Aquella noche tuve mucho miedo. Por aquella sombra atemorizante, por esa figura extraña con forma humana, por las voces que creí escuchar, por los ruidos en la ventana, por aquellas veces que sentí que me tocaban y por los pasos en la escalera.
Pensé que aquella sombra era de mi madre y me asusté, por suerte solo era un espíritu.
La figura creí que estaba hecha con abrigos en un perchero, luego me di cuenta que era una persona que me observaba y me calmé.
Las voces que escuchaba podría jurar que venían del televisor, para mi fortuna eran fantasmas llamándome.
Creí que los ruidos en la ventana era un perro rasguñando el vidrio, afortunadamente era un asesino que quería entrar.
Me asusté al pensar que sentía que me tocaba el viento pero era solo el loco que se escapó del manicomio.
Y los pasos en la escalera me imaginé que era mi padre, sin embargo solo era una niña sin ojos.
Que suerte tuve esa noche, todas esas cosas escalofriantes eran solo un producto de mi imaginación.