*Dolorosos y extraños cambios...*

51 1 0
                                    

Los recuerdos de la noche anterior venían a mi mente una y otra vez, quizás este sitio no sea tan malo como pensaba. A eso de las tres de la mañana, todos habíamos vuelto a nuestras habitaciones. No conseguía conciliar el sueño asi que me levanté, me puse unos vaqueros cortos negros y una sudadera roja, sin mangas. Por último recogí mis vans, también rojas, dejé mi pelo suelto, cogí mi longboard, mis cascos y mi móvil. Tardé un poco en encontrar la puerta principal y una vez allí, salí fuera. Aún era temprano asi que aún no hacía calor. 

Me coloqué los cascos y le di al play, unos segundos después ya estaba escuchando mis canciones favoritas, una tras otra. Dejé el long en el suelo y nada más empezar a patinar una sonrisa se posó en mi rostro. Estuve un rato haciendo trucos diferentes, de un lado para otro, sin parar. No sé cuanto tiempo estuve así pero, cuando me decidí a volver, ya hacía rato que había amanecido. Saqué mi móvil y miré la hora...mierda por mil!!!!!! Ya hacía mas de media hora que tenía que haber entrado a clase. Rápidamente recogí mi long del suelo y eché a correr hacia mi cuarto, sin prestar atención a las miradas de los que aún rondaban por los pasillos. Nada más llegar a mi cuarto lancé mi long junto con lo que había cogido a mi cama pero, entonces, algo me paralizó.

Noté un fuerte dolor en mi pecho que se fue extendiendo rápidamente por el resto de mi cuerpo, empecé a asustarme, no conseguía respirar y pronto me ví de rodillas en el suelo, intentando que el aire llegase a mis pulmones. Me arrastré como pude hasta mi cama y después de lo que me parecieron horas, conseguí alcanzar mi móvil. Mi vista iba y venía, o veía bien, o no distinguía los dedos de mis manos ni aunque las pusiera justo delante de mis narices. En uno de mis momentos de lucidez, donde conseguí ver algo, marqué el nombre de Blake y me derrumbé. Aún estaba consciente pero mantenía los ojos cerrados. El dolor aumentaba a cada segundo y escuchaba, de forma lejana, los timbrazos de mi móvil, rezaba por que Blake cogiese mi llamada, aunque no estaba segura ya que estaba en clase y tampoco sabí si conseguría pronunciar palabra alguna. Después de unos segundos escuché su voz preocupada, llamándome, quisé responder, en serio, de verdad que sí, lo intenté, pero entonces sentí como si cientos agujas se clavasen en mi cuerpo y grité mientras notaba las lágrimas resbalar por mi rostro y la voz desesperada de Blake gritando mi nombre.

Y en ese momento lo noté, noté como se quebraba cada hueso de mi espalda, cómo se resquebrajaba, se hacía astillas y se clababan en mi piel. Grité como nunca antes lo había echo, ignorando el dolor de mi garganta, que en nada se parecía al desgarrón que sentía en mi espalda. Sentía todos mis huesos romperse y la presión que hacían en mi piel, rasgándola, deseosos de escapar de mi cuerpo. Yo solo gritaba y me retorcía, tirada en el suelo de mi cuarto, deseando que acabase todo el dolor que recorría mi cuerpo desde hacía rato. 

No sé cuanto tiempo había pasado desde que llegué a mi habitación pero ya no intentaba luchar con el dolor que recorría mi cuerpo a su antojo, haciendo que gritase y me retorciese como posesa. Ya hacía rato que mi piel se había desgarrado y, como podía, me  mantenía apoyada en mi estómago, dejando que la sangre escapase de mi cuerpo a borbotones y evitándo así que los huesos que ya comenzaban a sobresalir por los desgarrones de mi espalda, rozasen con cualquier cosa, porque, anoten, eso hace que duela como el maldito infierno, asi que, si os pasa, haced lo que ya he dicho, ni se os ocurra rozarlos con nada. Justo cuando escucho abrirse la puerta, el dolor decide lanzarme derechita a los brazos de Morfeo, después de darme una cálida despedida (notese el sarcasmo) haciéndome gritar al sentir un fuerte pinchazo en mi espalda.

