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La felicidad es el objetivo de cada persona en el mundo, pero solo existe una manera de ser alcanzada, cuando se posee un corazón noble, y alma dispuesta a luchar y soñar, para alcanzar su dicho objetivo. Pero tu felicidad no siempre será correspondida. Ese es caso, la felicidad solo es una ilusión momentánea. En un minuto puedes estar feliz y al otro directamente triste. Es así. No existe la felicidad ni la tristeza permanente.
- Ya puedes irte – dije enfrente de mi casa
- ¿Estás bien?
- Estoy bien. Nos vemos mañana en el Set. – abrí la puerta rápidamente sin mirarle.
Al entrar sentí un nudo en la garganta que hace mucho sentía. Y con la única persona que lo había sentido, ahora lo estaba volviendo a sentir por él.
- Karol, menos mal ya llegaste y ¿Ruggero? , le dije que cenara con nosotros
- Ah, se tuvo que ir – mentí, en eso sonó el timbre de la casa.
- Voy abrir – dijo - ¿Ruggero? Menos mal volviste es hora de la cena. – escuche a mama cerrar la puerta
- En realidad quería hablar con Karol.
- Bueno van a hablar pero después de la cena – nos dijo mama, y yo no podía mirar a Ruggero a los ojos me sentía incomoda, Y sentía su mirada sobre mí.- ya traigo la cena, siéntense en la mesa.- se fue a la cocina.
- Karol... - lo escuche decir después de unos minutos
- No. – por fin lo mire.
- Chicos aquí está la comida. Quise hacer espagueti con enchiladas porque sé que te encanta eso Ruggero.
- Muchísimas gracias Carolina. Realmente hay muchas cosas mexicanas que me gustan y mucho – Me atragante con mi bebida al escuchar eso.
- Karol ¿estás bien?
- Si mama, lo siento.
- Y ¿Qué tal fue todo en el cinema?
- Bien – conteste cortante.
- ¿Paso algo? - pregunto mama.
- Nada. – volví a contestar solo mirando mi comida.
La cena se tornó silenciosa, mama no sabía lo que había pasado pero opto por no preguntar más. Ruggero se le veía incomodo comiendo. Mientras yo solo podía sentirme molesta.
- Estaba muy rico la cena Carolina, de verdad muchas gracias.
- De nada cariño, sabes que eres bienvenido cuando quieras. Bueno parece que ustedes dos necesitan hablar, así que me iré a mi habitación. Espero solucionen las cosas, no es bueno estar peleando con un amigo. – lo dijo más para Ruggero que para mi.
- Gracias – escuche como mama se retiraba a su habitación, así que decidí salir al balcón.
- Que linda noche.
- No quiero hablar. – lo interrumpí.
- Okey, entonces solo miremos la noche en silencio.
Pasaban los minutos y ninguno de los dos articulaba palabra alguna. La verdad me sentía a gusto con el así. En silencio, un silencio que solo nosotros sentíamos y sabíamos que significaba. Era un silencio lindo. De esos que quieres disfrutar más a menudo pero que es imposible sentirlo todos los días porque una de las personas no puede estar. Esos silencios.
