*Alas negras*

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Estoy gritando pero, cómo no hacerlo si lo último que recuerdo es desmayarme y dolor, sólo dolor, después me entero de que he estado dos semanas desmayada y ahora esto...¡ALAS! Miro a Blake alterada y noto su mirada, entonces me callo.

- No deberías gritar tanto y menos si hay alguien a tu lado - me dice, haciendo una mueca y aún fulminándome con su mirada - Si, tienes alas, te han estado creciendo durante estas dos semanas y no, no sé como se utilizan las cosas esas, pero supongo que será igual que mover un brazo o una pierna.

- Si claro tan sencillo,¿Cómo no se me a ocurrido antes? - murmuro, poniendo los ojos en blanco, pero hago lo que puedo e intento mover mis alas, sin conseguirlo - Duele Blake, no puedo moverlas - vuelvo mi mirada hacia él intentando pensar, no puedo levantarme, pesan demasiado.

- Bueno, date tiempo, ven, vamos a levantarte, necesitas urgente una ducha - responde riendo y yo solo me limito a sonreír, paso mis brazos por su cuello y él me agarra por la cintura, levantándome en peso, pongo una mueca y aprieto los dientes por el dolor.

Salimos de la habitación y Blake me lleva hasta mi cuarto, eo que está todo recogido y no hay ni rastro de toda la sangre que recuerdo, me lleva a la ducha y me dice que me sujete a la pared, hago lo que dice y veo como enciende la ducha. El agua templada cae por mi cuerpo y suspiro, al notar como el dolor disminuye.

- Espérame aquí - susurra Blake - voy a por tu ropa.

Segundos después ya está de nuevo a mi lado. Y me quedo mirándole, deja mi ropa a un lado y gira de nuevo hacia mi. Frunzo el ceño y él alza ambas cejas a modo de interrogante.

- Blake, estoy mejor, puedo mantenerme, así que, si no te importa, me harías un favor si salieses de mi ducha y me dieras algo de intimidad.

- ¿Estás segura de lo que dices? Creo que tienes suficiente intimidad ya, además en tu estado, debo asegurarme que no desmayas mientras te enjabonas - me mira de forma pícara y yo solo rio, a la vez que le doy una colleja y veo como sale de mi ducha riendo también. - Vale, ya salgo, pero me quedo aquí dentro, por si acaso.

Cierro la cortina, sonriendo y me quito la ropa, o lo que queda de ella, dejándola a un lado, mientras más tiempo paso bajo el agua, más relajados noto los músculos de mi espalda, y el dolor disminuye hasta casi desaparecer. Suspiro y pruebo de nuevo a mover mis alas, cierro los ojos y aprieto la mandíbula concentrándome, al final, consigo moverlas y suelto un gritito de felicidad al darme cuenta. Esto, es sólo el comienzo...


Poder Oscuro [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora