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Luke se sentía un poco incómodo junto a Calum. Habían pasado varios minutos desde la última vez que hablaron y no sabía cómo retomar la conversación. Se le ocurrían muchas formas de preguntarle qué le pasaba, pero recordaba que, la primera vez que lo intentó, el chico no le respondió. Y Luke sentía que debía respetar eso.

Con los brazos largos apoyados sobre el respaldo del banco, estiró su mano izquierda hasta alcanzar el hombro de Calum.

"Gracias..." murmuró de pronto el moreno, limpiándose unas gotas que aún le quedaban en la cara. Parecía frágil, como si cualquier cosa pudiera hacerle romper en llanto.

"¿Te dejaron solo?" preguntó el rubio. Pero Calum ni lo miró ni contestó.

"No se merece tus lágrimas..." dijo Luke con suavidad, dándole unos golpecitos en la espalda.

Fue un momento algo conmovedor. A Calum le parecía extraño ese tipo de atención por parte de un desconocido. Aunque le dio un poco de pena que Luke pensara que alguien lo había plantado, no pudo evitar que se le escapara una risa.

"¡Oh, vamos!" rió Luke, incómodo. "¡Mira esos cachetes!" exclamó, intentando justificar la situación mientras se acercaba a agarrarle las mejillas para provocarle más risas.

"¿Qué pasa con mis cachetes?" preguntó Calum entre carcajadas, con los ojos achinados por las cosquillas.

No tenía ni idea de qué problema tenía el rubio con sus mejillas. Por un momento se preguntó si se veían raras o algo así.

Las manos de Luke eran grandes y cálidas. Calum apostaba que con una sola podría cubrirle toda la cara. De hecho, sus dedos largos ya le estaban sujetando las mejillas, moviéndole la cabeza de un lado a otro.

Luke no podía evitarlo. Lo primero que notó al verlo fue lo rojas que tenía las mejillas por haber llorado tanto. Y, sinceramente, le parecieron adorables...

Antes de que pudiera decir algo más, el móvil sonó tan fuerte que los sobresaltó a los dos. Luke dejó de jugar con su cara y buscó el celular en el bolsillo de su jean negro.

"¿Michael?" contestó, mientras Calum se frotaba las mejillas adoloridas por cómo se las había apretado.

Para tener algo más de privacidad, Luke se levantó del banco y caminó unos pasos. "Estoy en el primer piso... ¿Subes?" Michael le dijo que sí, pero entre tantas preguntas para ubicarse, Luke terminó hartándose. El centro comercial era enorme, así que decidió que lo mejor sería bajar a buscarlo.

"Calum, bajo unos minutos..." le dijo, bajando el móvil para mirar al chico, que seguía sentado frente a él, con timidez.

Calum solo se encogió de hombros, y Luke interpretó que no había problema. Corrió hacia el ascensor y, antes de entrar, le echó una última mirada. El moreno ya había bajado la vista de nuevo a sus manos.

Luke no pensaba abandonarlo. Quería, al menos, hacerle compañía por unas horas y asegurarse de que estuviera bien. Estaba seguro de que Mike no tendría ningún problema con eso. Podrían ir los tres al cine o a los juegos del piso de arriba. Como una pequeña salida de amigos. 

Michael lo estaba esperando cerca de la fuente que decoraba el centro del complejo. Miraba a todos lados, preocupado. Luke se acercó sigilosamente para asustarlo, pero falló: Mike se dio vuelta justo a tiempo.

"¡Luke!" exclamó, corriendo hacia él con cara de culpa. "En serio lo siento. El bus tardaba muchísimo y encima parecía ir más lento de lo normal. No quería hacerte esperar, yo de verdad quería llegar a tiempo y—"

"Shh" Luke lo interrumpió antes de que empezara a balbucear aún más. Se le ocurrió que tal vez lo mejor sería contarle la verdad. Sacarse ese peso de encima.

Wonderwall || Cake HoodingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora