Reencontrando a la clase. Parte final.

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FLASHBACK

(Yellowstone-hace 20 años)

«Dije que teníamos que haber ido por el otro lado» hablaba la rubia exasperada

«Hace una hora no estabas tan segura del camino que debíamos seguir» rebatió la morena «Si realmente estuvieses segura, podríamos haber ido en aquella dirección» concluyó cubriendo su rostro con la mano derecha para atenuar la incidencia del sol en su piel. Ya que, a diferencia de su compañera de excursión, no llevaba una gorra que la protegiese de los rayos solares.

El director de la escuela, el Señor Gold, decidió juntarlas durante aquella excursión de la clase a Yellowstone, con la intención de unirlas y acabar con las desavenencias entre las dos muchachas.

Sin embargo, las adolescentes ya habían comenzado el paseo con el pie izquierdo al llegar a una bifurcación y discutir sobre qué camino tomar. Regina acabó venciendo una disputa a "cara o cruz" y Emma tuvo que resignarse a seguirla por el camino de la izquierda.

«Pues ahora que tengo la certeza, voy a dar la vuelta y tomar el camino correcto» anunció la rubia, parando la caminata.

«¡Yo no voy! No sabemos dónde estamos y es probable que si damos la vuelta, nos perdamos aún más» habló la morena, golpeando el suelo con el pie y cruzando los brazos sobre el pecho.

«Entonces, ¡quédate aquí! ¡Solo no deseo que un oso te devore, porque el pobre animal lo puede pasar mal al comerse algo tan indigesto e intragable como tú!» dijo, irónica, y comenzó a caminar en sentido contrario.

«Yo, en cambio, deseo que te encuentres con un lobo que no sea melindroso y le guste comer porquerías» replicó, de forma hiriente, dándole la espalda a la compañera, que seguía caminando hacia el sitio en donde el caminó se bifurcaba.

Después de algunos minutos caminando, y de quedarse sola, Regina comenzó a oír un ruido extraño viniendo de detrás de un matorral, lo que le hizo apurar el paso, ya que pensó que podría ser el oso que la "cuatro ojos" mencionó antes de salir andando en la otra dirección.

Con el deseo de huir de una muerte violenta en las garras de un "asalta colmenas" nada amistoso, no se dio cuenta de que había una pequeña bajada delante de ella, y cayó en un agujero, doblándose el tobillo.

Entró en desespero, pues ahora sus posibilidades de supervivencia se habían disminuido considerablemente, ya que no podía ni correr.

Estaba empezando a llorar cuando escuchó las pisadas de un animal grande y pesado acercándose al hoyo.

Miro hacia los lados, buscado algo con lo que pudiese defenderse, pero solo encontró piedras. Agarró la única que pudo alcanzar, aunque no era muy grande.

Cuando miró hacia la dirección de donde venía el ruido, vio una enorme cornamenta perteneciente a un alce de cara larga que apareció sobre el agujero. Olisqueó y continuó su camino, ignorándola completamente.

Ella respiró aliviada, y evaluó el daño de su tobillo que, en esa ocasión, había sido una falsa alarma, pero seguía vulnerable al ataque de cualquier fiera salvaje que habitase en el parque y pudiera aparecer por ahí.

Llevada por esos pensamientos, decidió rezar, pidiendo ayuda, cosa que no hacía muy a menudo, ya que la religión no era su fuerte.

Entretenida con los rezos, vio a una conocida rubia saliendo de detrás de un arbusto con las manos en los bolsillos traseros y sonriendo alegremente, como una idiota.

Escenas de un matrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora