Blondy Iason and Z107M Riki

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Mientras tanto en el laboratorio subterráneo...

— Cámara 2876. Zona, Parthea. Hospital de Mascotas, planta 45, habitación 406.

La voz de Zeus resuena en el laboratorio al dictar los comandos y Júpiter suspira aliviada al comprobar que el espectáculo todavía no había empezado. Pero la adquisición de su nuevo cuerpo estaba provocándole ansiedad y reacciones inesperadas. La computadora trata de entender el porqué de esos parámetros que estaban empezando a variar el modo en el que veía a su "hijo". Ya no era capaz de pensar en Iason como un "hijo" en absoluto, el simple recuerdo de su imponente silueta provocaba que se le encogiesen sus recién estrenadas tripas. Por otra parte, la imagen de la piel desnuda que le devolvía la pantalla holográfica, conseguía otro tipo de reacciones fisiológicas aún más... extrañas. Zeus conecta el audio y la voz de Iason le llega, rota y susurrante, provocándole escalofríos.

"¿Un juguete...? Riki, no eres ningún juguete, eres mi mascota... Mi Riki... Ni te imaginas todo lo que significas para mi..."

Veía a Iason de pie y desnudo de cintura para arriba, delante de la cama donde el mestizo se encogía y desviaba la mirada. Su pecho presentaba algunos cortes sangrantes pero no parecía estar sufriendo en absoluto. La mas ardiente mirada adornaba su rostro mientras terminaba de deshacerse de sus ropas y se acercaba con provocativo paso felino hacia un Riki que ya no podía evitar más la alucinante visión del cuerpo totalmente desnudo de su Amo. Y es que Iason Mink, no es sólo un Blondie, es un Dios... Tan hermoso y atrayente que resultaría imposible de describir o ignorar. Riki imaginaba a menudo el aspecto del cuerpo que dejaban entrever sus elegantes ropas, pero la realidad delante de él era más magnética que su sueño más húmedo.

Al observar el perfecto trasero de Iason en la pantalla holográfica, Zeus siente una punzada en la entrepierna y sus rodillas comienzan a temblar. Júpiter, sorprendida, dirige a la Blondie hacia el sofá donde ésta se deja caer y se relaja, colando su mano entre los firmes muslos para descubrir la humedad entre los pliegues de su coño.

Iason se posiciona quedando su erección a un palmo de la cara del mestizo. En su orden se percibe un toque de súplica que nadie se esperaría de Iason Mink

"Vamos Riki... sé que lo deseas tanto como yo..."

Rindiéndose ante la erótica silueta, Riki acaricia los testículos de su amo, se introduce el pene en la boca y comienza a chuparlo con suavidad. Su mirada permanece clavada en Iason, totalmente hipnotizado, incapaz de cortar el contacto visual con los zafiros que lo observaban maliciosos. Los, al principio lentos movimientos de su cabeza, van aumentando progresivamente de velocidad hasta que el Blondie los frena en seco, sujetándolo del rostro con ambas manos.

"Detente, mascota. No es en tu boca donde quiero correrme esta vez."

Riki le observa sorprendido y vuelve a ponerse reticente.

" No...No puedes... me lo dijo Daryl... Lo tenéis prohibido por vuestra Normativa...

"Me importa una mierda la Normativa. Túmbate boca abajo. Necesito prepararte."

Al no notar amagos de movimiento, Iason suspira y agarrándolo de los costados, lo voltea por la fuerza. Colocándose de cuclillas en la retaguardia, acaricia de arriba abajo cada centímetro del fibroso y flexible cuerpo de su mascota. Con cada roce de los dedos de su Amo, Riki parece sufrir un calambrazo eléctrico, vibrando y en tensión, gimiendo sin capacidad para contenerse. Iason pasa las manos por sus hombros, por su pecho y por sus caderas, encontrando instintivamente cada zona erógena y presionando hasta arrancar al menos una lágrima y un gemido en cada una de ellas. Mientras esas manos lascivas van bajando lentamente hacia la cintura, su lengua recorre ávida la piel erizada de Riki, siguiendo una tortuosa ruta desde la nuca y viajando a lo largo de toda su espalda. Al llegar a la línea de meta, Iason levanta sus caderas y separa los morenos glúteos, para de inmediato lubricar con saliva e introducirse en la apretada entrada de su trasero. El mestizo gime, llora y pide clemencia pero su Amo no tiene compasión. Le saborea con desesperante lentitud y combina la lengua con sus dedos, introduciendo por la palpitante entrada primero uno, después dos y finalmente tres de ellos. Mientras, su otra mano ha atrapado la endurecida erección de Riki y la acaricia con suavidad. Tras comprobar que sus tres dedos eran capaces de entrar sin problema alguno en la estrecha cavidad, Iason se incorpora y sustituye la lengua por su pene. Riki se gira sobresaltado al notar el tamaño de eso que se frota eróticamente contra su rabadilla y su mirada es inmediatamente atrapada por el embrujo de los ojos de hielo y la perturbadora expresión del excitado rostro del Blondie. Incapaz de apartarla de su dueño, Riki se excita hasta tal punto que se muerde salvajemente los labios, hasta que un hilillo de sangre se le escurre por la barbilla.

La Cuña de JúpiterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora