~Capítulo 11~

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Me acurruco entre las rígidas sábanas de mi camastro mientras miro los barrotes de la celda. A pesar de sus pequeñas medidas, la cama se adapta bastante bien a mi cuerpo e incluso deja un pequeño espacio entre mis pies entumecidos y su borde; por una vez en mi vida agradezco que mi estatura se quedara en los escasos metros sesenta. Recuerdo la vergüenza que ese tema me hizo pasar de pequeña y sonrío levemente. La visión de mi hermano, tres años más joven que yo y la envidia que le tenía por sacarme una cabeza y media, vuelven a mi cabeza después de estar escondidos allí desde el momento de su muerte. Solía meterme con su estatura constantemente y él, más maduro que yo, me revolvía el pelo con sus enormes y torpes manos con una gran sonrisa en su cara, mientras yo le miraba con los brazos cruzados. Una pequeña lágrima baja por mi mejilla a causa del recuerdo de los buenos tiempos.

Los barrotes que me encierran en aquella habitación de paredes grises, que fueron unos de los pocos que encontramos sin rastro de sangre, producen una cierta sensación de seguridad que llevo sin sentir desde hace mucho tiempo. Una pequeña vela colocada sobre el lavamanos oxidado ilumina la sala levemente, creando pequeñas sombras en los rincones de la claustrofóbica pero segura celda.

Doy vueltas entre las mantas limpias que encontramos hace solo unas horas en unos armarios de la prisión, intentando conciliar el sueño, pero la adrenalina que antes ayudaba a disimular el cansancio y el dolor de articulaciones ya ha desaparecido, dejándome con una incomodidad que me impide dormir. Escucho los susurros del grupo, que comen reunidos en el piso de abajo. Yo he decidido no unirme a ellos, por primera vez desde que me acogieron, por el gran cansancio y fatiga que siento...Y tal vez las palabras de Daryl. Todos hablan del comportamiento de Rick, que descansa en su celda junto a Carl y por alguna razón las palabras del cazador se repiten en mi cabeza de nuevo. Un extraño sentimiento de rabia se extiende por todo mi cuerpo y apreto la mandíbula instintivamente. ¿Por que cojones sigo aquí? Lori ha muerto y yo he insinuado que el padre de la criatura que trajo al mundo antes de morir podría hacerle daño. En ese momento mi cabeza daba vueltas tras la reciente pérdida y la culpabilidad latía en mi pecho...simplemente no quería que Lori hubiera muerto en vano. ¿Pero en que estaba pensando? Rick jamás haría daño a la bebé, es un buen padre. "Soy idiota" pienso una y otra vez mientras el rostro de Lori, sonriente aparece en mis pensamientos. "Todos los años de carrera, matándome a estudiar...para ahora perder a alguien entre mis brazos", "quizás si no hubiera perdido tanta sangre..."

-________...-Una voz me sobresalta desde los barrotes de la celda. Estaba tan absorta en mis pensamientos que no escuché los pasos de Carl acercarse.-¿E-estás despierta?

-S-si... supongo que no puedes dormir.-Contesto mientras me incorporo y noto el frío suelo bajo mis pies descalzos. Carl asiente mientras me acerco a los barrotes y los abro, dejandole pasar al interior de la celda.

-Mi padre no está.-Dice mirándome a los ojos. El corazón me comienza a latir rápidamente.-Me desperté para...ya sabes... y ya no estaba a mi lado.-Dice rápidamente.

-¿Sabes donde puede estar?-Le pregunto mientras saco mis viejas Chippewa de debajo de mi cama y las ato con fuerza. Descuelgo mi abrigo de la litera de arriba y salgo de la celda sin quitarle la vista de encima a Carl.-¿Lo sabes, Carl?

-Habrá salido a...enterrar a mamá.- Dice bajando la cabeza. Agarro mis cuchillos y mi pequeño revólver y acelero el paso.

-No te muevas de aquí, vuelvo enseguida.- Le grito ya desde el final de las escaleras. Salgo del complejo por la puerta trasera, ya libre de mordedores, sin que ningún integrante del grupo notara mi presencia. Lo último que necesita Rick ahora mismo es que todos lo vean en este momento. La mente de las personas que acaban de perder a un ser querido se puede comparar con una bomba, el peligro está allí y no se sabe cuando va a estallar. Mis años de psicóloga me ayudan a identificar que el líder del grupo tiene serios problemas que deben ser resueltos o, por el contrario, se podría hacer mucho daño.

"Está loco, el patio sigue infestado de caminantes"Me muevo en silencio hacia la zona delantera, eliminando cada caminante que se me acerca. Hay centenares de ellos, y están hambrientos y cabreados. Camino entre las sombras, con un par de cuchillos en la mano. La tenue luz de la luna me permite distinguir la figura de Rick con una pala en la mano, cavando un hondo hoyo en la tierra húmeda de la prisión. Oigo unos balbuceos sin sentido mientras me acerco a él, con cuidado de que me no me confunda con uno de los muertos vivientes a los que machaca la cabeza contra el suelo, ayudándose tan solo de su pala.

No hablo. Esto es algo que Rick debe hacer por su cuenta para saldar las deudas que han quedado pendientes con su mujer. No intento acercarme a él, no le pregunto  como está, simplemente escucho sus sollozos mientras le dedica palabras de amor a Lori. Yo mantengo a los caminantes que se percatan de nuestra presencia. Mi cuchillo atraviesa sus cabezas como si de mantequilla se tratasen, salpicando materia gris en mi abrigo. La tumba cada vez es más profunda, y cada poco tiempo Rick revisa que el cuerpo de su mujer sigue intacto, cubierto por una sábana blanca, esperando a ser enterrada en el que será su hogar por el resto de los tiempos.

El número de mordedores disminuye de manera considerable, hasta el punto que dejan de aparecer tras las largas dos horas que llevamos allí fuera. Los brazos comienzan a pesarnos a ambos de los dos, que descansamos cada poco tiempo de nuestras respectivas tareas. Rick ya no murmura, se limita a cavar y cavar, como si buscara llegar a la otra punta del mundo. Los caminantes se acercan cada vez más rápidamente, como si la fría noche les ayudara a mover sus asquerosos y pútridos cuerpos, y mis fuerzas cada vez flaquean más. Me giro y veo como Rick suelta la pala y deposita el cuerpo de su esposa en su tumba. Se gira y me mira, como si se acabara de percatar de mi presencia, pero no articula ni una palabra. Coge de nuevo la pala y comienza a tirar tierra sobre el cadáver.

-Adiós.-Dice Rick tras otra larga hora. Me giro y lo descubro de rodillas sobre la tumba, ya acabada, de su mujer. Durante la última media hora, a falta de caminantes,  me dediqué a tallar unos palos que até en forma de cruz que tiendo a Rick. Él me mira de nuevo con esos ojos hieráticos, inconsciente de mi presencia allí. Su rostro y manos brillaban por el sudor a la luz de la luna. Rick acepta mi cruz y la clava sobre la tierra removida, dando por terminado su trabajo.

Ambos nos dirigimos en silencio hacia el bloque C, cubiertos en sudor.

A knife & a crossbow [Daryl Dixon y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora