Capitulo 19

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Los tiempos de espera entre nosotras me parecieron una eternidad. Hasta que finalmente cuando tenia a una visita en momentos inapropiados en mi habitación, entraron con mi hija y me la pusieron encima.

Que emoción sentía, que preciosidad era la vida en ese momento, no era de extrañar la obsesión de Raymond si el intuía algo parecido.

Que suave era y que pequeñita...

- tiene hambre- me dijo la enfermera que la había traído. – tendrás que darle de comer.

Los invitados idiotas no se iban. No se querían perder el momento mas especial e importante de mi vida. Mi madre estaba allí y vio mi cara de enorme y fulminante enfado que no me moleste siquiera en disimular lo mas minimo.

Y los echo fuera de la habitación con la excusa de ir a tomarse un café con ellos.

¿A quién se le ocurría venir de visita recién salida del quirófano? ¿cómo se habrían enterado?. Ni mis familiares cercanos tuvieron ese mal detalle.

¡La tenía conmigo! ¡no podía creerlo! Y dependía de mí para que la alimentara. No sabía si podría hacerlo bien, ni si la niña me rechazaría. Así es que ambas por primera vez nos acercamos mutuamente.

La llevé despacito hacia mi pecho y ella sola se acopló a mí con fuerza.

Todo eso estaba siendo un milagro.

¡Dios mío! ¡Cuánta falta me hacía Nick! Que regalo más inmenso me había hecho.

Después, cuando terminó acosté a la niña en su cunita un ratito porque se la tenían que llevar a bañar, y cuando salió de la habitación ya empecé a echarla de menos.

Miré mi móvil y me fijé en el último mensaje que me mandó Nick el día anterior:

"Agradezco tanto haberte conocido. Conocerte ha sido divino. Siempre estás conmigo. Es verdaderamente sorprendente. Mi agradecimiento es por millones de cosas que me has dado como persona. Es de una riqueza infinita. Y lo más importante de todo...es que tú ME RECONFORTAS".

Yo fui su hogar en Los Angeles, pero él había creado un hogar para mí en Inglaterra, y sentía hacia él una gratitud sin precedentes.

Se abrió la puerta y esperé a que entrara mi madre, pero no fue ella quien lo hizo.

¡Era mi hermana! ¡Nunca jamás pensé que fuera a venir cuando le mandé el dinero!

- Beth? Que sorpresa! .. ¿Pero cómo...?

- No me lo hubiera perdido por nada del mundo – dijo ella tomando mi mano.

- ¿Has visto a mamá? – le pregunté intrigada.

- No he visto a nadie. He venido del aeropuerto hasta aquí directamente en autobús.

En recepción me han indicado tu número de habitación.

La puerta se abrió en ese instante y esa vez sí fue mi madre.

Las dos se quedaron mirándose el uno al otro, hasta que vi que mi madre se enrojecía.

Esos segundos fueron un verdadero suspenso. Hasta que de pronto, mi madre empezó a llorar y se echó encima del cuello de mi hermana.

Al principio vi que Beth estaba inmóvil. Como una estatua de piedra, pero cuando mi madre le dijo al oído que pensaba en ella todos los días, entonces le devolvió el abrazo.

- ¿Y qué tal te va por Holanda hijo? ¿qué haces allí? – le preguntó ella entrando en calma secándose las lágrimas con la manga de su blusa.

- Subsistir y ser libre.

- ¿Y te van bien las cosas? – insistió ella.

- No mamá. Estos últimos meses no me van muy bien. He pensado en irme del país

a otro lugar. Ya no es sitio para mí. De no ser por la ayuda de ________ lo habría pasado francamente mal. Mi madre se llevó las manos a la cabeza y el labio inferior le empezó a temblar. Abrazó a Beth más fuerte todavía.

- Tendrías que haberme avisado.

- Ha sido este último año. Ha habido revueltas en la zona. Antes se vivía con bastante paz.

- ¿Y qué piensas hacer? – preguntó mi madre – ¿por qué no te quedas aquí? Tanto tu hermana como yo podemos apoyarte en todo.

- Y qué hay de papá. ¿Qué opina él de mí? – se inquietó Beth.

- Olvídate de tu padre – le tranquilizó mi madre – soy yo la que te ofrece su casa.

Finalmente Beth aceptó la oferta de vivir en casa de mi madre, y a ella se le encendió doblemente el corazón. Por el regreso de su hija y por el nacimiento de su nieta.

Y fueron pasando los meses, y todo seguía igual con Nick. Nada cambiaba.

Su amor por mí no desaparecía y el mío por él tampoco.

No volví a tener parejas, y la niña fue creciendo hasta que cumplió un añito, fue cuando todo se oscureció.

Still Falling For You ---- NICK JONAS Y TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora