Escenas de un matrimonio

22 de septiembre

[Regina]

Dos semanas después de haber tomado la decisión de reconquistar a mi esposa, me encuentro en el despachó de la alcaldía acordándome de la escena que presencié en la comisaría cuando decidí invitar a Emma a ir Grace, un reputado y refinado restaurante de Portland, donde solíamos celebrar nuestras fechas especiales.

Mi mujer se estaba besando con la criatura marítima que atiende al nombre de Ariel Fish, vulgarmente "zorra pelirroja", como la comencé a llamar años atrás cuando la pillé besando a mi rubia debajo de los asientos del gimnasio de la escuela.

Por lo visto la zorra ha desarrollado algún tipo de radar, ya que Emma y yo llevamos separadas poco más de un mes y Ariel "casualmente" regresa a la ciudad justo ahora.

Al presenciar la escena en la comisaría, me quedé paralizada, pero, por fortuna, ninguna de las dos, me vio. Pensé en emular a Alex Forrest (Glenn Close) en Atracción Fatal o irme a casa y llorar conformándome con el hecho de que había perdido a mi sheriff para siempre.

Opté por la segunda opción, ya que montar un escándalo no me ayudaría mucho, al igual que no lo hizo cuando la pillé con Ruby en una situación parecida.

Miro el calendario que hay sobre mi mesa y me sorprendo al ver que hoy es 21 de septiembre, o sea, mañana hará 20 años que nos conocemos.

Suspiro, frustrada, pues hoy podríamos estar preparando una gran fiesta para celebrar esta fecha tan especial.

Ese recuerdo empeora mi día de forma que no consigo seguir trabajando y decido irme para casa, ya que no me encuentro con ánimo para tareas burocráticas.

Llego a casa, y me acuerdo de que dentro de poco llegaría Emma a dejar a Lilly, ya que hoy le tocaba a ella ir a buscar a nuestra hija al colegio. Como quiero evitar ese encuentro, subo para mi cuarto y me encierro hasta estar segura de la marcha de mi esposa.

Mientras estoy echada en la cama, pienso en lo que Henry y Lilly me contaron hace tres días sobre una cena que tuvieron con Emma y Ariel y, aunque ellos no lo sepan, la mención de ese hecho aumenta todavía más mi certeza de que están saliendo juntas.

Cansada de tanto sentirme herida y viendo que Emma ya está rehaciendo su vida y que no va a tardar en pedirme el divorcio, decido que ya es hora de que comience a pensar en cómo será mi vida sin mi rubia.

Decido ir al Rabbit Hole, porque no quiero quedarme en casa martirizándome ni llorando una noche más, como llevo haciendo desde que las vi en la comisaría.

Llamo a Astrid, la niñera que cuidaba de Henry y Lilly siempre que mi esposa y yo teníamos que salir. Felizmente, está disponible y dice que se podía quedar con ellos a partir de las 21:00.

Un poco más contenta porque tendría una noche diferente después de todo el sufrimiento en el que se había transformado mi vida desde que Emma me encontró con Elsa en el motel, bajo para hacer la cena de mis hijos que ya están en casa.

Durante la cena les digo a los dos que Astrid vendrá a cuidarlos, ya que yo iba a salir y no sabía a qué hora volvería. Henry protestó, insistiendo en que ya era grande para cuidar de sí mismo y de su hermana.

Sin embargo, no cedo a sus quejas y contrariado pone una expresión de enfurruñamiento que lo deja muy parecido a su otra madre.

Subo al cuarto y opto por un vestido negro ajustado, un poco por encima de las rodillas, unos tacones Jimmy Choo del color del vestido, pendientes, pulseras y un collar dorados.

Mientras me maquillo, pienso que sería maravilloso encontrarme a Emma en el bar, ya que, al terminar de arreglarme, me miro en el espejo y veo que esta noche estoy vestida para matar.