20. La trampa de Kren

155 16 3
                                    

El Dr. Kren no soportaba más estar escondiendo su verdadera identidad y decidió mostrar su apariencia real frente a todos los guerreros del caos, ellos quedaron sorprendidos y aterrorizados al descubrirlo.

Él amenazó a todos para que no desertaran, si alguien quería huir u oponérsele los mataba estrangulándolos o usando su increíble fuerza sobrehumana, después de todo nadie podía hacerle frente, ni el mismísimo Calavera Mortal, quién siempre estuvo siendo controlado por Kren debido a su habilidad mental, que consistía en controlar a las personas a su antojo todo el tiempo, pero este poder también presentaba su desventaja, la cual era que Kren no puede controlar a más de doce personas, por eso precisaba de la ayuda de los guerreros del Caos.

—¿Cuál es su plan señor Kren? —preguntó uno de los guerreros del caos antes de ser controlado por él.

—Ya les explicaré mi plan —contestó Kren rápidamente.

—Silencio, que el señor Kren va a hablar —exclamó el guerrero del caos elevando su tono de voz con ahínco.

Muchos hicieron caso omiso por lo tanto Kren decidió hacerlos callar por sí mismo.

—¡Silencio humanos insulsos! —gritó con fuerza haciéndolos callar a todos en un santiamén.—Así está mejor —. Enunció él feliz al ver cómo le obedecían.

—Ahora les explicaré mi plan...— comenzó él —Aun siendo yo muy fuerte en comparación a ustedes débiles humanos, tengo limitaciones, limitaciones en mis habilidades para poder controlarlos, para poder esclavizarlos a ustedes seres inferiores...necesito crear y activar unos dispositivos que me permitan finalmente dominarlos por completo, pero para eso también necesito vencer a la única persona, al único humano que puedo considerar una amenaza...a aquél ser que muchos llaman héroe...

—A Vincent... —susurró un guerrero del Caos.

—Exacto, una vez que lo venza podré en definitiva poner en marcha mi verdadero plan, así que no derrochemos tiempo, mañana comenzará todo, mañana comenzará una nueva era...— dijo Kren riéndose con maldad— Con mi plan finalmente podré complacer a mi pueblo.




Al día siguiente en el malecón 2000 de la ciudad de Guayaquil por ser sábado había un sinnúmero de personas, tanto gente local o como gente turista, paseaban de un lado a otro, tomándose fotos en los rincones que ellos consideraban como atractivos.

El clima de Guayaquil estaba normal ni muy acalorado como la mayoría de las veces estaba ni muy frío como pocas veces suele estar.

En una de las cabinas telefónicas portátiles del malecón estaba hablando un policía, aunque no estaba usando su uniforme sino más bien vestía de civil.

—Karla, Soy Saúl.

—Lo siento Karla no he podido llamarte porque últimamente acá en Guayaquil la señal está fallando... ¿para qué me llamabas que pasó?...lamentó no haber podido estar en la conmemoración de Alan... —decía de forma veloz el policía oriundo de Quito, pero fue interrumpido por Karla.

—Lamentó decirte...esto.... Saúl...pero Alan...Alan...está... —exclamaba entre sollozos Karla.

—Alan... Alan está en coma.

La noticia fue tan dura para Saúl y eso se evidenció claramente cuándo de sus ojos caían pequeñas gotas de lágrimas.

—¿Qué?... ¿có...cómo pasó? —dijo entre balbuceos Saúl aún incrédulo ante tal noticia.

Fénix: El LegendarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora