Sala de entrenamiento

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Selene

-¿¡Que te pasa!?-. Le grite a la rubia.
Que solo se limito a ignorarme.

-Linda, el se pondrá bien, no te preocupes todo es parte del entrenamiento-. Me dijo el rubio alto.

-Son unos desgraciados, Corrí hacia Wesh y me puse a su lado, llorando como niña pequeña en su pecho, dolía verlo ahí tirado, indefenso.

Talina apareció frente a mi, se inclino quedando a mi altura.

-Selene, tranquila, es parte del entrenamiento. El se pondrá bien-.

Con un movimiento de su mano hiso que Wesh se levantará inconciente aún y lo transportó hacia una habitación dentro de su casa.

-¡Talina!, ¡Esto es salvajismo!.- mi voz salió más fuerte de lo que esperaba.

-Selene, no tienes ni idea de lo que es luchar contra demonios, esto no es nada, créemelo, el necesita esto.

-¡Tonterías!-.Salí corriendo tras el cuerpo de Wesh tratando de alcanzarlo.

Tal vez no lo soporte mucho, quizás tengo mis dudas aún de que sea el mismo Wesh, pero no puedo soportar que lo lastimen, el me ah ayudado demasiado, lo perdí una vez y no estoy dispuesta a que eso pase de nuevo.

Vi como el cuerpo dañado  llegó delicadamente a la cama en donde me encontraba en la mañana, la cama parecía absorberlo hacia su interior, sentí lágrimas cayendo, me duele verlo así,  mi único amigo.

Sentí una delicada mano gélida en mi hombro.

-Selene, se que te duele, pero te prometo que el estará bien dentro de unas horas.
-Yo...¿Cómo puedo ayudarlo?.- mis ojos ardían y sentí  mi voz  atrapada en mi garganta, el verlo así me hacía recodar que lo había perdido una vez.

-Ven linda, te mostraré algo.- seguí a Talina hacia la ventana de la habitación,  con un movimiento ligero hiso que la pared desapareciera y en cambio apareciera una abertura que dejaba ver un bosque, tomó mi mano y nos metimos hacia aquel lugar impregnado de plateado.
Los árboles en su totalidad eran plata pura y brillante, reflejaban la luz de la tenúe luna rosada.

-¿Qué es este lugar?.- por un momento olvide todo el dolor que me impregnaba el alma y la belleza de ese lugar me conquistó.

-Es un lugar de entrenamiento querida, aquí vienen algunos brujos a enseñar a sus aprendices a manejar sus dones.- Talina no soltaba mi mano para nada, me llevaba hacia un lago que al estar cerca, me di cuenta que parece una especie de  oro líquido,  tan ligero como el agua.

-Este querida, es tu elemento.-

-¿El oro? Torci mi boca, como se podria manejar el oro pensé.

-¡Oh! Lo siento, no es oro querida, es agua sólo que en este lugar las cosas son diferentes al mundo en el que vives normalmente.- Agitó sus manos, parecían bailar una linda danza cuando pude ver una ligero hilo de agua levantarse.

-Wow,¿Cómo haces eso?-. Realmente estaba sorprendida, el agua había tomado la forma de una daga.-

-Tienes que concentrarte, tu como mortal, tienes ciertos poderes que te confiere la Luna, ella maneja el mar por consiguiente tu puedes manejar el agua a tu antojo. Pero necesitas gran concentración, al principio no será fácil-.

-Se nota que lo haces demasiado fácil, espero y algún día poder llegar a hacer una daga-.

-Podrás hacer cosas mejores, te lo prometo.- de la bolsa de su vestido saco un lindo collar con un cuarzo rosado en medio, que daba el aspecto de una rosa.

-Toma Selene, este cuarzo te servirá para venir aquí a practicar, a estar a solas o en casos muy extremos que necesites esconderte-.

-Muchas gracias, es realmente hermoso-. Estaba algo pérdida en la hermosa piedra que Talina me habia dado cuando recordé que Wesh estaba herido.
-¡Talina! Necesito volver, Wesh me necesita.
-Claro querida,  volvamos-.Tomó mi mano y me dirigió hacia un árbol con un aspecto diferente a los demás, este es totalmente de cristal, asemejaba a un hermoso diamante.

-Aquí siempre será tu punto de regreso Selene, este árbol es un conecte hacia mi hogar, observa los movimientos que hago con mi mano y trata de seguirlos, estos haran que se abra un portal hacia mi casa.
-Muy bien.- más valía que los aprendiera, quizás algún día venga sola, y dependere  de mi para abrir el portal de regreso a casa, seguí su mano haciendo un círculo,  después daba un ligero golpeteo y caía hacia su pierna.

-Es sencillo, lo ves-. De pronto una corteza del árbol se desprendió dejándonos ver la habitación de la cual habíamos partido.

Cruzamos con cuidado, mi estomago se estremeció  por la simple idea de pensar que Wesh no estaría ahí.

Llegé y me incorporé cerca de él, observe su delicado perfil,  por no decir perfecto.

-Me quedare aquí con el-. Dije con una seguridad que no pude reconocer.

-Está bien querida, cuando se levante necesitará agua, a tu derecha esta la jarra-. Señaló a una hermosa jarra de porcelana adornada con lindas flores rosadas.

-Gracias Talina.- Ella se retiró, mi corazón se sentía más tranquilo al ver que la mano de Wesh se encontraba perfecta y los raspones en su rostro desaparecieron.

Ocultandome Del Demonio #MásAlládelaPluma2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora