sucedido? Ahora si que sé pasó. Marqué el número de mi padre esto no se quedará así.

- ¿Papá?

- ¿Estás llorando? ¿Qué pasó cariño?

- Mamá me volvió a golpear.

- ¿De nuevo?

- Si papá, estoy cansada de ella.

- Alista tus cosas pequeña, en un rato llego por ti.

- Te amo papá.

- Yo a ti más.

Corté la llamada y hice mis valijas, por fin estaré libre de ella y sus maltratos.

Marqué a Gigi.

- ¿Gi?

- ¿Nena? ¿Está todo bien?

- No Gi, tuve una pequeña discusión con mi madre y me golpeó, ahora iré a vivir con mi padre.

- ¿Todo sigue en pie?

- Si, sólo que tendrán que recogerme en casa de mi padre.

- No hay problema nena, envíame la dirección.

- Gi, mi mejilla está sangrando un poco.

- ¿Tan duro te golpeó?

- Si Gi.

- Muero por verte y abrazarte.

- Igual yo Gi, espero que pasé todo rápido.

- Igual yo nena, no me gusta verte mal.