TIERRA MUERTA (BOCETO)

CAPITULO 1

Humo, caos y destrucción. Aquel pequeño parque en el centro de la ciudad ahora estaba devastado.
Una segunda explosión, ahora de el edifico de en frente. Todos lo que estaban en ese momento traban de asimilar que ocurría.
Prosiguiente a la segunda explosión, cuando todos en el parque estaban completamente cegado, los hombres de negro salieron de camiones dispersados en el perímetro del parque, su cara estaba cubierta con máscaras lo que les permita ver en el denso humo. Persona por persona las fueron tomando y posteriormente llevadas a los camiones. Al no quedar nadie en el parque, los camiones tomaron marcha a un destino desconocido.

Eventos como este ocurrieron casi al mismo tiempo en la mayoría de plazas, parques y áreas sociales en todo el norte de América.

Una ola de secuestros si precedente fue el comienzo de esta tragedia.

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Una sucia habitación, una sucia habitación de piedra, llena de polvo, telarañas y bichos. Realmente nada en especial de no ser por los barrotes que la mantenían cerrada ni por la chicha rubia que estaba contenida en su interior.
Miriam llevaba ahí ya un buen tiempo, con certeza no habría podido saber cuánto pues, retenida en aquella habitación, no podía saber nada del exterior.
Cualquiera que viera a Mirian supondría que era una persona buena, gentil y dispuesta a ayudar; su cabellera a media espalda que solía recojer en una cola cuando era hora de trabajar ahora estaba suelta y sucia . Sus ojos de un azul claro ya no brillaban como antes, y finalmente su mente: tranquila y curiosa, ahora solo se demacraba con cada minuto encerrada en aquel lugar.
La vida en la habitación era sencilla, el desayuno, comida y cena se repartía cada 8 horas, rutina con la cual Miriam pudo tener una idea muy cercana a como funcionaban los días. Aún así Miriam enloquecerá algún punto dentro de el sucio cuarto, por lo cual ideo una rutina de ejercicios y diversas actividades con las que se mantenía ocupada, después de el desayuno se ejercitaba medio periodo de las 8 horas hasta la siguiente comida, la otra mitad ideaba nuevas maneras de escapar de la habitación. Nunca había visto algún tipo de guardia rondando el pasillo frente a la habitación y la comida aparecía por un compartimento que la deslizaba frente a su habitación, en donde solo tenía que alcanzar la comida con sus manos, esto se facilitaba ya que está venia en un plato con cubierta de aluminio, por lo que podía girar el contenedor si que se derramara. Con su primera comida pensó que los cubiertos le servirían para escapar de alguna manera, pero con el pasar de una horas estos se desintegraban y desaparecian, convertidos en polvo.
Después de la comida, siempre llegaba un hombre de traje, parecía tener entre unos cuarenta a cincuenta años, Miriam nunca lo supo en su estadía, pero con el tiempo sabría que aquel hombre tenía 47 y su relación en su historia era fundamental para sobrevivir. Aquel hombre se sentaba a charlar con ella un rato, a veces se quedaba hasta la cena y otras menos de una hora
Sus charlas no eran de temas muy importantes, que habían hecho en sus vidas, experiencias y cosas triviales. Miriam casi nunca estaba dispuesta a cooperar pues sabía que él era el responsable de su secuestro, pero necesitaba convivir con algún humano para no perderse más en sus pensamientos.

De pronto,un día, sin imaginarlo, la vida de Miriam cambio para siempre. Después de la comida llego el hombre de traje a charlar como siempre.
-Hola Miriam. ¿como estás el día de hoy?- pregunto
-Como siempre- dijo seca.
- Verás.. -comenzó el hombre- nunca te eh dicho mi nombre, y voy a necesitar de tu confianza, así que te lo diré: mi nombre es Arthur Jones y el día de hoy vengo a negociar tu libertad.