***DOS SEMANAS Y MEDIA MÁS TARDE***

Abro mis ojos, despacio, acostumbrándome a la estúpida luz que daba directo a mis ojos. Una vez ya me acostumbré miré a mi alrededor, y adivinen, ya decidieron llevarme de una vez al manicomio, si señores, así de loca estoy, pero vamos...estoy metida en una maldita habitación blanca, de esas acolchadas que salen en las películas y a eso, vamos a sumarle, que hay sangre decorando toda la habitación, ¿que quieren que piense?

Entonces veo una puerta abrirse y veo a Blake, uno bastante diferente al que estoy acostumbrada, demolido, cansado, preocupado, se le nota a kilometros de distancia que no ha dormido en...no sé cuanto tiempo, su cara está pálida y unos círculos negros, que resultan ser ojeras, rodean sus ojos. En cuanto su mirada se cruza con la mía recupera parte del color y una sonrisa se posa en su rostro. Le devuelvo la sonrisa o al menos lo intento, aunque creo que más que una sonrisa creo que me salió una mueca extraña, ahora recuedo todo lo que pasó esta mañana... En apenas unos segundos ya tengo a Blake a mi lado, ¿este chico se teletransporta o qué? Me mira preocupado y yo inetnto levantarme pero un peso en la espalda hace que vuelva a caer. Él se ríe y yo lo fulmino con la mirada.

- Tranquila fiera, no te levantes, eso que llevas a la espalda debe pesar y no es bueno que hagas esfuerzos depués de dos semanas desmayada. - me dice, haciendo una mueca.

- ¿Eh? Cómo que lo que llevo a la espalda? Espera, frena, más despacio, ¿qué acabas de decir? ¡¿Cómo que dos semanas desmyada?! ¡¿No fue esta mañana cuando me desmayé?!- le grito alterada, inentando levantarme sin conseguirlo.

- Para ser más exactos, llevabas dos semanas y cuatro días desmayada, ¿sabes cómo mierda me sentí al llegar a tu cuarto después de recibir tu llamada y escucharte gritar como una maldita endemoniada? ¡¿Sabes lo que sufrí al verte allí tirada, cubierta de sangre, con las heridas abiertas de tu espalda y tus huesos sobresaliendo por ella?! Joder, casi haces que me dé un maldito infarto. Y encima, llevo dos semanas viéndote que no despiertas, ya pensé que te había perdido. No vuelvas a hacerme esto nunca más Sara, no me hagas sufrir de esta manera. - lo miro fijamente sorprendida por unos segundos, viendo sus ojos cristalizados, y siento mi corazón estrujarse por tanta...¿ternura? y tan solo lo abrazo, sin decir nada, envolviéndolo con mis brazos, notando sus lágrimas mojar mi cuello, y las mías propias resbalar por mi rotro, intentando así, hacerle saber que no voy a alejarme de él, que no lo dejaré solo, que me tiene a su lado... Pasamos unos minutos así, abrazados, y entonces él se separa, secando las lágrimas con su mano, le dedico una mirada dulce y justo entonces recuerdo lo que ha dicho sobre mi espalda, sintiendo de nuevo ese peso sobre ella. Giro mi rosto y no me espero ver lo que veo.

¡TENGO UNAS JODIDAS ALAS NEGRAS EN MI ESPALADA! ¡¡UNAS ENORMES ALAS NEGRAS!! ¡¿Qué mierda viene ahora?! ¡¿Los cerdos vuelan?! ¡¿ALGUEIN PUEDE EXPLICARME POR QUÉ TENGO UNAS MALDITAS ALAS EN MI CUERPO, SALENDO DE MI ESPALDA?!

Poder Oscuro [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora