6.

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Dedicado a: @nialllittlecat


Los siguientes días transcurrieron con total normalidad. Niall acudía a la empresa con su padre, pasaba horas en el despacho del señor Malik trabajando y, de vez en cuando, compartiendo besos con él. Pero nada más.

Después de una semana de tonteos, besos robados y toqueteos inocentes, aún no habían salido juntos a ningún lado. Ni hablaban apenas del tema y el rubio comenzaba a crisparse.

Admitía que le gustaba tener la atención del moreno y que sus besos sabían a puta gloria, pero una relación del estilo que era la suya no se basaba solo en un par de besos al día y ya está. Debían salir, o algo por el estilo; que le consintiera como haría un buen daddy pero Zayn no hacía nada típico del daddy kink.

Se encontraban en el despacho del más mayor, hablando. Eran casi las siete, su hora de salir, pero especialmente ese día, a pesar de haber sido agotador, Niall no quería volver a casa. El señor Malik se veía demasiado bien como para querer irse y perderse tal deleite a la vista. Pues, a diferencia de todos los días, el moreno vestía completamente casual: unos jeans que se ajustaban ligeramente a sus piernas, una camiseta gris con algunos cortes y su pelo, su maldito pelo. Se veía como un jodido adonis y Niall no sabía qué hacer para contener sus ganas de saltar sobre él.

– ¿Has quedado y por eso vas tan guapo, daddy? –preguntó, sin poder evitarlo, Niall.

Zayn sonrió ampliamente mirando al chico.

– Sí –contestó con simpleza.

Niall crispó los labios y contuvo cualquier improperio que pudiera llegar a salir de su boca. Con él no había quedado ni un mísero día de la semana que llevaban juntos, pero si quedaba con otra personas. Le parecía simplemente perfecto.

– Vete a la mierda, hombre –gruñó y se levantó del sillón.

Cuando abrió la puerta, estuvo a punto de recibir un golpe por parte de su padre, ya que estaba a punto de llamar cuando el rubio la abrió.

– Oh, Niall, lo siento –dijo su padre sonriéndole y se adentró en el despacho–. ¿Estás listo, Zayn?

El rubio frunció el ceño y alternó su mirada de Bobby a Zayn y viceversa.

– Claro, Bobby, ya podemos irnos.

– ¿Podemos irnos? ¿Qué me he perdido? –preguntó Niall sintiéndose excluido al no saber de qué hablaban.

El moreno sonrió con malicia pero no contestó, en cambio, su padre si lo hizo:

– Vamos a cenar juntos, ¿no te lo había dicho?

No, papá, se te olvidó mencionar ese  detalle, pensó el oji-azul. Se mordió la lengua y suspiró por lo bajo. Iba a recibir una buena regañina por parte de Zayn por mandarle a la mierda sin razón alguna, cuando con quien había quedado era él, bueno, y su padre.

Los tres salieron del despacho y se dirigieron cada cual a su respectivo coche.

Niall puso música para hacer más ameno el corto viaje desde el edificio hasta el restaurante en el que tenían reserva. Al entrar en este, el rubio se fijó en todo. Era el típico sitio al que iría una persona rica: todo era lujoso y bonito, aunque la gente no vestía precisamente  de etiqueta. Bueno, Zayn tampoco lo hacía.

Un camarero les guió a su mesa y tomaron asiento: Niall y Zayn juntos y Bobby en frente de ellos. Como normalmente pasaba cuando se juntaban su padre y Zayn, hablaban sobre cualquier tema de la empresa o de otras y eso eran cosas que al rubio no le importaban en lo absoluto.

Mientras revisaban la carta del menú, el oji-azul sintió como el moreno rozaba su rodilla contra su pierna, por lo que contuvo la respiración.

– ¿Ya saben los señores que van a tomar? –preguntó con amabilidad el camarero.

Todos asintieron y Bobby empezó con su orden. Cuando llegó el turno  de Niall, el señor Malik posó su mano sobre su muslo y empezó a acariciarlo despacio, de una manera casi sensual, lo que hizo que el rubio titubeara y se le escapara un suspiro mientras terminaba de pedir su orden.

Ya habiendo desaparecido el camarero de su lado y ambos hombres habían retomado la conversación interrumpida, el moreno siguió acariciándole. Niall estaba completamente ido, pues la mano del hombre cada vez llegaba más arriba y no sabía cómo iba a ser capaz de contener el gemido que estaba formándose en un garganta.

– Voy al servicio, disculpa –su padre siempre era tan educado.

Se quedaron solos y el movimiento del moreno no cesó en ningún momento, pero no pronunciaba palabra.

– Daddy –suplicó en voz baja en rubio, no podía torturarle de esa manera.

Zayn le miró y pudo apreciar el brillo travieso que emanaban sus ojos.

– Oh, cariño, ¿qué quieres?

Su sonrisa mostraba que, sin que el rubio le dijera nada, ya sabía lo que él quería.

– ¿Me harás de rogar por algo que tú también quieres?

Zayn se encogió de hombros y ensanchó aún más su sonrisa.

– No voy a rogarte –dijo tajante Niall.

– Ya lo veremos, bebé.














Enjoy!

Loves you, Blue x.

Daddy's pretty babyboy »ziallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora