Revelación parte I

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-Padre, necesito tu ayuda.
-Has dejado de ser mi hija desde que te metiste con ese demonio, lárgate de aquí.
- Escuchame padre, Yo pensé que sería diferente, que quizás el cambiaría por amor.
-Te lo mencione muchas veces Lunae, Los demonios nunca cambian, son seres inferiores en busca de poder, es su único fin.
-Padre, estoy metida en un gran lío, de verdad necesito tu ayuda, yo... trate de huir pero siempre me encuentra, yo necesito regresar a mi hogar, aquí el no podrá entrar jamás.
-Lunae, sabes bien que eso es imposble, estás manchada, tu cuerpo ya no es puro, te metiste con un demonio y estuviste a punto de fusionarte con el, jamás podrás ser bien recibida en el reino del sol. Te advertí muchas veces y decidiste ignorarme.
-¡Sabía que no contaría contigo!, y no tenía idea que tenía que fusionarme con el,¡me engañó! Creí que todo sería diferente....

Abrí mis ojos y sentí cabeza retumbar y mis ojos humedecidos, me levante de la cama y vi a Melelao  tirado en el suelo, su espalda se arquea de manera terrorífica, su cuerpo se observa rígido y se ve débil así que decidí acercarme con cuidado.

Su cuerpo cayo al suelo en la totalidad mientras el brazo derecho de Wesh  detenía a su parte izquierda.
-¿Wesh? - me acerqué y observe con sorpresa su cara, su ojo derecho se ha vuelto a su color amarillo amielado, mientras que el derecho aún permanece abismalmente negro.
Corre!.- me gritó mientras su mano derecha empuja a su parte izquierda, sonidos espectrales salen de la boca de Wesh.
-sabes que la encontrare,no puede irse lejos, esta en mi mundo-
Me parecía  irreal  la voz del demonio hablando a travez de Wesh, la penumbra de su ojo se extinguía mientras  pasaba de nuevo a su color natural.
Los ojos enrojecidos de Wesh pasaron a posarse en mi y una ligera sonrisa adorno su cara cuando de pronto su cuerpo cayó al suelo de nuevo y adivine que esa sería mi última oportunidad de salida.
Corrí hacia la ventana, no abría otra escapatoria más que esa, si moría no me importaba, tome mi posible última bocanada de aire y atravesé la ventana como pude, el dolor sacudió mis piernas y parte de mis brazos al sentir como los filos de el grueso vidrio se clavan en mi delgada carne, un golpe fuerte en mis costillas y perdí el poco oxígeno que me queda, salte de por lo menos dos pisos y para la poca suerte me queda unas enormes hojas amortiguan mi caída de a poco, rebotándome ligeramente hasta llegar al frío y pegajoso suelo, mi mejilla quedó clavada en un espino que sentí atravesar la carne y un sabor metálico lleno mi boca.
Un calambre insoportable endureció mis pantorrillas, ¿Que mierda acababa de hacer?.
Saque como pude el espino de mi cara, quitándome una espina de casi diez centímetros de largo.
¡Estoy realmente jodida! Observe mis brazos llenos de pequeños cristales que ardían, y mis piernas las igualan, no tengo otra opción más que correr y encontrar una salida, observe el cielo y vi cómo la luna cubría el sol haciendo un eclipse que obscurecia la zona, no tenía idea de donde me encontraba, lo único que se me ocurre es caminar o más bien correr y rogar por qué algún milagro suceda.
Escuché gritos provenientes de la mansión, y sin pensar dos veces me aventuré a correr en aquel horrible lugar, lo que parecía ser tierra discernía de serlo, su aspecto pegajoso se unía a mis pies haciéndome ir más lento, las piernas dolían y el esfuerzo es tanto que las heridas no paraban de sangrar, después de un rato de correr en círculos y comprender que el dolor enceguecedor  no me había hecho percatarme de que el lugar en donde me encuentro se parecía mucho al bosque en donde estábamos Wesh y yo, antes de que Melelao apareciera, mi mente divago un segundo mientras observaba todo el lugar, tenía que estar completamente loca si pensaba que saldría ilesa de esto. Pero prefería morir antes de tener algo que ver con ese despreciable ser.
Las ramas de los árboles me hacían tropezar y caer, sus ramas son totalmente negras, ásperas, que recordaban al carbón se perdían completamente en la obscuridad del eclipse.

La herida de mi mejilla palpitaba al compás de mi corazón, quizás hasta aquí sería mi último suspiro, Pero la suerte apareció de nuevo y a lo lejos vi una laguna, moría de sed, así que camine como pude, quizás el agua me ayudaría a sobrellevar el dolor que atravesaba mi cuerpo, atravesé el espeso follaje carmesí, y llege a la laguna, el agua cristalina reflejaba mi rostro,magullado por los golpes que recibí al caer, mis ojos se humedecieron al verme de esa forma.
Ya no había salida, estaba atrapada y no tenía opción, cuando de pronto unos hermosos, enormes y dorados ojos aparecieron en aquel lago que contrastaba con la obscuridad del lugar, materializándose la cara de un hombre con facciones fuertes y una tez canela, su pelo castaño claro lo hacía verse joven pero a la ves maduro , sus gruesos labios se endurecieron en una línea de desagrado mientras su mano atravesaba aquella laguna y me llevaba hacia el fondo de el lago mientras tanto y con poco aire  observe cómo me atrae un fuerte remolino que me quito todas aquellos cristales enterrados, mientras me sacudía con fuerza para expulsarme hacia la luz del cálido sol.
Tome una bocanada de aire, fresco y limpio mientras me acercaba a la orilla, como pude tome impulso y salí, el dolor aún me parecía insoportable, mis cabeza sintió una presión tan extraña mientras sentía como me desvanecía en el cálido suelo lleno de césped, por lo menos se que no estoy atrapada con Melelao, una cálida, transparente y delicada mano con ligeros brillos verduscos se acercó a mí.
-Te ayudaré querida- fueron sus últimas palabras.

Ocultandome Del Demonio #MásAlládelaPluma2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora