*¿Esto me convierte en delincuente?*

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Recorro los pasillos buscando unas escaleras o algún ascensor, para poder llegar a la 4ª planta y así, poder encontrar la habitación de Kay, y después de lo que parecen siglos, encuentro unas escaleras. Comienzo a subir, sin prisa, porque son cuatro pisos los que tengo que subir, y nos soy muy fan de eso de andar y ya de correr, ni te cuento pero tengo que hacerlo así que me toca seguir subiendo.

Al fin llego al rellano de la cuarta planta, y miro a los dos pasillos que hay mis lados, decidiendo por qué lado ir, entonces decido ir por la izquierda, voy mirando los números de cada puerta intentando llegar de una vez a la 704 pero por lo visto, he elegido mal la dirección en la que ir, ya que doy casi la vuelta completa hasta llegar a la puerta que quiero. Pongo la mano en el picaporte pero la puerta no se abre, está cerrada con llave, así que Kay no está dentro. Me encojo los hombros y me arrodillo, quedando a la altura del agujero de la cerradura y mir dentro.

- ¿Qué haces? - pregunta una voz ya conocida, me sobresalto y caigo de espaldas al suelo. Kay me sonríe desde arriba, burlón.

- ¿Tu que crees idiota? - le respondo, levantándome.

- Sabes que eso de espiar a la gente a través del agujero de la cerradura se puede considerar delito ¿verdad?

- Si eso fuese cierto estaría agradecida de que me llevasen a la cárcel, con tal de tenerte lejos, de todas formas, no estaba espiando, te estaba buscando.

- Así que la muñequita se ha dado cuenta de que necesita mi ayuda - se cruza de brazos y apoya la espalda en la pared.

- No necesito tu ayuda, lo que quiero son respuestas, las primera vez que te ví, me dijiste que por lo visto ya me habían crecido las alas, ¿cómo sabes lo de mis alas? No se ven en este momento, ni se veían cuando me dijiste aquello ¿verdad? Quiero saber de qué me conoces y cómo, al parecer, sabes cosas sobre mi que incluso yo, desconozco.

- Vaya, directa al grano - me responde. Ya no sonríe y noto que está tenso, pero segundos después vuelve a estar relajado y me mira divertido, así que deben de ser alucinaciones mías. - Es una larga historia y ahora no tengo tiempo para hablar contigo. A lo mejor otro día - me sonríe burlón, y pasa por mi lado, pero cuando me doy la vuelta ya no está.

- Este tío es imposible - digo, pateando el suelo. - Si él no me da respuestas, tendré que conseguirlas yo. Me fijo en el nombre que hay justo bajo el de Kay, en la placa que hay al lado de la puerta y me siento en el suelo a esperar.

***

Un par de horas más tarde, los estudiantes empiezan a llegar, y al pasar por mi lado, me miran, curiosos, me limito a ignorarlos, hasta que alguien se para frente a mi. Miro hacia arriba y veo a un chico alto, rubio y de ojos verdes.

- ¿Eres Leo? - le pregunto. Veo que frunce el ceño y asiente.

- Si, soy Leo, tu debes de ser Sara.

- Asi me llamo si, quería hablar contigo sobre Kay. - frunce el ceño por segunda vez y extiende una mano para ayudarme a levantarme. La acepto y él me levanta sin esfuerzo, después abre la puerta de su cuarto y la deja abierta para que pase.

- Preguntame lo que quieras, y yo te responderé lo que pueda, pero antes, ¿que era eso de la cafetería? - me mira divertido y se sienta en la que supongo que es su cama, recorro la mirada por la habitación y me detengo en el lado de Kay.

- No era nada, ¿sabes dónde está Kay?

- No tengo ni idea, viene y va cuando quiere, hace tiempo que deje de molestarme en saber dónde se metía.

- Pero, ¿no sois amigos? ¿No te preocupa que se meta en algo peligroso? - vuelvo de nuevo la mirada hacia él.

- Escucha, lo peligroso aquí es Kay, además, no es idiota, aunque a veces se comporte como tal, sabe donde meterse.

- Vale, ¿y por qué sabe tanto sobre mi? ¿ Me conoce de antes? ¿Cuánto tiempo lleva aquí? Y...

- Oye, mira - dice, interrumpiéndome - el pasado es cosa suya, si quieres saber más cosas sobre él, lo mejor que puedes hacer es preguntarselo, y él decidirá que contarte y que no, eso si decide contarte algo.

- Ya he intentado hablar con él, pero por lo visto está demasiado ocupado, bien, si no vas a decirme nada no tengo porque seguir aquí. - le respondo.

Salgo de la habitación y cierro la puerta de un ortazo. Esto empieza a cansarme, ya basta de preguntar a los demás, si nadie me ayuda a encontrar las respuestas que necesito, yo misma las buscaré, me lleven a donde me lleven.

Poder Oscuro [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora