Wonderwall || Cake Hoodings

18

La mañana llovía. Luke despertó por las gotas que golpeaban la ventana, eran diminutas pero si lo suficiente ruidosas poniéndolo de mal humor. Tampoco ayudaba que su cabeza palpitara de dolor. La resaca no era tan fuerte pero si le molestaba. Ayer habrá bebido pocos vasos, pero recordaba estar desinhibido y tonto.

Al intentar mover su brazo, se dio cuenta que estaba inmovilizado. Su cuerpo no emitió mas movimientos, pero antes de que entrara en pánico, se sorprendió al sentir sus piernas entrelazadas a otras, y al notar que bajo suyo había una cabellera oscura y enrulada en su pecho.

Era el pequeño. Escuchaba sus suaves ronquidos y sus dedos estaban agarrando con fuerza su remera, como si temiera a dejarlo. Su rostro estaba escondido en su pecho y podía notar sus mejillas rojas y redondas. Un cuerpo indefenso.

Recordó un poco de ayer. La manera en que se movía tan atractiva y las vueltas con su risa inundando el lugar. Sus besos calientes y la sensación de su pequeño cuerpo apretado al suyo, era fascinante. Pensó nunca haberse sentido así en su vida, sus deseos lo habían absorbido olvidando la importancia de todo su alrededor. Calum estaba convirtiéndose en algo importante en él, y como un imán no lo dejaría irse.

Pero apartando aquella emoción, también había recordado sus palabras. Su rostro triste y mojado por las lágrimas, a punto de dejarlo en aquel callejón por Michael. En ese momento sintió miedo, Luke nunca temió perder a alguien antes de su mamá y tenía que hacer algo.

Entendía que no estaban funcionando, él y el teñido estaban chocando demasiado estos últimos meses y sus vidas iban a continuar igual. Serian infelices juntos. Y estaba permitiéndose dejar que Michael continuara con alguien mejor porque para Luke el destino le presentó a Calum, ahí frente a sus ojos y no podía desperdiciar esa oportunidad, debía aclarar sus ideas primero.

"Luke"

"¿Te desperté lindo?" el chico tenia cara de sueño todavía, y se estaba lamentando si lo había despertado inconscientemente.

"No..." respondió suavemente y dejó que se acomodara entre sus brazos. Se refregó más contra su cuerpo y luego volvió a cerrar sus ojos, escuchando sonar su respiración lenta.

No quería preocuparse en que decirle a Mike, pero debía pensar rápido. Iba a ser difícil, iba a doler, iba a llorar y probablemente no estaría de acuerdo. Verlo mal al teñido le iba a romper el corazón, nunca intentaría dañarlo intencionalmente pero esta vez no quería dudar en su decisión. Si, pasaron años y quien cayó primero había sido él, y ahora lamentablemente quien iba a terminar todo era él ¿Acaso se estaba volviendo estúpido?

El rubio acariciaba los pequeños mechones del menor, quería tranquilizar esa frustración, y con tenerlo a su lado podía tranquilizar el drama que se estaba haciendo en su cabeza. Dejó un beso en su cabellera.

¿Estaba seguro de echar todo por la borda? Estamos hablando de Michael, un chico que se dedicó totalmente en él, que lo ayudó y lo sostuvo luego de su madre, que había sido difícil de conquistar por las opiniones de los demás, y que al final el chico sentimental dejó que formara parte de su vida. Se había establecido y hasta Jack lo amaba.

Pero su comportamiento se había vuelto pesado y tóxico. Ya no se escuchaban y ya dejaron de comprenderse.

Luke quería un cambio, lo intentó, y es verdad que Michael también, pero su manera era diferente. No pensaban igual y se hacían daño mutuamente, y como consecuencia se estaban alejando. Pero por suerte de Luke, fue y conoció a un chico totalmente a sus gustos. Encontró maravilloso a Calum porque el cambio que tanto ansiaba por fin se estaba presenciando.

Quería estar por siempre a su lado, sintió que él era el indicado para cambiar aquella infelicidad, y quería creer que no fue una casualidad encontrarlo en el centro comercial, solo y roto. Como si fuese un ángel caído del cielo, solo para Luke.