CAPITULO 14

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Narra Kyle:

Mi hermana está muy alterada por lo sucedido con Asiel, y no puedo sentirme más impotente. Ella estuvo en peligro y brillé por mi ausencia, parece que esta vez nuestra conexión no fue útil. No sé si estoy poniendo en riesgo su vida al pedirle que omitamos a padre la verdad sobre Asiel, estoy cansado de nuestras constantes mudanzas, es de verdad agotador, llevamos dieciséis años con esta rutina y cada vez se vuelve más insoportable.

Mi celular suena, al ver su nombre en la pantalla todo el mal humor y la preocupación desaparecen.

-Hola Emily ¿Cómo estás?

-Hola Kyle, espero no ser inoportuna.

–No ¿Por qué? - Mí voz trastabilla, intento soñar más firme.

-No lo sé, ideas mías.

-Puedes llamarme cuantas veces quieras. –Respondí nervioso, el pulso se me aceleró.

-Me gustaría vernos, estoy sola en casa ¿Crees que puedas venir?

La invitación sonaba tentadora, solo había un pequeño-gran detalle "Sanders"

-Claro, llegaré en cinco minutos.

-Está bien, te espero.

La comunicación se cortó y me dirigí a la recámara de Bi, leía un libro o al menos daba esa impresión porque al entrar, lo dejo a un lado y me sonrió a sus anchas, interprete su mirada, me decía "te lo dije".

-Cállate. –Le advertí.

-Si aún no he dicho nada. –Sigue sonriendo y la veo comprimiendo sus labios para evitar expresar con palabras lo que su mirada me gritaba.

-Necesito que pongas en blanco a Sanders, Emily me pidió que fuera a su casa.

-Lo sé, escuché la conversación.

La fulminé con la mirada pero no se dio por aludida.

-Me debes una. –Me tocó el hombro al pasar junto a mí, la seguí a una distancia prudente. Padre monitoreaba las cámaras, Bianca llegó por atrás y lo llamó.

-Sí hija.

Como un gato hipnotiza a su presa para que no escape, así mi hermana utilizó su don con Sanders, pronto su vista se cristalizó y repetía lo que ella decía, cuando terminó, se acercó a mí para luego agregar: -Espero que la beses, créeme que me daré cuenta si lo haces o no. –Me da la espalda y sube las gradas con dirección a su recámara.

Me escabullo fuera de la casa, evitando las cámaras, y corriendo me dirijo a casa de Emily, soy más rápido que un humano promedio, y lo mejor, no me canso, así que llego en menos tiempo. Me veo tocando el timbre de la casa, ella me abre, recibiéndome con una sonrisa tímida.

-Gracias por venir. –Ingresé con las manos metidas en mi jeans, me sentía como un tonto.

Me quedé de pie sin saber muy bien qué decir o hacer, ella fue la que tomo la iniciativa.

-¿Te ofrezco de beber? ¿O comer talvez?

Su sangre me apetecía bastante, pero no le haría daño.

-No gracias. –Contesté guardando silencio otra vez. Sí lo admito, no tengo experiencia en estas cosas.

-Vamos a mi habitación. –Me invita.

Me extiende su mano y al tocarla una clase de descarga eléctrica me recorrió, recordaba a mi hermana cuando me dijo que algún día sabría lo que era enamorarse y la comprendería. Bien Bianca, ese día llegó.

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