~Capítulo 14~

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Mis brazos se cierran con fuerza, sujetando la cintura de Daryl a medida que avanzamos por la desierta carretera. El viento me golpea con fuerza en la cara y me obliga a entrecerrar los ojos y esconder la cabeza tras el chaleco del arquero, que conduce con los ojos fijos en el camino. El estruendoso sonido que produce la moto despierta algunos caminantes que descansan en los bordes de la carretera, que se levantan para intentar alcanzarnos inútilmente, con sus pútridos brazos en alto.

El caluroso sol de primavera se ciñe sobre nosotros, calentando nuestras cabezas a la vez que Daryl disminuye la velocidad en cuanto nos acercamos a nuestro destino. Mis sudorosas manos se apartan de su cintura rápidamente cuando la velocidad es suficiente como para no lanzarme hacia atrás por la inercia. Daryl aparca la Harley a unos metros de la ciudad, lo suficientemente cerca por si hay una emergencia, y se baja del vehículo de un salto. Un pequeño barrio se encuentra antes nosotros, las casas que seguramente fueran las más deseadas por la mayoría de personas se encuentran ahora totalmente destrozadas. Pedazos de cristales yacen en el suelo junto los habituales charcos de sangre de ricachones que seguramente cayeran ante los mordedores. Me quedo paralizada aún sentada sobre la moto, contemplando el desolador paisaje.

-Vamos, date prisa.-Dice Daryl, sacándome de mis pensamientos. Asiento con la cabeza y bajo con cuidado, notando un calambre en el pie derecho a causa de las horas que he pasado sin tocar el suelo.-Bien, ¿por donde empezamos?.- Pregunta Daryl descolgándose su ballesta del hombro.

-Necesitamos una farmacia.-Digo tras unos minutos de silencio, sorprendida de que Daryl me deje tomar la iniciativa. - Lo primero que necesitamos es leche en polvo para la bebé, después hay que saquear algunas casas a ver si encontramos algo comestible.- Él me mira fijamente, con una expresión divertida en la cara.

-Bien, pues busquemos la farmacia.- Aparta la mirada de pronto y comienza a caminar hacia las calles del pequeño barrio.

Caminamos en silencio entre las calles, sorprendentemente vacías de caminantes. El conocido barullo de las ciudades se ha convertido ahora en un inquietante silencio que te obliga a estar alerta de cualquier amenaza que lo pueda romper . Daryl camina al frente, con su ballesta en alto, lanzando cada poco tiempo miradas furtivas hacia mi posición, detrás de él. Yo avanzo con cuidado, sujetando un cuchillo en cada mano.

-No creo que queden muchas cosas en la farmacia ________.-Dice Daryl, sobresaltándome.- Todo parece saqueado.- Dice en un susurro. Se detiene, esperando a que me coloque a su lado, caminando al mismo ritmo.

-No podemos volver ahora.-Digo secamente, caminando cada vez con un paso más rápido. Daryl me sigue, vigilando las calles entrecruzadas en busca de caminantes.

Después de media hora andando sin rumbo, encontramos la maltrecha farmacia, totalmente destruida en el exterior. Lo que antes habían sido enormes paneles de cristales ahora son simples marcos que sujetan restos de la enorme cristalera, toda esparcida por el suelo. La suciedad y el polvo propios de edificios abandonados se acumula en los restos de los cristales, evitando que la luz se cuele por ellos y tornando los cristales de un color opaco.

Me adelanto, intentando encontrar un lugar seguro por el que pasar, cuando Daryl me agarra con firmeza del brazo. Su contacto físico me hace estremecer y me mando un escalofrío que recorre toda mi espalda. "¿Por que me está tocando?" pienso para mis adentros, intento seguir caminando, ignorando su mano, pero me agarra con más fuerza y me obliga a mirarle.

-Yo iré primero.-Dice en un susurro. Yo niego con la cabeza, pero Daryl se adelanta, entrando por el estrecho hueco de la cristalera.

La farmacia está completamente a oscuras, la luz que entra por los agujeros que dejan los marcos de la cristalera no alcanzan más que unos metros. Caminamos a tientas en la oscuridad, notando con las manos las estanterías vacías. El arquero se dedica a indicar con signos si avanzar o retroceder, que yo ignoro. Me dirijo hacia una estantería, en busca de algunos productos de higiene femenina, seguro que a las demás del grupo también les harán falta en algún momento del mes, al fin y al cabo, no dejamos de ser mujeres. Daryl se acerca por mi espalda y yo guardo rápidamente el paquete en mi mochila.

-No te separes de mi, joder.-Se queja. Pongo los ojos en blanco y me pego a su espalda, tal y como él me indica.

Avanzamos entre los pasillos, recogiendo cada paquete de pastillas que encontramos por el suelo, sin fijarnos si quiera de que medicamentos se tratan. La leche en polvo se encuentra en perfecto estado en una enorme estantería del fondo de la tienda, dedicada a productos para bebés. Guardo en mi mochila todos los productos de esa sección que nos pueden ser útiles, como una pequeña manta que será vital en inverno.

-Creo que somos el único grupo que tiene los cojones como para traer un bebé a este mundo.- Dice Daryl mientras carga unas latas de vitaminas infantiles. Suelto una pequeña carcajada, que trato de esconder entre la oscuridad.

Daryl rebusca entre las estanterías vacías mientras yo me agacho para buscar medicamentos olvidados en el suelo. Palpo con la palma de mi mano las frías y pegajosas baldosas del suelo cuando, de pronto, me topo con un enorme agujero bajo un expositor, repleto de medicamentos.

-D-Daryl.- Digo lo más silenciosamente que puedo. Él se acerca rápidamente, con su mochila abierta, llena a penas de una docena de cajas. Le agarro la mano con firmeza y se la guío hacia el escondite de medicamentos.- Alguien los ha tenido que poner aquí... Démonos prisa.

Le suelto la mano rápidamente y comenzamos a llenar las mochilas con los cartones de pastillas, jarabes y cápsulas con la mayor rapidez posible. Busco a tientas las cajas en el fondo del escondite cuando una mano aparece de la nada, agarrando con fuerza mis dedos. Me contengo para no gritar, pero Daryl en seguida se da cuenta y me estira del brazo hacia el exterior del hueco con todas sus fuerzas. Intento liberarme del agarre del mordedor, apuñalando repetidamente hacia el interior, agujereando solo cajas y cajas de pastillas. Consigo retirar la mano rápidamente del hoyo, pero continúo apuñalando hacia el interior, ahora con un cuchillo en cada mano, buscando la cabeza del caminante.

Mis brazos entran en una especie de modo automático que me impide dejar de repetir ese movimiento, incluso un tiempo después de alcanzar el cerebro del mordedor. Me incorporo jadeante, notando mis manos completamente manchadas de materia gris, que sale a borbotones de la cabeza recién abierta. Daryl me mira sorprendido, mis ojos ya se han acostumbrado a la falta de luz y puedo distinguir sus ojos mirándome fijamente con la boca entreabierta.

-Bueno.-Digo, aún entre una agitada respiración.- Al menos hemos encontrado a quien escondió todo esto.- Me levanto del suelo acompañada de Daryl

-Creo... que ya tenemos lo que necesitamos. -Dice él, apartando la mirada y colocándose su mochila al hombro.- Veamos que hay en aquellas casas...

A knife & a crossbow [Daryl Dixon y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora